Diez capitales europeas que deberías haber visitado ya

El partenón en Atenas, Grecia

El a-b-c de los viajes

Que sí, que nos encanta encontrar reinos perdidos, destinos sin un alma, la nueva capital de moda de la que nunca nadie ha oído hablar. Pero eso es de segundo del viaje: primero, es prácticamente obligatorio haberse formado en largas colas de gente, haber comprado souvenirs y haber visitado todos esos monumentos que salen retratados una y otra vez en las películas. Porque viajar también es saber reconocer lugares comunes, decir que has visto la Mona Lisa o entender de verdad de qué hablan los libros de historia cuando se refieren al Imperio Romano. Aquí van, pues, diez destinos necesarios para tomarle el pulso al continente.

Atenas (Grecia)


Hay destinos más bonitos en Grecia, es cierto, pero su capital es un must para entender la historia de Europa. Aquí nació el pensamiento occidental, nuestra forma de gobierno y una de las arquitecturas más representativas del globo, y hay quien dice que deberíamos peregrinar al Partenón, como a la Meca acuden los musulmanes; al menos, una vez en la vida.

Viena (Austria)


Viena , capital por pompa y galones de la vieja Europa, conserva con altivez su ademán decimonónico. Decadente por inercia, se deleita recordando el glorioso pasado de avenidas que recorrieron imponentes desfiles militares y funerales de estado. Ciudad Imperial, pasto de cortes ilustradas, uniformes abotonados y fachadas rococó. La de Sisí, la de Freud, la de Mozart y Strauss. La que te pone al bailar el vals con sólo una mirada a su armónico patrón arquitectónico, la que parece decir constantemente: "Aquí me tenéis, admiradme"; tú no puedes por menos que asentir con vehemencia y asombro.

Budapest (Hungría)


El atardecer va transformando el Danubio de plata a oro mientras subes por el funicular camino al castillo de Buda. Hogar de reyes húngaros, escenario de cientos de conflictos bélicos y punto de encuentro de lo más selecto del mundo intelectual, artístico y aristocrático de la sociedad renacentista de Europa central, sus muros aún destilan el Romanticismo de épocas pasadas y no tan lejanas. En Budapest se encuentran Oriente y Occidente. Y se reinventa el pasado cada día en los ruin bars, hasta en los baños termales. Sería pecado perderse la fascinante transformación.

Berlín (Alemania)


Berlín , pieza clave en la historia moderna europea, se construye y deconstruye prácticamente cada día. Aquí, entre sus paredes centenarias y sus muros novísimos, todo se recicla y encuentra nuevo uso, todo vibra, palpita, baila al ritmo de la ciudadanía. Berlín está viva, y hay que sentirla para entenderla. Cuando vayas, piérdete en sus barrios, charla con sus gentes (tan, tan jóvenes) y déjate llevar por el arte, que inunda cada uno de sus rincones.

Copenhague (Dinamarca)


Esta lista no estaría completa sin una representación de los países escandinavos, ese edén de felicidad al otro lado del Mar del Norte. Y lo de felicidad va en serio: no hay ranking en el que no salgan ganadores. Tenemos tanto que aprender de nuestros vecinos del frío, que un paseo por una de sus ciudades resulta imprescindible para entender que un mundo mejor es posible. Elegimos la estilosa, innovadora y divertida Copenhague, donde nació el hygge, esa filosofía que encuentra la alegría en las pequeñas cosas. Donde circulan más bicicletas que coches, y la sostenibilidad es una realidad. Donde te darán ganas de tener hijos y, hasta de quedarte para siempre, cuando compruebes por ti mismo que es verdad esa ley que reza que ningún ciudadano puede vivir a más de 15 minutos a pie de una zona verde.

Praga (República Checa)


Praga es una de esas ciudades de las que hay que extasiarse, de las que te empapan los ojos de pura belleza. Sufrió las dos guerras mundiales, y alternó la dictadura de nazis y soviéticos, sin mediar apenas interludio, lo que le da un carácter único. Capital cultural a todos los efectos, no hay calle, iglesia o teatro donde no se ofrezcan espectáculos de música, ópera o danza. Y a un precio apto para todos los públicos, claro rescoldo de su pasado comunista.

Londres (Reino Unido)


Sabido es que Londres es una de las ciudades más atractivas (y adictivas) del mundo, el escenario de una postal perfecta y también de una noche loca. La amamos desde que éramos unos niños y la descubrimos de la mano de Mary Poppins, aunque ahora que somos mayores nos suene a rock y a habitaciones de dos metros que se llevan la mitad de tu sueldo. Sabemos que es mucho más que su centro, que es inabarcable y tiene tantos centros como barrios, que cambia constantemente, pero que también mantiene una orgullosa rigidez en sus tradiciones. Al fin y al cabo, es la cuna de una de las monarquías más longevas del mundo contemporáneo... y de Kate Moss y Amy Winehouse.

París (Francia)


La historia de la literatura está plagada de auténticos tratados sobre la ciudad disfrazados de novelas. Cada uno de sus rincones evoca hasta al viajero más despistado miles de referencias literarias, poéticas y cinematográficas. París se ha granjeado a lo largo de la historia todo tipo de reputaciones y, posiblemente, merezca todas ellas: la más romántica del mundo, la más culta, la más refinada... pero por muy largo que sea el etcétera de apelativos y adjetivos que se le han asignado, siempre se le quedan cortos.

Roma (Italia)


Italia tiene tantas joyas que es difícil decantarse por una, pero ah, Roma . El alfa y el omega, la historia sobre piedra, el pasado común, el faro de Occidente. Y Rosellini, Fellini y Pasolini. Y Da Vinci, Rafael y Miguel Ángel. Y la pizza, ese otro patrimonio mundial. Y las turbas de turistas, pero también la trattoria perdida en una plaza coqueta, apenas alumbrada por pequeños faroles. Roma, Roma, Roma.

Madrid (España)


Madrid , capital en constante movimiento, castiza, cautivadora, despierta, nocturna y amiga del buen vivir, conquista a propios y ajenos. Testigo directo de los vaivenes de España (cuando no protagonista) , no se duerme en los laureles y sigue reclamando para sí, cada día, su papel preponderante como timón de la cultura, el arte y las tendencias del país. No te cansarás de recorrerla.

Vía: Traveler

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