¿Feminismo?, la Real Academia Española (RAE), lo define “Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre”, así que el lenguaje inclusivo no tiene nada que ver con los derechos, en estos tiempos son igualitarios y por mucho; no aleguen ridiculeces.
La Real Academia Española, ha sido exageradamente flexible en los últimos años, aceptando palabras que, para los que defienden el idioma les parecen barbaridades, sin embargo, aquí tienen un acierto:
“Este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos.
La mención explícita del femenino solo se justifica cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto”.
Últimamente las instituciones de gobierno y universidades buscan incluir a sus empleados en el plan de desarrollo anual, por lo cual envían encuestas que abarcan temas que van desde infraestructura hasta equidad de género, pero... ¿en qué momento se volvió una moda?, muchas mujeres -en su mayoría profesionistas- realizan investigaciones, publican los resultados y ayudan al “empoderamiento” femenino; eso me parece plausible y que sigan colaborando.
Pero querer meternos en el supuesto lenguaje inclusivo palabras como “egresades”, insisto es una de los más grandes absurdos, una actitud feminista o incluyente no debe quedarse en querer agregarle una “a” o “e” a las palabras, va más allá de eso; no se trata de descomponer el habla hispana, es y debe ser algo a trabajar desde la mente de la mujer sin olvidar educar a los hombres en empoderarlas, y no porque sean el ser más hermoso en esta tierra, sino porque merecen igualdad e inclusión.
Por cierto, los mexicanos han sido tan consentidos por la RAE que incorporó a su diccionario la palabra “cantinflear”, sí que tiene valor el mexicano.
davidcastellanost@hotmail.com
La Real Academia Española, ha sido exageradamente flexible en los últimos años, aceptando palabras que, para los que defienden el idioma les parecen barbaridades, sin embargo, aquí tienen un acierto:
“Este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos.
La mención explícita del femenino solo se justifica cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto”.
Últimamente las instituciones de gobierno y universidades buscan incluir a sus empleados en el plan de desarrollo anual, por lo cual envían encuestas que abarcan temas que van desde infraestructura hasta equidad de género, pero... ¿en qué momento se volvió una moda?, muchas mujeres -en su mayoría profesionistas- realizan investigaciones, publican los resultados y ayudan al “empoderamiento” femenino; eso me parece plausible y que sigan colaborando.
Pero querer meternos en el supuesto lenguaje inclusivo palabras como “egresades”, insisto es una de los más grandes absurdos, una actitud feminista o incluyente no debe quedarse en querer agregarle una “a” o “e” a las palabras, va más allá de eso; no se trata de descomponer el habla hispana, es y debe ser algo a trabajar desde la mente de la mujer sin olvidar educar a los hombres en empoderarlas, y no porque sean el ser más hermoso en esta tierra, sino porque merecen igualdad e inclusión.
davidcastellanost@hotmail.com
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