A mitad del camino hacia esa fase final en la que se cuelan los ocho mejores equipos, la Liga MX vuelve a exhibir su más característica peculiaridad, a saber, la irregularidad: América, el pasado campeón, ronda el quinto lugar en compañía de Guadalajara, su archirrival, y un Necaxa cuyo desempeño ha sido sorprendente desde el arranque de esta competición. Cruz Azul, que en el pasado torneo hizo un papel verdaderamente sobresaliente y que fue, en todo momento, un serio aspirante al título, se encontraba en el décimo tercer puesto antes de la octava jornada del actual Clausura. ¿Qué diablos pasa?
La única regularidad apreciable, en lo que se refiere a los clubes que debieran dominar presuntamente el torneo, es la de Tigres y Monterrey (aunque Santos Laguna sigue también ahí, en los puestos de arriba de la clasificación). Pero, analicemos un poco más de cerca las cifras para compararlas y constatar, como les decía al comenzar estas líneas, que esto es una auténtica tómbola: en la fase regular del Apertura anterior, Necaxa quedó en la antepenúltima posición y ayer se encontraba en el quinto lugar antes de disputar el partido contra el Club Tijuana. El propio Tijuana terminó décimo quinto y en este Clausura está en la posición diez. Pachuca se asoma a la clasificación ahí donde había quedado fuera. León, décimo cuarto, compite por el segundo lugar que ostenta Monterrey. Querétaro acompaña a Veracruz en el sótano siendo que había obtenido un dignísimo octavo puesto que le abría teóricamente las puertas al título (otra cosa, en nuestro futbol: los que se meten de última hora a la mentada Liguilla han logrado, gracias a una afortunada conjunción de los astros del firmamento, el mismísimo título de Liga). Y, ¿qué me dicen ustedes del Toluca, uno de los equipos más consistentes de todos los tiempos, que llevaba apenas siete puntitos, ayer, luego de siete jornadas? En cuanto a los Pumas, que concluyeron la anterior fase regular en el tercer sitio, ¿se puede entender que estaban, antes de la mentada jornada 8, por debajo de Puebla y Lobos BUAP?
No es precisamente la Liga de las certezas, la nuestra. Los apostadores se arrancan el cabello y los aficionados nos rascamos el cráneo.
Esta columna es publicada con la autorización expresa de su autor.
La única regularidad apreciable, en lo que se refiere a los clubes que debieran dominar presuntamente el torneo, es la de Tigres y Monterrey (aunque Santos Laguna sigue también ahí, en los puestos de arriba de la clasificación). Pero, analicemos un poco más de cerca las cifras para compararlas y constatar, como les decía al comenzar estas líneas, que esto es una auténtica tómbola: en la fase regular del Apertura anterior, Necaxa quedó en la antepenúltima posición y ayer se encontraba en el quinto lugar antes de disputar el partido contra el Club Tijuana. El propio Tijuana terminó décimo quinto y en este Clausura está en la posición diez. Pachuca se asoma a la clasificación ahí donde había quedado fuera. León, décimo cuarto, compite por el segundo lugar que ostenta Monterrey. Querétaro acompaña a Veracruz en el sótano siendo que había obtenido un dignísimo octavo puesto que le abría teóricamente las puertas al título (otra cosa, en nuestro futbol: los que se meten de última hora a la mentada Liguilla han logrado, gracias a una afortunada conjunción de los astros del firmamento, el mismísimo título de Liga). Y, ¿qué me dicen ustedes del Toluca, uno de los equipos más consistentes de todos los tiempos, que llevaba apenas siete puntitos, ayer, luego de siete jornadas? En cuanto a los Pumas, que concluyeron la anterior fase regular en el tercer sitio, ¿se puede entender que estaban, antes de la mentada jornada 8, por debajo de Puebla y Lobos BUAP?
No es precisamente la Liga de las certezas, la nuestra. Los apostadores se arrancan el cabello y los aficionados nos rascamos el cráneo.
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