Actitudes de hombres, aunque no malintencionados, de reverencia hacia las mujeres. Felicitaciones, rosas y chocolates. Círculo vicioso con el que muchas mujeres se sienten satisfechas, porque al final de cuentas ser consentidas siempre es agradable. Y sí, es verdad que a todos nos gusta sentirnos consentidos, queridos, admirados. Sin embargo, las mujeres no deberíamos olvidar el motivo principal de esta fecha conmemorativa.
Y no solo se resume a la muerte de unas obreras, que suficiente peso tuvieron para pasar a la historia y que gracias a ellas el 8 de marzo se conmemore. Pero antes y después de ellas existieron muchas mujeres que trabajaron arduamente para que muchos ahora tengamos ciertos privilegios. Porque algo que ahora es tan normal como escribir esta pequeña opinión antes no le era permitido a ninguna mujer.
Muchas mujeres fueron sometidas y castigadas por querer trato igualitario. A una mujer en la antigüedad no le era permitido ser alguien instruido, incluso una mujer inteligente era satanizada. Por eso existió la caza de brujas, que no eran otra cosa que mujeres pensantes, inteligentes, independientes; mujeres rebeldes que tuvieron la osadía de contestar, de anteponerse a los hombres.
A las mujeres se les consideraba solo para procrear, sigue pasando en algunas culturas, incluso en el mismo país existen comunidades que aún tienen sometidas y no tienen derecho a educación.
Este tema sin duda es de los extensos y definitivamente no terminaría en esta columna. Por eso solo quiero acentuar el motivo que me orilló a escribir esto. Tal vez no hable por todas, tal vez solo hable por un sector pequeño. Pero la mayoría de mujeres estamos cansadas de tantas felicitaciones, la flores y los chocolates del 8 de marzo, y estamos cansadas de ese día de hipocresía, porque todos los demás días tenemos que soportar frases como: “es mujer, está loca”, “vete a lavar tus trastes”, “conduces como vieja”, “pareces niña”, etc.
Muchas estamos cansadas de seguir siendo las histéricas por el simple hecho de ser mujer. Pero estamos más cansadas (¡hartas!) de aguantar miradas lascivas, frases obscenas, acoso de distintas maneras. Estamos cansadas de ver mujeres golpeadas por sus parejas, padres o hermanos, hartas de como la cifra de mujeres va incrementando día con día, estamos temerosas, aterradas, de ver la cifra que existe de feminicidios.
No, ya no queremos más flores. ¡Queremos seguridad! ¡Exigimos respeto!
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