Después de una verborrea interminable por parte del presidente, López Obrador, todas las mañanas, resistiéndose a reconocer cualquier falla por pequeña o grande que esta sea en cuanto a la estrategia diseñada para combatir el delito de robo de combustible.
Después de un desabasto que continúa en algunas zonas del país, dejando a su paso pérdidas millonarias y molestia en muchas personas.
Después de insistir que su sola palabra habría de convencer a los pobladores de las comunidades que por años se han beneficiado de la ordeña de ductos y que estos dejarían de hacerlo cuando llegara a la presidencia; hecho que no sólo no pasó, sino que ha derivado en una tragedia en la que se involucra la ignorancia, la maldad de algunos y la negligencia de otros, misma que quizá lo persiga durante todo su sexenio al igual que el fatal accidente donde perdieron la vida la víspera de Navidad la Gobernadora y el Senador de Puebla. La sospecha no lo soltará.
Después de insistir en que el robo de combustible se hace desde arriba y no presenta a ningún pez gordo detenido y encarcelado.
Después de decir que el sabotaje a los ductos es casi, casi ‘una travesura’.
Y después de muchas otras cosas que AMLO a dicho quizá sin pensar y sólo como mecanismo de defensa ante los errores cometidos por él y los suyos en una implementación sin pies ni cabeza, la única alternativa que queda para que las cosas mejoren es quizá la única que debió ejecutar desde el principio: aplicar la ley, sin ver a quién. Todos, absolutamente todos, debemos ajustarnos a la ley o pagar las consecuencias, incluido el presidente.
Habría sido más fácil hacerlo desde el principio, que pasar por todo este calvario.
Twitter: @adejorge
Después de un desabasto que continúa en algunas zonas del país, dejando a su paso pérdidas millonarias y molestia en muchas personas.
Después de insistir que su sola palabra habría de convencer a los pobladores de las comunidades que por años se han beneficiado de la ordeña de ductos y que estos dejarían de hacerlo cuando llegara a la presidencia; hecho que no sólo no pasó, sino que ha derivado en una tragedia en la que se involucra la ignorancia, la maldad de algunos y la negligencia de otros, misma que quizá lo persiga durante todo su sexenio al igual que el fatal accidente donde perdieron la vida la víspera de Navidad la Gobernadora y el Senador de Puebla. La sospecha no lo soltará.
Después de insistir en que el robo de combustible se hace desde arriba y no presenta a ningún pez gordo detenido y encarcelado.
Después de decir que el sabotaje a los ductos es casi, casi ‘una travesura’.
Y después de muchas otras cosas que AMLO a dicho quizá sin pensar y sólo como mecanismo de defensa ante los errores cometidos por él y los suyos en una implementación sin pies ni cabeza, la única alternativa que queda para que las cosas mejoren es quizá la única que debió ejecutar desde el principio: aplicar la ley, sin ver a quién. Todos, absolutamente todos, debemos ajustarnos a la ley o pagar las consecuencias, incluido el presidente.
Habría sido más fácil hacerlo desde el principio, que pasar por todo este calvario.
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