Maldición petrolera

Maldición petrolera
De acuerdo con lo expresado por el director general de Pemex este lunes, la producción de crudo en México durante febrero fue similar a la de enero; es decir, en los alrededores de 1.64 millones de barriles diarios (mbd). Según Octavio Romero, a partir del 8 de marzo han logrado estabilizar la producción en 1.638 mbd, imagino que durante la semana previa al discurso.

Esto significa que durante febrero la producción será 14% inferior al año previo, que sigue siendo una caída muy importante, y para marzo, de cumplirse el pronóstico de estabilidad del ingeniero Romero, la contracción alcanzará 12%. Sin embargo, también prometió que empezará una recuperación que nos llevará a producir un millón adicional de barriles al día para el fin del sexenio.

Ojalá así sea, pero no se ve muy claro cómo ocurriría eso. Como usted sabe, de enero de 2004 en adelante, la producción de petróleo en México ha caído de forma prácticamente continua. Son 15 años, que no es poca cosa, debido fundamentalmente al agotamiento de los grandes campos que nos pusieron en el mapa internacional por unas décadas: Cantarell, Ku, y nos quedan aún Zaap y Maloob, aunque este último es el de la gran caída de enero (e imagino que de febrero).

Sin encontrar campos de gran producción, como los mencionados, sumar un millón de barriles diarios adicionales (aún sin considerar el declive de los existentes), no es cosa fácil. De los 197 campos en los que se produce petróleo en México (según datos de CNH a diciembre pasado), sólo en ocho la producción supera 40 mil barriles diarios: los cuatro mencionados (Akal, que es Cantarell, y KMZ), más Ayatsil, Homol, Onel y Xux. Hay otros 20 en los que se producen entre 10 y 40 mil barriles al día. El resto, 169 campos, producen apenas 300 mil barriles entre todos.

Es decir que para obtener ese millón adicional hay que conseguir unos 500 campos pequeños, o 50 campos de producción media, o unos 20 parecidos a Homol u Onel. De los cuatro grandes, al que podrían todavía sacarle un poco más es a Zaap, pero es el único, y tal vez ofrezca cien mil barriles diarios adicionales. He escuchado que las esperanzas están puestas en Ayatsil, pero no es Cantarell, y creo que ni siquiera es Maloob; es decir, no nos va a dar medio millón de barriles él solo.

Las rondas para colocar campos precisamente abrían la posibilidad de explotar campos pequeños, y tal vez algún mediano, sin que eso le costara un centavo al gobierno o a Pemex. De cualquier forma, de lo producido, un porcentaje bastante considerable acabaría en las arcas del gobierno. Pablo Medina ha propuesto Proyecto 30, un esfuerzo de recuperación en pequeños pozos que podría ser un buen complemento en esta lógica público-privada.

En el mismo evento de conmemoración de la expropiación de la industria, gran fetiche nacional, y especialmente Moreno, se anunció la licitación restringida para la construcción de la refinería en Dos Bocas. Me imagino que es un proyecto llave en mano, porque dudo que tengan algo más que la ilusión de la refinería; es decir, ni estudios, ni anteproyecto, ni ingeniería al 20%. Más allá de arrasar 80 hectáreas de manglar, creo que ni el terreno está preparado.

Cuando terminen la refinería, el consumo de gasolina en el mundo empezará a decrecer. Claro que hay dudas de cuándo terminarían la obra, pero no de la caída de consumo del combustible. Es decir, que podemos estar ciertos de que será una obra que jamás podrá pagarse. En el lado de la producción, por los números platicados, veo difícil que lleguemos a 2 mbd para fines de sexenio. En suma, la expropiación se ha convertido ya en una maldición.

Esta columna es publicada con la autorización expresa de su autor.
Publicado originalmente en El Financiero.


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