La UNAM, semillero de directivos

UNAM

Si la calidad de las universidades se midiera en función del número de egresados que están en cargos directivos en el sector público y privado, o que tienen influencia en las esferas cultural, científica, deportiva y de las organizaciones no gubernamentales, la UNAM, la Iberoamericana, la Anáhuac, el Tec de Monterrey y el ITAM estarían en la cima.

De los 300 nombres que integran la lista de los personajes más influyentes del país, de acuerdo con la revista Líderes Mexicanos, 78 son egresados de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), institución que actualmente tiene una matrícula de 223 mil 775 alumnos, lo que equivale a 10 por ciento de la población universitaria total del país.

De esos 78 líderes, 30 son políticos —la mayoría, integrantes del gabinete del presidente Enrique Peña Nieto, legisladores, gobernadores o dirigentes de partidos—, 12 son conductores de radio y televisión, 10 son científicos y nueve empresarios. El resto son intelectuales, artistas, abogados o activistas sociales.

Cada año, la Universidad Nacional Autónoma de México realiza una encuesta entre sus egresados para saber la forma en que se están incorporando al mercado laboral.

El sondeo más reciente, que data de 2013, refiere que el promedio de los egresados en 2010 fue de 8.5 de calificación y 35 por ciento no presentó exámenes extraordinarios.

Dos años después de haber terminado sus estudios de licenciatura, 74 por ciento de los encuestados estaba trabajando y 16 por ciento estaba buscando empleo; el restante diez por ciento aseguró no trabajar por motivos personales. Del 16 por ciento que estaba en busca de empleo, las causas mencionadas con más frecuencia son: falta de ofertas, opciones por debajo de sus expectativas, pérdida de trabajo, falta de experiencia y carencia de un título.

Las ramas económicas en las que trabaja la mayor parte de los egresados de la UNAM son: servicios de salud (18 por ciento), servicios educativos (17 por ciento), servicios profesionales científicos y técnicos (16 por ciento), actividades de gobierno (11 por ciento), industria manufacturera (seis por ciento) y servicios financieros (cinco por ciento).

Del total de egresados, sólo en siete por ciento de los casos su trabajo no está relacionado con su profesión. El 27 por ciento de los ocupados trabaja en el sector público y 63 por ciento en la iniciativa privada; de éstos, 23 por ciento tienen su propio negocio y 76 por ciento son empleados.

En el segundo sitio, las universidades privadas


La segunda universidad con más egresados en la lista de los 300 líderes más influyentes es la Iberoamericana (UIA), pues 39 de estos personajes se formaron en sus aulas. De ellos, 21 son empresarios, siete son políticos o servidores públicos, otros siete son periodistas, mientras que el resto la forman un publicista, un escritor, un abogado y un funcionario del deporte.

De acuerdo con el listado de Líderes Mexicanos, la tercera casa de estudios que ha formado a más personajes influyentes es la Universidad Anáhuac, pues 26 de ellos estudiaron en sus aulas. La gran mayoría de ellos (17 egresados) son empresarios, tres son políticos, dos religiosos, dos periodistas y dos deportistas.

En el cuarto lugar está el Instituto Tecnológico de Estudios Superior Monterrey (ITESM), con 25 egresados en la lista de líderes influyentes.

De nuevo, la mayoría son empresarios (21), tres son políticos (entre ellos el presidente Enrique Peña Nieto, quien estudió una maestría en Administración de Empresas) y un periodista.

Arturo Torres, vicerrector de Relaciones con Egresados del Tec de Monterrey, explicó en entrevista que siete por ciento de los diputados federales, siete por ciento de los senadores y 13 por ciento de los gobernadores son egresados de la institución.

Tras aclarar que el Tec de Monterrey atiende a dos por ciento de los mexicanos que cursan una carrera universitaria, Torres dijo que 29 de las 200 empresas más importantes de México están encabezadas por exalumnos del ITESM.

Reveló que en el país y el extranjero existen 90 asociaciones de exalumnos del Tec de Monterrey, 30 de las cuales se fundaron fuera de México.

Agregó que 14 por ciento de los exalumnos echan a andar su propia empresa en los primeros tres meses después de terminar su licenciatura, cifra que sube a 40 por ciento cuando han pasado cinco años y 67 por ciento cuando se toma en cuenta un lapso de 25 años.

En la función pública


Al analizar el perfil académico de los 628 legisladores federales (500 diputados y 128 senadores) se obtiene que 62 son egresados de la UNAM; es decir, diez por ciento de los integrantes del Congreso de la Unión son exalumnos de la máxima casa de estudios.

