Las dos realidades del combate al huachicoleo

Las dos realidades del combate al huachicoleo
La estrategia que implementó el gobierno federal para combatir el robo de combustible ha sido de cierta manera espectacular y ha provocado reacciones en muchos sentidos. La primera es la falta de gasolina en las estaciones de servicio que pasan los días y sigue sin normalizarse la disponibilidad de combustibles.

Esto a pesar de que el propio presidente, Andrés Manuel López Obrador, asegura cada vez que tiene oportunidad, que las cosas van bien, que pronto se regularizará el servicio y pide a la sociedad calma y paciencia.

“Si me siguen apoyando, si me tienen confianza, nos vamos a sentir muy orgullosos de haber acabado con el huachicol entre todos”, aseguró AMLO en una de sus conferencias matutinas. Y de manera sorpresiva, parece que sí tiene el apoyo social a pesar de las complicaciones que esto ha generado, sobre todo por la escases y las largas filas para cargar gasolina en los estados del centro del país.

De acuerdo a una encuesta que publicó El Financiero, a nivel nacional el 89 por ciento de los consultados aprueba esta medida y en esa misma proporción en los estados del centro del país, en donde se agudizó el desabasto.

Mientras que el 62 por ciento dice que se “debe confiar y tener paciencia mientras dure la situación de desabasto”, mientras que el 37 por ciento cree que los “ciudadanos deben exigir una mayor rapidez al gobierno”.

Pero por otro lado, también se comienza a evidenciar la verdadera situación en la que se encuentra Pemex. Con personas operando desde dentro, manejando el robo de combustible y también, una falta de infraestructura y tecnología que ha complicado todo este proceso.

A pesar de los escándalos mediáticos y las fake news que circulan en las redes sociales, todo indica que es cierto que hay gasolina en los tanques de abastecimiento, que hay barcos a la espera de descargar el combustible importado y que el problema real, es que no hay una manera eficiente para poder distribuirlo a lo largo del país con los ductos cerrados.

Según Adrián Calcaneo, especialista consultor en temas energéticos y de hidrocarburos, “los barcos con gasolina están formados para descargar en los puertos mexicanos, solo que el proceso es más lento y esta falta de previsión habla muy mal de la estrategia del gobierno”.

En ese sentido, la necesidad que tenemos como sociedad de acabar con la corrupción, con la impunidad y con la simulación que ha beneficiado solo a unos cuanto, nos hace confiar en esta estrategia, pero la realidad indica que hay errores muy claros en su aplicación.

Uno de ellos puede ser la falta de petróleo para utilizarlo en las refinerías y comenzar a producir gasolina; pero México lo compra a Estados Unidos y según un artículo del The Wall Street Journal –que causó revuelo en las redes sociales por la mala interpretación que se le dio-, asegura que las importaciones del crudo ligero descendieron en el primer mes de este año.

Con esta situación, “al dejar de importar crudo, el país pierde la capacidad de aumentar la utilización de las refinerías para producir más gasolina”, dice Adrián Calcaneo y agrega que “hacer esto al mismo tiempo que cerrar los ductos, es un error garrafal ya que le quita capacidad de reacción al gobierno”.

Pero estas deficiencias de logística, planeación y previsión se pueden convertir con el paso de los días en desabasto de productos básicos, aumento de sus precios y una afectación económica a los pequeños comerciantes, situación que pondría en duda el éxito de la estrategia para combatir al huachicoleo.

Si esto sucede, si el abasto de la gasolina se retrasa y las consecuencias se empiezan a sentir en los bolsillos de las personas, entonces estaremos en una situación en donde este tipo de medidas paradójicamente serán negativas para la sociedad.

En este punto es en donde el gobierno debe hacer un cálculo preciso y no permitir que suceda, porque entonces el apoyo que recibe AMLO dejará de existir, la percepción se tornará negativa y las esperanzas de cambio se esfumarán entre la frustración y el enojo. Esto sin importar que a largo plazo, se logre tener éxito en la lucha contra el robo de combustible.


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