Se podría decir de la memoria que es una capacidad que nos concede nuestra mente de recuperar imágenes, situaciones, sensaciones o información que vivimos en el pasado y que hemos vuelto a necesitar por algún motivo. La memoria es un mecanismo de supervivencia que nos permite utilizar nuestras experiencias para no repetir los mismos errores y seguir progresando. Aunque se suele hablar del almacenamiento de recuerdos, lo que de verdad hace la memoria es reproducir los estímulos electroquímicos que el cerebro recibió en el momento que se está recordando para producir la misma respuesta. Nuestros sentidos, pensamientos e incluso nuestros sueños quedan “registrados” a través de las conexiones neuronales a la espera de entrar en acción.
El cerebro emplea distintos tipos de memorias (corto plazo, largo plazo, olfativa, procedimental, fotográfica, declarativa) que actúan de forma simultánea y están interconectados para logar un mejor funcionamiento y respuestas más rápidas. Sin embargo, este funcionamiento en bloque suele provocar que algunos recuerdos que no corresponden se introduzcan en el que sí nos interesa o que haya vacíos de información que el propio cerebro rellena y proporcionan recuerdos que no representan la realidad tal y como era. Problemas derivados del cansancio, el estrés o una mala respuesta emocional o psicológica pueden provocar que determinados recuerdos que todavía tenemos queden bloqueados e inaccesibles por un tiempo.
Shakespeare decía que “la memoria es el centinela del cerebro” e igual que cuida nuestra mente, nosotros debemos cuidarla a ella. Ejercicios, juegos mentales, dietas ricas en nutrientes o estilos de vida saludables son algunas de las muchos aspectos que debemos vigilar para mantener nuestra memoria sana y en forma. Unos cuantos trucos que nos ayudarán a cuidar a nuestro centinela invisible.
1. Reglas nemotécnicas para mejorar la memoria
La memoria funciona como un archivador. Si lo acostumbramos a utilizar reglas nemotécnicas le costará mucho menos agilizar el proceso de encontrar lo que está buscando. Así, utilizar asociaciones que nos resulten cómodas con conceptos que queremos aprender ha resultado ser una excelente estrategia para acostumbrar a nuestra memoria a que recupere con rapidez lo que ya sabemos. Asociar los números con palabras que rimen podría ser el ejemplo más básico (uno-zumo; dos-tos, etc). Esta clase de trucos, según han demostrado varios estudios publicados en la revista Neuron, ponen en funcionamiento varias zonas del cerebro distintas del hipocampo, como la corteza perirrinal que tiene un papel clave en el reconocimiento visual.
2. Abrir y cerrar las manos
Un truco al alcance de todos. Una investigación llevada a cabo por la Universidad de Montclair (EE.UU.) y publicada en la revista Plos One, reveló que apretar el puño derecho durante 90 segundos ayuda en el proceso de formación de la memoria. De otro lado, apretar el puño izquierdo, también facilita la recuperación de información almacenada en nuestra memoria.
3. Los juegos de Brain Training
Todo aquello que emprendamos con objeto de mejorar nuestra memoria va a dar sus frutos. Practicar 15 minutos al día de juegos de entrenamiento cerebral, mejora el rendimiento de la memoria de trabajo, las funciones ejecutivas y la velocidad de procesamiento, según un estudio publicado en la revista Plos One.
4. Meditar
Una investigación llevada a cabo por la Universidad de California en Santa Bárbara (EE.UU.) demostró que con dos semanas de entrenamiento en lo que se conoce como “mindfulness”, es posible mejorar notablemente la comprensión lectora, la capacidad de la memoria de trabajo y la concentración. La meditación es, por tanto, una poderosa herramienta para ayudarnos a reforzar la memoria.
5. Cerrar los ojos
Parece un gesto simple pero es completamente efectivo. Un estudio llevado a cabo por un equipo de científicos de la Universidad de Surrey (Reino Unido) con 178 participantes, concluyó que recordamos hasta con un 23% más de eficacia (recordamos con más precisión los detalles) si tenemos los ojos cerrados a si los tenemos abiertos. El estudio se publicó en la revista Journal of Criminal Psychology.
6. El café
Los componentes del café no solo nos despiertan y nos hacen sentir más activos, sino que también refuerzan la memoria. La culpable es la cafeína y según un estudio desarrollado por la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.) y publicado en la revista Nature Neuroscience, tomar un café justo después de haber afrontado un trabajo importante refuerza nuestra memoria. “Es la primera vez que se observa este efecto de la cafeína para reducir el olvido un día después de haberla ingerido”, explica Michael Yassa, líder del estudio.
7. Sonidos sincronizados
Aunque está en fase experimental, una nueva investigación de la Universidad de Tübingen (Alemania) y que recoge la revista Neuron ha descubierto que la reproducción durante el sueño de sonidos sincronizados con el ritmo de las oscilaciones cerebrales lentas aumenta la memoria.
