Dos genios, dos caminos

Dos genios, dos caminos
Es increíble el rumbo que puede tomar la vida de cada persona basado en sus decisiones, entre A y B. Les voy a contar una breve historia para que vean a qué me refiero.

Cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia.

Primer acto:

Érase una vez, dos jóvenes sudamericanos fuera de serie para mover el balón y listos para ser conocidos en todo el mundo.

Debutaron muy jóvenes profesionalmente, a los dieciséis años cada uno. A uno le encantaba hacer dominadas con naranjas y al otro con chicles.

Son ‘casi’ contemporáneos. Uno inició su carrera con la televisión en blanco y negro, y el otro a color, si eras muy pudiente para una televisión más cara.

Revolucionaron el mundo del fútbol, cada uno a su manera, y eran sumamente mediáticos: todos querían usar la camiseta número ’10’ con su nombre. Cualquiera podía empeñar su patrimonio de diez generaciones por verlos en la cancha. Un verdadero espectáculo fuera de este mundo.

Los dos alzaron a Jules Rimet en México e hicieron temblar al Estadio Azteca, rendido a sus pies.

Hasta ahí, parecería que han tomado prácticamente el mismo camino. Solamente que uno dice ‘Futebol’ y el otro ‘Fúbol’.

Segundo acto:

Aquí es donde se diferencian a los verdaderos profesionales de los indisciplinados, soberbios y arrogantes.

El primer hombre trabajó duro, conquistó dos veces más la copa del mundo y es referente de la disciplina, trabajo y perseverancia. Se le podrá criticar por no haber jugado en Europa a nivel de clubes y retirarse en Estados Unidos como lo hacen los jugadores de renombre de hoy en día, pero nadie podrá juzgar que su figura reflejaba más allá que solo el balón. Reflejaba la filosofía de ‘Juego bonito’ para ser feliz.

Terminó su carrera como un grande y es sabio consejero cuando se le requiere por las nuevas generaciones.

El segundo hombre conquistó Europa por un rato, logró varios títulos y reconocimientos, tanto individuales como colectivos. Sufrió diversas lesiones y no pudo volver a ser campeón del mundo.

Nadie duda que jugaba como los grandes, pero su vida fuera de las canchas se convirtió en un desastre: drogadicción y posesión de drogas, desconocimiento de paternidad, ataque a periodistas con rifle de aire comprimido, y más adelante con piedras, entre otros.

Con el ego por los cielos, ya que se decía que tenía la mano de Dios, se dejó llevar por los lujos y excesos que obtenía con facilidad por su dinero y fama.

Tercer acto:

A ambos los llaman los más grandes de todos los tiempos. Genios del balón, uno equilibrado y el otro no.

El primer hombre no se mete en escándalos, se le considera un caballero y tiene una vida privada discreta, por lo que únicamente se le ve en eventos deportivos importantes como invitado especial.

Un ejemplo para niños y adultos. Es un empresario exitoso, e incluso sigue haciendo feliz a sus seguidores gracias a sus comerciales de píldoras vigorizantes.

Lo llaman ‘O Rei’ (‘El Rey’, en portugués), eso lo resume todo.

El segundo ahí la lleva, abriendo la boca para pelearse con alguien en cualquier oportunidad y viviendo de sus glorias pasadas. Ha trabajado como entrenador sin lograr mucho éxito y sigue siendo parte de escándalos de consumo de drogas.

Incluso, le quitaron el título de Embajador de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) el pasado mes de julio.

Curiosamente, un grupo de aficionados creó una religión en su honor. Al casarse, las personas adquieren un segundo nombre: Diego (incluidas las mujeres). Como dice la canción de Pimpinela, estamos todos locos.

Es increíble el rumbo que puede tomar la vida de cada persona basado en sus decisiones, entre A y B.

Para dudas, sugerencias y comentarios, contacto a mi Twitter: @SergioGomezMtz


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