De ellos 22 son integrantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), 17 forman parte de la bancada del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y sólo seis pertenecen al Partido Acción Nacional (PAN).

En segundo lugar está el Tecnológico de Monterrey, con 39 exalumnos en la LXII Legislatura. Le sigue la Universidad de Guadalajara, con 19 egresados; el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y la Universiad Iberoamericana, con 16, y la Universidad Autónoma de Nuevo León, con 15.

En los gobiernos estatales


En materia de gobernadores, cinco de los actuales mandatarios locales son exalumnos de la Universidad Nacioonal Autónoma de México: Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno del Distrito Federal; Graco Ramírez Garrido Abreu, gobernador de Morelos; Mariano González Zarur, de Tlaxcala; Arturo Núñez, de Tabasco, y Eruviel Ávila Villegas, del Estado de México, quien es egresado de la Unitec, pero hizo maestría y doctorado en la UNAM.

El Tecnológico de Monterrey formó a tres: Gabino Cué, gobernador de Oaxaca; Roberto Borge Angulo, de Quintana Roo, y Egidio Torre Cantú, del estado de Tamaulipas.

De otras universidades privadas provienen Javier Duarte de Ochoa, gobernador de Veracruz (Iberoamericana); Manuel Velasco Coello, de Chiapas (Anáhuac); César Duarte Jáquez, de Chihuahua (Universidad del Valle de México), y Miguel Alonso Reyes, de Zacatecas (Universidad Panamericana).

Mientras que de universidades estatales son egresados los gobernadores Salvador Jara, de Michoacán; Rubén Moreira, de Coahuila; Francisco Olvera, de Hidalgo; Aristóteles Sandoval, de Jalisco; Rolando Zapata, de Yucatán; Mario Anguiano, de Colima; Rodrigo Medina, de Nuevo León, y Fernando Toranzo, de San Luis Potosí.

Saturan carreras históricas; olvidan ciencia y tecnología


Hace cinco décadas eran contados los jóvenes que podían estudiar una carrera; hoy, sin embargo, son cada vez más quienes tienen la oportunidad de obtener un título profesional.

Ese incremento, coinciden expertos en educación superior, representa un avance para el país, pero aún es insuficiente y no deja de tener sus bemoles, ya que existe una saturación de estudiantes en ciertas áreas académicas que al egresar de las licenciaturas, deben enfrentar esa misma competencia en el mercado laboral.

Un ejemplo de esa disparidad en carreras profesionales es que alrededor de 25 por ciento de los alumnos de licenciatura se concentran en las ciencias económico-administrativas y turismo, es decir, en las carreras vinculadas a los servicios.

En contraste, menos de cinco por ciento de los estudiantes cursa carreras del área de biología, biotecnología y ciencias del mar, lo mismo que los que están en ciencias agropecuarias y forestales y todavía son menos los que optan por licenciaturas del área de matemáticas, física y astronomía.

Lo anterior, revela que “el sistema ha crecido, pero no ha cambiado en su composición”, es decir, que la distribución de la matrícula por áreas en la última década no ha registrado cambios significativos”, revela el estudio Mercado laboral de profesionistas en México, elaborado por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).

En ese aumento, se encuentran las instituciones privadas, dando cabida a más jóvenes, aunque su oferta es más reducida en comparación con las universidades e institutos públicos, ya que justamente los programas académicos que ofrecen son los de las áreas saturadas, mientras que las carreras científicas han quedado fuera, porque implican mayor inversión y gasto.

Desatienden ciencia


El diagnóstico que elaboró la asociación de universidades revela que las áreas biológicas, agropecuarias y ciencias químicas, que son las que requieren fuertes inversiones en laboratorios, talleres y campos experimentales, no son atendidas por las instituciones particulares.

“Éstas prefieren orientar su oferta hacia áreas más fáciles de impartir, como diseño, sicología, derecho y las carreras de ciencias económico-administrativas y el turismo”, señala el diagnóstico más reciente de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior.

De hecho, detalla que en arquitectura y diseño los estudiantes de instituciones privadas ya son mayoría y de no revertirse esa tendencia, es probable que las escuelas públicas vayan perdiendo alumnos en esas carreras.

Al respecto, el investigador y académico del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, especializado en educación superior, Roberto Rodríguez Gómez, aseveró que en las licenciaturas e ingenierías científicas, las instituciones públicas “son insuperables”, pues “casi ninguna escuela privada las ofrece”, de modo que en carreras como medicina, matemáticas, física, actuaría o biología, las universidades públicas siguen manteniendo el liderazgo, ya que cuentan con el equipamiento para impartirlas, mientras que para las privadas resulta difícil invertir en esas áreas.

