Contenido creado con el apoyo de Philip Morris México
Se sabe que el tabaco ha sido utilizado desde hace miles de años. No se puede tener una fecha exacta ya que no hay registros, pero se estima que comenzó a emplearse alrededor de los cinco mil y tres mil años antes de Cristo. Cuando los colonizadores europeos llegaron a América del Sur, su uso estaba muy asimilado y expandido entre los pobladores. Se consumía tabaco en diferentes formas: fumado, inhalado, como comida en brebajes, masticado o en infusiones. Los habitantes prehispánicos tenían ciertas creencias y prácticas en torno al uso del tabaco, algunos le daban un uso medicinal o como narcótico, pues creían que podía sanar y en otros casos exaltar los sentidos, bajo esta última creencia lo usaban para despertar a los guerreros antes de una batalla. Asimismo, se le consideraba un cultivo de sumo valor y se incluía en las ofrendas a los dioses que se adoraban en estas culturas.
Como tantas otras cosas, los europeos adoptaron el uso del tabaco y lo llevaron del otro lado del océano Atlántico, donde también se comenzó a cultivar la planta y de la misma manera, se tenía la creencia de que podía usarse como tratamiento para diversas enfermedades. Un dato curioso es que la primera plantación de tabaco que hubo en España se dispuso en Oviedo, en una zona conocida como Los Cigarrales, debido al gran número de cigarras que ahí proliferaba. De esto derivó el famoso nombre de cigarro, como se le conoce a una de las formas más comunes de consumir tabaco en nuestros días.
Pero los cigarros no son la única forma en la que se consume el tabaco: también existen las pipas (donde se meten las hojas de tabaco dentro de un recipiente cóncavo, se encienden mediante un cerillo o encendedor y se aspira el humo a través de la boquilla) o los habanos o puros: hojas de tabaco secas, enrolladas, que se encienden directamente en su punta.
Sin embargo, el mayor problema del consumo del tabaco recae en el proceso de combustión del cigarro, ya que, al encenderse, el humo que se genera contiene miles de sustancias químicas que son nocivas para la salud. Estos componentes del humo pueden ser la causa de enfermedades como cáncer de pulmón o enfisema pulmonar.
Es por eso que muchas personas fumadoras en la actualidad buscan mejores alternativas que los clásicos cigarrillos de papel o las pipas. Hoy en día existen diferentes opciones, algunas como vaporizadores de nicotina líquida (también llamados cigarros electrónicos) o calentadores de tabaco que buscan eliminar el proceso de combustión. Algunas de ellas se valen de la tecnología más reciente para que la experiencia de consumir tabaco proporcione algunos beneficios que el cigarro no puede, como menos olor, no generar humo ni ceniza y causar menos molestias a las personas alrededor.
Como fumador adulto, vale la pena acercarse a estas experiencias, conocer las alternativas, probarlas y convencerse de que hay otras formas de consumir el tabaco sin humo.
Comentarios
Publicar un comentario
Hacer un Comentario