Compromiso cumplido e incumplido

Compromiso cumplido e incumplido
Ayer, el presidente López Obrador, terminó de aniquilar formalmente la Reforma Educativa del sexenio de Peña Nieto.

Se cumplió a sí mismo, porque seguramente tiene la necesidad de recordarse diariamente ‘quién manda aquí’. Debe sentirse satisfecho.

Le cumplió a algunos maestros. A los que querían seguir heredando las plazas o vendiéndolas, a los que querían seguir faltando a clases, dejando a los niños sin el derecho a la educación y sin ninguna consecuencia; por el contrario, con premios. A esos les cumplió porque le condicionaron su apoyo y votos. Veremos cuánto tiempo le dura el gusto al presidente, porque es bien sabido que los maestros faltistas, rijosos y activistas de las peores causas no tienen llenadera.

Pero le incumplió a un amplio sector de la población mexicana. Porque, a saber, esa era la reforma mejor vista y aprobada por los mexicanos y él siempre ha dicho que el pueblo manda. Nunca hubo por parte de los padres de familia un reclamo a la misma y la exigencia de cancelarla, por el contrario. Incluso muchos maestros se sentían más cómodos con la reforma.

A menos que el presidente crea que esos padres de familia y, en general, esos mexicanos que veían con buenos ojos a la recién fallecida reforma, son fifís o simplemente no pertenecen al pueblo bueno y sabio que sólo sabe darle la razón al mandamás.

O que para unas cosas necesita hacer consultas pero, para las que él cree que el pueblo no tiene ni idea, pues le dicta la orden como a cualquier menor de edad.

Nada bueno le va a traer a López Obrador la prepotencia mostrada por él y sus cercanos en los primeros días de gobierno. Aunque lo peor, es que nada bueno le va a traer a México este deseo de destrucción de la 4-T.

Twitter: @adejorge


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