Las 3 campañas

Las 3 campañas
Llevamos dos meses de competencia electoral y las encuestas de intención del voto se mantienen casi inmóviles. Explico el hecho, comparando las campañas de los dos finalistas.

Es imposible descontar la rabia acumulada por la ciudadanía después de tres sexenios de mal gobierno. Hay sed de cambios en las reglas de la política. Sin embargo, lo determinante ha sido que Andrés Manuel López Obrador ha tenido más aciertos que errores en las tres campañas: la "aérea" (spots, redes sociales, espectaculares, etcétera); la "terrestre" (mítines, foros y otras formas de contacto personal) y la "subterránea" (amarres discretos con quienes detentan el poder).

Las cifras muestran que Ricardo Anaya apostó por la "aérea". El Financiero estimó que entre 2015 y el final de esta campaña habrá aparecido en 14 millones 300 mil promocionales; López Obrador se quedará en poco más de 9 millones de anuncios en el mismo tiempo.

La disparidad se ha equilibrado porque López Obrador ha sido capaz de generar "nota", es decir, propuestas que difunden de manera gratuita los medios sobre los candidatos. Hasta el segundo debate, López Obrador marcó la agenda de discusión. Menos valorado ha sido el papel jugado por los voceros oficiales y oficiosos en llamar la atención de los medios y los electores.

Una revisión de dos semanas de las coberturas que hicieron Reforma y El Universal, entre el 13 y el 27 de mayo, muestra que, salvo Xóchitl Gálvez, Anaya es representado por políticos varones que han hecho carrera política asociados con el régimen que la sociedad rechaza. López Obrador también arrastra cartuchos quemados, pero ha incorporado caras nuevas con aura de independencia. Entre otros, el trío formado por Tatiana Clouthier, Beatriz Gutiérrez y Olga Sánchez Cordero; el empresario Alfonso Romo y los académicos Gerardo Esquivel, Graciela Márquez y Carlos Urzúa.

En la campaña "terrestre" Anaya ha sido apabullado. Según un conteo realizado por Reforma hasta el 20 de mayo -día del segundo debate- Anaya había participado en 29 mitines, frente a los 120 de López Obrador, quien presume una y otra vez que ha visitado dos veces todos los municipios del país. La cercanía física pesa, y mucho, en las contiendas electorales.

Esa proximidad seguramente influye en la capacidad que ha tenido AMLO para contrarrestar las campañas negativas. En abril de 2006 la campaña de Felipe Calderón difundió el famoso anuncio "Andrés Manuel un peligro para México" que metió la guerra sucia en las campañas mexicanas. Aquel año, el golpazo fue brutal.

En 2018 ninguna campaña de desprestigio ha hecho mella en la ventaja del Peje porque se ha reducido la influencia de los medios convencionales que, además, están tratando mejor al puntero, por la influencia de las redes sociales en las cuales, según Macario Schettino, el equipo de Andrés Manuel se está imponiendo y por el efecto de las deliberaciones que están dándose en las familias y grupos de amigos, un lugar determinante para la toma de decisiones. Esta última dimensión ha sido poco estudiada, pero la he observado constantemente.

Finalmente, está la campaña "subterránea". Siempre ha habido negociaciones en lo "oscurito"; la diferencia es que en esta ocasión hemos podido observarla más de cerca. En las últimas semanas, por ejemplo, un grupo de grandes empresarios cabildeó al presidente para que José Antonio Meade declinara en favor de Anaya. Fracasaron y lo que queda son los esfuerzos individuales de los jefes de empresa que insinúan, sugieren o exigen a sus empleados que voten contra el "populista".

En esta categoría, Andrés Manuel ha tenido una mayor capacidad para llegar a acuerdos con quienes detentan porciones del poder fragmentado. Los amarres que ha hecho son notables por su variedad, lo que tiene como posible consecuencia negativa que Morena está teniendo una ingesta excesiva de alimento chatarra. Se pueden indigestar.

Las campañas electorales no son una ciencia exacta e ignoramos lo que pasará en las tres. El único pronóstico que podemos hacer es que el tiempo corre en favor de quien encabeza las encuestas y que sus adversarios y enemigos lanzan señales de desesperación y resignación. Pero falta un mes para las elecciones y hay un margen para la sorpresa. Junio será intenso.


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