La empresa no conoce en qué momento, el cliente siente la necesidad de adquirir el producto, por eso, hay que mostrarse activo.
Las compañías no tienen forma de conocer en qué momento un cliente tiene la necesidad de adquirir un producto de su catálogo. Por eso, a través de una campaña de marketing estudiada, muy bien elaborada y diseñada, en esa línea, se debe intentar convencer al cliente o crearle una necesidad.
Además, poseer la máxima información sobre ellos en la base de datos, será la primera tarea a tener en cuenta. Pero, después, un conciso y adecuado calendario de comunicaciones puede servir para aumentar, más si cabe, el interés que esos clientes tienen en la marca.
Suele pasar, más de lo que pueda parecer habitual, que una persona tiene en mente adquirir un producto o servicio, pero que, sin embargo, finalmente opta por no adquirirlo o dejarlo para más adelante. En este caso, si recibe una buena oferta de una marca en la que confía, puede que se decante, rápidamente, por hacerse con el producto, en lugar de aplazar la compra, o que otra compañía aproveche esa oportunidad.
Por todo ello, el emailing es esencial y ayuda a las empresas a mantener un contacto directo con los clientes. Se aconseja ser activo, pues, como se ha comentado, nunca se sabe cuando el cliente puede necesitar de la marca. Todas estas estrategias, por supuesto, tienen que ir acompañadas de estudios, estadísticas y análisis de datos, que ayuden a determinar en qué momento es más idóneo lanzar este tipo de campañas.
¿En qué consiste el emailing?
Concretamente, el emailing se trata de una herramienta que utiliza el marketing y que consiste en una comunicación directa con los clientes a través del correo electrónico masivo.
Por otro lado, estos emails se pueden deber a hechos de notificación de algún dato, pero también, para ofrecer el catálogo de servicios o productos con los que negocia la compañía. Por destacar una ventaja de esta estrategia de marketing, cabe decir que llega al destinatario de manera inmediata, y que, además, sirve para generar bases de datos que permiten realizar estadísticas. Al mismo tiempo, son mensajes individualizados y respetan, en todo caso, la privacidad del cliente.
La capacidad de generar ventas
Esa es la principal tarea del emailing, que el cliente sienta, en todo caso, la necesidad de hacerse con el producto que se le propone en la venta. Por ello, el equipo de marketing tiene que establecer una calendarización de esos correos, para que, en todo momento, sirvan al fin último: vender.
Por todo ello, se entiende que mostrar una actitud pasiva y pretender que sea el cliente el que se acerque para conocer las virtudes y, por tanto, que sea el dueño de todas sus decisiones en el proceso de venta, desde luego, no es el objetivo con el que juega el marketing.
Así pues, está bien que el cliente sienta esa necesidad, y él mismo acuda a la marca. Pero si eso no ocurre o no se le incita a ello, raramente tendrá una repercusión positiva. También es posible, llegado el caso, que el cliente olvide incluso a la compañía, o incluso, que necesitaba el producto, en un momento dado.
Sin embargo, también se puede practicar la actitud activa e incentivar a través de la comunicación directa, mediante campañas, anuncios, emailing y todo tipo de estrategias, para satisfacer sus compras con la marca o generar expectativas.
En cualquier caso, hay que utilizar mucho la inteligencia emocional, detectar los momentos concretos en los que estas estrategias son propicias, y midiendo, en todo caso, las estadísticas de éxitos, para valorar en qué línea es más adecuado orientar este tipo de proyectos.
La tarea de incentivar al cliente
Como se ha comentado, mantener una actitud proactiva en la venta a través de emailing puede generar un gran flujo de beneficios a las compañías por un coste muy reducido. Por eso, siempre se aconseja mantener esta línea de trabajo, porque aumenta considerablemente la posibilidad de generar una venta de manera satisfactoria.
Del mismo modo que se pide mantener una comunicación online con los clientes a través del correo electrónico, de una manera, más o menos constante; tampoco hay que olvidar hacerlo una vez el cliente ha adquirido el producto y la compañía es consciente. Porque personificar esa relación ayudará, también, a propiciar futuras ventas.
Del mismo modo, el hecho de potenciar las ventas es muy positivo, porque nunca se tiene la certeza real respecto a cuando un cliente necesita un producto. En esa línea, es muy posible que enfocarlo a la venta, pueda ser una experiencia que agradezca, al poder decantarse finalmente por el producto que se promociona. Hay que ser muy conscientes de que muchas compras se dejan para más adelante, incluso necesitando el servicio o bien, por diferentes motivos. Por eso, un impulso puede decantarnos por satisfacerla.
El marketing está para eso, para detectar, pero también para anticiparse a las necesidades del público y ofrecer respuestas a esas necesidades.
Pensar por el cliente
Eso no lleva implícito apartar su voluntad de compra, sino que una de las tareas del emailing, es precisamente esa, la de inducir al consumidor a tomar decisiones. Suele ocurrir, que por falta de tiempo para buscar información, el hecho de recibir información pormenorizada de los productos puede ayudar a su experiencia de compra, y el usuario termine adquiriendo los productos que se le ofrecen, sin que se vaya a otras marcas del mercado que se puedan adelantar con ese hecho.
Por todo ello, hay que tener en cuenta una premisa fundamental: para los expertos en marketing, un cliente nunca tiene tiempo para tomar la determinación de concretar una venta, y es por eso, que se le debe ofrecer información adicional y alternativas para ayudarle con esa finalidad.
En definitiva, cuando un potencial cliente pueda tener la duda sobre si comprar o no, una buena estrategia a través del emailing puede ser determinante para que se efectúe dicha transacción, con todo el beneficio que ello conlleva para la compañía.
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