De tercios a cuartos ¿de cuartos a medios?

De tercios a cuartos ¿de cuartos a medios?
Él muda los tiempos y las edades; quita reyes,
y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la 
ciencia a los entendidos. Daniel 2:21. R V.

En entregas anteriores hemos hablado que el tripartidismo ha dominado el sistema de partidos en las últimas décadas y en buena medida ese tripartidismo, se ha reflejado en la lucha electoral de las elecciones presidenciales. Ahora, si el Tribunal no cambia la decisión del INE que deja fuera de la boleta al Jaguar y al Bronco, (hay quienes piensan que se trata de una estrategia para martirizarlos y hacerlos crecer) estaremos pasando de una competencia de tercios, a una de cuartos y me surge una pregunta ¿Seguirá funcionando la estrategia de polarizar la elección entre dos y beneficiarse del voto útil? No lo sabemos.

Lo que sí se sabe, es que la Sra. Calderón jugará un papel muy importante. Sin maquinaria y financiamiento visible, la candidatura de Margarita Zavala puede apreciarse, en apariencia débil, no obstante, puede crecer y alcanzar a otros aspirantes; también es la candidata que, por su condición presuntamente ciudadana, su perfil es más flexible para declinar y sumar su capital político a otro aspirante, o de ser el caso, ser la candidata a la que otro partido la apoye con el caudal de votos necesarios para que llegue a Los Pinos.

La elección en ciernes es una lucha donde el ganador puede ganar con menos del 26% de la votación; es una disputa donde la división puede dar el triunfo a un partido que está en caída permanente desde hace casi medio siglo, pero no le dará legitimidad; es una pelea, donde la suma de dos cuartos (así sean los más pequeños) podrían hacer la diferencia para ganar, pero ¿cuáles serían esas posibles alianzas?

La manzana de la discordia es Margarita, en torno a ella, se puede definir el ganador, incluso, ganar perdiendo, con ella. Las combinaciones no son muchas. Por ejemplo, una alianza con el frente que encabeza Ricardo Anaya resulta casi imposible cuando la competencia de Margarita por la Presidencia ha pasado a un segundo plano y su querella no es contra el PRI ni contra Morena, es contra Anaya, quiere verlo sepultado. Salvo que haya un acuerdo de esos que rebasan cualquier imaginación y una operación muy fina, no veo como pueda el “Joven Maravilla”, hacer que Margarita vuelva al corral.

Quedan dos ¿Quién da más? Para que la Independiente decline por el PRI, Meade tiene que crecer, si no crece el acuerdo puede ser al revés; si la Señora Calderón crece más que Meade, sus posibilidades de ser presidenta se potencian; así como su esposo operó para que en 2012 ganara el PRI, ahora el Presidente podría pagar ese favor operando para Margarita ¿Descabellado? No, sería un pacto para no llamar a cuentas al “peñismo” y sería la continuidad del gobierno cártel, sí ese donde dos camarillas se alternan con el mismo proyecto económico.

Por otro lado, para que la presunta candidata del pueblo decline y se sume a Morena, deben suceder por lo menos tres cosas: que ella se queda chiquita, que el PRI se siga encogiendo y que Anaya llegue a la recta final con López Obrador; si esto último se cumple, para Margarita el proyecto ya no será salvar a la patria, sino salvar el pellejo: se sumaría a AMLO para cerrar toda posibilidad de triunfo de la coalición por México al Frente ¿Imposible, descabellado? ¿Acaso Andrés Manuel, ahora no busca sumar y coquetea con todos? ¿Acaso el “calderonismo” no tiene una avanzada de operadores políticos en las listas de candidatos de MORENA al Congreso de la Unión?

No sólo eso, si Ricardo Anaya crece a tal grado que pueda rebasar a López Obrador, la maquinaria tricolor sembrará flores por el territorio nacional el día de la elección, las suficientes para que el triunfo de López Obrador sea claro y sin riesgo de que el resultado pueda dirimirse en el Tribunal Electoral. Hoy por hoy, pareciera que el oriundo de Macuspana tiene todos los consensos, sí todos: el social, el político y el divino, y en este último, me refiero a uno de los partidos que integran la coalición que encabeza el tabasqueño. Por cierto, si pasamos el análisis a otro plano, no hay motivos para que los capitanes de la banca se espanten con AMLO.

Durante casi toda nuestra vida como República independiente, hemos admirado los resultados que produce (en un país con profundas raíces evangélicas) el sistema presidencial norteamericano, por lo menos hasta la década de los sesentas del siglo XX. Bueno, aquí le dejamos por hoy, en la próxima entrega trataré de explicar las diferencias que hay entre el fracaso sistemático del presidencialismo mexicano y un régimen presidencial exitoso como el de los Estados Unidos.


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