Durante el periodo vacacional de Semana Santa, apareció en YouTube un video subido por el ex presidente Vicente Fox, donde ya no sólo respondió las estupideces del precandidato estadounidense, sino que también tuvo la osadía de dirigirse al elector norteamericano.
Unos pocos lo festejaron, otros ni lo pelaron, algo muy similar a lo que pasó mientras fue presidente.
¿Por qué digo que fue osadía? porque traspasó el límite de la defensa personal, para adentrarse al de la intromisión en los asuntos políticos de una nación soberana.
‘Despierta América’, dice con muy poca capacidad histriónica y un muy peculiar acento el ex presidente. Claramente le explica al elector, según su visión, qué pasaría si Donald Trump se convirtiera en presidente de ese país. Habla de cosas que quizá tengan un alto grado de verdad; sin embargo, el mensaje no debió haber sido diseñado de la manera en que fue presentado.
Hay una gran diferencia entre responder a las puntadas del norteamericano y reivindicar la imagen del mexicano tanto allá, como acá, frente a la muy tergiversada visión que ellos tienen de nosotros, a tratar de influir o inducir la decisión que sólo les pertenece a ellos.
Ya quisiera ver a los mexicanos frente a un atrevimiento de esa naturaleza por parte de algún notable personaje de los Estados Unidos, habría fila en el Castillo de Chapultepec para envolvernos en la bandera y dejarnos caer al vacío.
Lo de Fox es un exceso, no podemos confundir entre defender nuestra imagen a convertirnos en promotores del voto en otro país.
Hoy por hoy, Donald Trump no es un problema nuestro, es un problema de ellos y sólo ellos lo tendrán que resolver. En el remoto caso de que el empresario se convirtiera en el inquilino de la Casa Blanca, entonces sí sería un problema nuestro y del resto del mundo, o casi. Pero para eso falta mucho.
Sería bueno que empezáramos a saber diferenciar entre la gimnasia y la magnesia y dedicarnos únicamente a los que nos compete y no hacer lo que no nos gustaría que nos hicieran.
email: jorgediaz@live.co.uk
Twitter: @adejorge
Facebook: http://goo.gl/Q4w6D2
Google+: http://gplus.to/JorgeDiazElizondo
Blog: http://www.lasanadistancia.com/
Unos pocos lo festejaron, otros ni lo pelaron, algo muy similar a lo que pasó mientras fue presidente.
¿Por qué digo que fue osadía? porque traspasó el límite de la defensa personal, para adentrarse al de la intromisión en los asuntos políticos de una nación soberana.
‘Despierta América’, dice con muy poca capacidad histriónica y un muy peculiar acento el ex presidente. Claramente le explica al elector, según su visión, qué pasaría si Donald Trump se convirtiera en presidente de ese país. Habla de cosas que quizá tengan un alto grado de verdad; sin embargo, el mensaje no debió haber sido diseñado de la manera en que fue presentado.
Hay una gran diferencia entre responder a las puntadas del norteamericano y reivindicar la imagen del mexicano tanto allá, como acá, frente a la muy tergiversada visión que ellos tienen de nosotros, a tratar de influir o inducir la decisión que sólo les pertenece a ellos.
Ya quisiera ver a los mexicanos frente a un atrevimiento de esa naturaleza por parte de algún notable personaje de los Estados Unidos, habría fila en el Castillo de Chapultepec para envolvernos en la bandera y dejarnos caer al vacío.
Lo de Fox es un exceso, no podemos confundir entre defender nuestra imagen a convertirnos en promotores del voto en otro país.
Hoy por hoy, Donald Trump no es un problema nuestro, es un problema de ellos y sólo ellos lo tendrán que resolver. En el remoto caso de que el empresario se convirtiera en el inquilino de la Casa Blanca, entonces sí sería un problema nuestro y del resto del mundo, o casi. Pero para eso falta mucho.
Sería bueno que empezáramos a saber diferenciar entre la gimnasia y la magnesia y dedicarnos únicamente a los que nos compete y no hacer lo que no nos gustaría que nos hicieran.
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