“En las públicas esas carreras son top, porque no tienen competencia con las privadas y entonces sobresalen, porque tienen infraestructura que no cualquier universidad privada puede tener, como laboratorios y además contar con una planta docente del más alto nivel, como lo tienen las públicas”, puntualizó el académico.

Es ahí, agregó, donde destacan las universidades e institutos tecnológicos públicos, porque son las únicas con la capacidad para ofrecer esas áreas de conocimiento, aunque también mantienen liderazgo en las humanidades clásicas, porque son pocas las privadas que han incursionado en esas áreas.

La investigación


Además de ello, Roberto Rodríguez Gómez resaltó que las públicas “son universidades de investigación. Son ejemplos muy claros de que no sólo se imparte educación profesional, sino que se hace investigación y al tener esa doble función, cuentan con personal académico más especializado”, enfatizó.

En ello coincidió, Salvador Malo, director general de Educación Universitaria de la Secretaría de Educación Pública (SEP), al indicar que, pese a lo que a veces se cree, “las públicas tienen ventajas grandes sobre las privadas”, porque éstas se especializan en pocas áreas y se limitan a ciertas áreas del conocimiento, en especial las que requieren menos recursos, de modo que si un estudiante desea estudiar nanotecnología o mecatrónica la oferta es mayor en instituciones públicas que particulares.

“Ahí hay una ventaja de las públicas sobre las privadas. Además de la investigación, porque las privadas no dedican tantos recursos para ello, ya que no los tienen, aunque hay algunas que están empezando a incursionar”, resaltó el funcionario de la SEP.

Sin embargo, las instituciones privadas, consideró, han desbancado a las públicas en la calidad de los planes de estudio que ofrecen en carreras como mercadotecnia, publicidad y las vinculadas a la administración de empresas, porque han dedicado más esfuerzos en darles habilidades y destrezas a sus alumnos en comparación con las públicas que tardan en actualizar sus programas de estudio.

Destacan en vinculación


Junto a esa ventaja, Salvador Malo y Roberto Rodríguez coincidieron en que las escuelas privadas son líderes en la vinculación universidad-empresa, ya que han sabido lograr ese contacto que aún en las públicas es deficiente, porque no existe una relación fuerte con el sector empresarial, tanto para que sus alumnos pongan en práctica lo que aprenden o para colocarlos en el mercado laboral cuando egresan.

“Ahí las privadas han sido más efectivas, porque tienen la vinculación, incluso en Medicina la Universidad La Salle ha subido de nivel en los últimos años, gracias a ese vínculo cuando antes sólo se pensaba estudiar esa carrera en la UNAM”, comentó el investigador.

Lo anterior, revela que la debilidad de las instituciones públicas es la vinculación con empresas, la cual se viene arrastrando desde hace más de dos décadas y hasta la fecha no ha mejorado en ese aspecto, porque son pocas las que han dado paso a que sus alumnos pongan en práctica sus conocimientos u ofrecerles ayuda para obtener empleos bien remunerados cuando terminan la carrera, lo cual urge atender, de lo contrario, los alumnos no saldrán preparados para lo que necesita la sociedad.

No obstante, el director general de Educación Universitaria de la Secretaría de Educación Pública  puntualizó que si bien ahí hay una deficiencia, las instituciones públicas tienen mejor pulso de lo que está pasando en la sociedad mexicana, por encima de las privadas, pero su talón de Aquiles es la renuencia a los cambios y deshacerse de inercias.

“Las universidades privadas tienen la gran ventaja sobre las públicas a ser menos reacias a cambiar, porque en las universidades públicas son lentos para la toma de decisiones y se tardan mucho para hacer cambios; hay juntas o consejos de gobierno que no reaccionan con la rapidez que tienen las autoridades de las particulares y por ello las públicas cambian con mucha lentitud para adecuarse a las necesidades del mundo”, apuntó Salvador Malo.

El funcionario de la SEP concluyó que si bien las públicas dominan algunos aspectos y las privadas han rebasado en otros puntos a las públicas, lo más importante en el país es contar con diversidad de instituciones, que apliquen diferentes métodos de enseñanza, que haya alternativas de carreras y que eso se convierta en una amplia oferta para los jóvenes, en vez de concentrarse en sólo unas cuántas escuelas.

“Es un error en México tener una especie de lucha entre las públicas y las privadas, porque debe haber diversidad y no se tiene que marcar diferencias, sino buscar la pluralidad que amplíe el abanico de oportunidades para los jóvenes que quieren tener una carrera profesional”, acotó Malo.

Vía: Excélsior.

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