8. Hacer ejercicio
Realizar ejercicio de intensidad moderada ayuda a memorizar lo aprendido con anterioridad. Así lo atestigua un reciente estudio de la Universidad de California (EE.UU.) en la que participaron voluntarios de entre 50 y 85 años de edad y que demostraron las bondades de estar activo físicamente. El experimento consistió en ver imágenes placenteras; luego, pedalear en una bicicleta estática durante 6 minutos al 70% de su capacidad y luego, una hora más tarde, realizar un examen sorpresa respecto a las imágenes que habían visualizado antes de hacer ejercicio. Los resultados demostraron que la liberación de norepinefrina, inducida por el ejercicio físico, provocó una mejora llamativa de la memoria respecto a los voluntarios que realizaron ejercicio en comparación con los que no lo hicieron.
9. Dormir la siesta
Si un sueño reparador cada noche ya es de por sí uno de los elementos a tener en cuenta para nuestra memoria, la siesta también aporta su granito de arena. Dormir unos 20 minutos de siesta cada día nos ayuda a recordar mejor lo que hayamos aprendido, ya que durante este reposo consolidamos lo aprendido sin darnos cuenta. Este beneficio lo obtenemos a cualquier edad.
10. Chocolate
¿El chocolate es bueno para la memoria? Sí. Diversos estudios publicados en la revista British Journal of Clinical Pharmacology han concluido que uno de los componentes del cacao, los flavonoles, están relacionados con un mejor desempeño cognitivo. El motivo es que estimulan la perfusión cerebral, favorecen la neurogénesis y promueven cambios en las áreas relacionadas con el aprendizaje y la memoria.
11. Dormir bien
Si tienes problemas de insomnio o te cuesta dormir habitualmente, has de saber que ambos son grandes obstáculos si queremos conseguir una memoria de delfín (que tienen mejor memoria que los elefantes). Así, invertir en sueño desde que somos muy pequeños ha demostrado ser el mejor instrumento para tener mejor memoria durante la vejez, según un estudio publicado en la revista Sleep. En la investigación, que duró varias décadas, los voluntarios del estudio (en torno a la mediana edad) que durmieron las horas adecuadas, tenían mejor memoria 30 años después, que los que no durmieron lo suficiente todos estos años. Además, no hemos de olvidar que dormir bien habitualmente tiene un beneficio directo sobre la memoria y el aprendizaje.
12. Socializar
Relacionarse con los demás, ya sean amigos, familia o conocidos, se ha asociado a una mejor memoria. Así lo atestigua un estudio de investigadores australianos publicado en la revista Journal of Aging Research que demostró que aquellos participantes que tenían un mayor contacto con amigos cercanos una importante red social, presentaron un mejor rendimiento en las pruebas de memoria tras un seguimiento de 15 años.
13. Cuidar la dieta
Somos lo que comemos y nuestra memoria se ve directamente afectada por los alimentos que consumimos. Numerosos estudios respaldan la idea de que la dieta cetogénica, alta en grasas y proteínas y baja en carbohidratos, ayuda a mejorar la concentración mental y la memoria. Alimentos como las verduras de color verde, el pescado azul, los frutos secos o las frutas ricas en flavonoides también contienen nutrientes y sustancias que previenen el deterioro del cerebro y potencian la memoria.
14. Reírse
Dicen que la mejor manera de aprender es divirtiéndose y parece que esta afirmación es más correcta de lo que podría parecer. La información que nos parece graciosa o los recuerdos de momentos que nos han hecho reír arraigan mucho mejor en el cerebro y permanecen mucho más tiempo. Reírnos y disfrutar del momento harán que nuestro cerebro se active y conserve los recuerdos de forma mucho más viva.
15. Los problemas, de uno en uno
Dejemos la multitarea para los ordenadores. Aunque nuestro cerebro es capaz de manejar varias actividades de forma simultánea suele provocar que seamos más despistados, torpes y, en definitiva, más lentos. Centrar toda nuestra atención en una sola tarea hará que la hagamos mucho mejor y que el proceso quede más claro en la memoria. A veces, menos es más.
16. Liberar espacio de vez en cuando
Un estudio llevado a cabo por la Universidad de California de Santa Cruz (EE.UU.) publicado en 2014 en Psychological Science afirma que guardar información en un ordenador puede mejorar nuestra memoria. Según los resultados obtenidos, este acto de almacenar información que contenemos en nuestro cerebro en un ordenador u otro dispositivo hacen que se liberen recursos cognitivos que serán utilizados para memorizar nueva información. En este caso, el olvido de cierta información provocada por el hecho de que sabemos que seguimos disponiendo de ella facilita el proceso de aprendizaje y la memorización de nueva información.
17. ¡Entrena tu cerebro!
Cuanto más entrenemos nuestro cerebro, más lejos seremos capaces de llevar nuestros límites. Existen infinidad de juegos, problemas y trucos que ayudan a mejorar la memoria y que pueden llevarse a cabo en casi cualquier situación. Repetir lo aprendido en voz alta, hacer rimas, practicar nuevas actividades que nos motiven o asociar ideas con códigos o imágenes sacarán el potencial oculto de nuestra mente.
Vía: Muy Interesante.
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