Ya no sé durante cuántos años se quejó, López Obrador, de las supuestas cortinas de humo por parte de los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto, pero resulta que él es un maestro generando cortinas de humo.
El recuento es extenso, pero en su presidencia de facto antes de tomar posesión, ha dado muestras de saber muy bien cómo distraer la atención.
Cuando se le venía el mundo con lo de la farsa de la consulta para cancelar el NAIM, inmediatamente puso en marcha la treta de las cortinas de humo para que las cosas no se le reviertan. Lo de la legalización la marihuana fue una de ellas, lo del consejo asesor que formó con los otrora integrantes de la ‘mafia del poder’, también. No sé si por ahí también podríamos contar el anuncio de Monreal de intentar cancelar las comisiones bancarias que terminó en un ‘estate quieto’.
Cueste lo que cueste, el presidente electo quiere que la opinión pública se concentre en hablar de lo que al él le perjudica menos. Porque no quiere entrarle a lo que ya está convertido en una crisis humanitaria y está sacando a flote a ese mexicano racista e intolerante de una parte de la población.
Me refiero a lo que está pasando en Tijuana. Ni modo, hay que decirlo sin matices: esta es una situación similar a lo que hoy pasa en Italia, España y Alemania, entre otros países europeos, con respecto a la migración indocumentada proveniente de África principalmente.
Simple y sencillamente hay un sector de la población (aparentemente de clase media en su mayoría) que por una razón o por otra, detesta a los migrantes en esa ciudad fronteriza. Las cosas ya llegaron a la agresión física, las declaraciones del presidente municipal se asemejan a lo argumentado por los líderes de ultraderecha europeos.
La situación es tensa y, con la ayuda estadounidense, se pueden salir de control y convertirse en una tragedia.
Mientras tanto, el presidente electo, López Obrador, que en otras ocasiones no deja pasar la oportunidad de retratarse a sí mismo como un macho todopoderoso y que con un insulto o una broma de mal gusto sale del paso, hoy, se esconde bajo la cama porque no sabe cómo enfrentar una situación en donde puede terminar linchado por la opinión pública de su propio país o por la internacional. Muévase a donde se mueva, no terminará bien parado y sabe que el golpe a su imagen será muy duro.
Por eso, a inventar conflictos donde no los hay, aunque se desplome el peso y se caiga la bolsa. A distraer la atención de los bien informados y de los no tanto, porque es más su narcisismo que su valor para enfrentar los conflictos de la gente real y no de la virtual, quienes son, estos últimos, los que alimentan su vanidad.
Espere cortinas de un humo aún más espeso.
Twitter: @adejorge
El recuento es extenso, pero en su presidencia de facto antes de tomar posesión, ha dado muestras de saber muy bien cómo distraer la atención.
Cuando se le venía el mundo con lo de la farsa de la consulta para cancelar el NAIM, inmediatamente puso en marcha la treta de las cortinas de humo para que las cosas no se le reviertan. Lo de la legalización la marihuana fue una de ellas, lo del consejo asesor que formó con los otrora integrantes de la ‘mafia del poder’, también. No sé si por ahí también podríamos contar el anuncio de Monreal de intentar cancelar las comisiones bancarias que terminó en un ‘estate quieto’.
Cueste lo que cueste, el presidente electo quiere que la opinión pública se concentre en hablar de lo que al él le perjudica menos. Porque no quiere entrarle a lo que ya está convertido en una crisis humanitaria y está sacando a flote a ese mexicano racista e intolerante de una parte de la población.
Me refiero a lo que está pasando en Tijuana. Ni modo, hay que decirlo sin matices: esta es una situación similar a lo que hoy pasa en Italia, España y Alemania, entre otros países europeos, con respecto a la migración indocumentada proveniente de África principalmente.
Simple y sencillamente hay un sector de la población (aparentemente de clase media en su mayoría) que por una razón o por otra, detesta a los migrantes en esa ciudad fronteriza. Las cosas ya llegaron a la agresión física, las declaraciones del presidente municipal se asemejan a lo argumentado por los líderes de ultraderecha europeos.
La situación es tensa y, con la ayuda estadounidense, se pueden salir de control y convertirse en una tragedia.
Mientras tanto, el presidente electo, López Obrador, que en otras ocasiones no deja pasar la oportunidad de retratarse a sí mismo como un macho todopoderoso y que con un insulto o una broma de mal gusto sale del paso, hoy, se esconde bajo la cama porque no sabe cómo enfrentar una situación en donde puede terminar linchado por la opinión pública de su propio país o por la internacional. Muévase a donde se mueva, no terminará bien parado y sabe que el golpe a su imagen será muy duro.
Por eso, a inventar conflictos donde no los hay, aunque se desplome el peso y se caiga la bolsa. A distraer la atención de los bien informados y de los no tanto, porque es más su narcisismo que su valor para enfrentar los conflictos de la gente real y no de la virtual, quienes son, estos últimos, los que alimentan su vanidad.
Espere cortinas de un humo aún más espeso.
Twitter: @adejorge
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