Este empresario gana solo en un minuto lo que un español medio en más de tres años. Y no es por su sueldo –82.000 dólares anuales–, sino por que es el poseedor del 16 % de las acciones de la compañía. De hecho este emprendedor nacido en Albuquerque (Nuevo México) en 1964 es, a sus 55 años, el hombre más rico del mundo desde 2017, según la lista Forbes. Actualmente se sigue manteniendo en el primer puesto y se calcula que su fortuna ronda una cifra aproximada de 150.000 millones de dólares.
La aventura de Amazon, como la de otros gigantes tecnológicos como Apple o Microsoft, también empezó en un garaje, en este caso de Seattle. Bezos había estudiado Ciencias de la Computación e Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Princeton, donde se graduó en 1986 y luego trató de abrirse camino en Wall Street, hasta que decidió emprender la aventura por su cuenta. La idea inicial de Bezos, allá por 1994, era crear una empresa para vender libros de segunda mano, a la que llamó Cadabra.
Abrió la compañía con una inversión inicial de 1.300.000 dólares, en parte gracias al dinero que invirtieron sus padres. Una vez que la empresa estuvo en marcha, Bezos decidió rebautizarla con el nombre de Amazon. El cambio de identidad, inspirado en el río Amazonas, al más caudaloso del mundo, tuvo mucho que ver con una inteligente estrategia de posicionamiento, dado que en aquella época se difundían las listas de páginas web por orden alfabético, con lo cual muy pronto Amazon empezó a aparecer en las búsquedas de los motores de los buscadores en las primeras posiciones. En solo tres años ya cotizaba en bolsa, alcanzó un valor de mercado de 54 millones de dólares e hizo rico a su entonces joven –treinta recién cumplidos– fundador.
Desde entonces, no ha parado de crecer y su punto de mira no está solo en el comercio por internet. Amazon ha comprado una cadena de venta de alimentos (Whole Foods Market), bodegas y redes tecnológicas, produce series de televisión, tiene derechos de retransmisión de eventos deportivos y almacena datos en la nube.
Por: Luis Otero.
Vía: Muy Interesante.
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