De conformidad con las entregas anteriores, ya sabemos cuáles son los gobiernos divididos, conocemos cuales son los modelos de gobierno que hay en el mercado de las ideas políticas; también conocemos cuál es el modelo bajo el cual un gobernante puede tener el respaldo más amplio de los votantes. Igualmente, se cuenta con diferentes marcos de referencia para analizar a los candidatos con enfoques diferentes, asimismo, se sabe que hay tres ofertas diferentes de gobierno; la continuidad, la regresión y el cambio de régimen. Analicemos a cada uno de ellos.
De conformidad con los marcos de referencia de la entrega anterior, la coalición PRI-PVEM-PANAL, José Antonio Meade, es el candidato del sistema, el aspirante a presidente del gobierno cártel, el candidato de la continuidad del régimen. La coalición que encabeza Meade representa la continuidad en el poder del grupo gobernante; a grandes rasgos, es la persistencia de las mismas reglas en el terreno político que producen gobiernos divididos, la prolongación del mismo modelo económico y la continuidad de la misma política social.
En el plano económico, Meade tendrá como misión principal, la consolidación, guarda y custodia de las reformas estructurales, el legado más importante del peñismo. En el plano político, no se avizoran cambios sustanciales, hasta el momento no ha planteado alguna iniciativa de reforma que pueda mejorar el funcionamiento del régimen político.
Meade puede ser el técnico mejor preparado para gobernar, pero tendrá a su cargo la guarda y custodia del grupo del presidente, a fin de que no sean juzgados por los abusos de poder en que incurrieron durante el gobierno que está por terminar. Con esa guarda y custodia continuará el pacto de impunidad, Meade será el manto protector de los peñistas.
López Obrador es el candidato antisistema, la oposición más persistente al gobierno cártel, el candidato de la regresión. Representa un regreso al viejo modelo de la Revolución Mexicana que estuvo vigente hasta finales de la década de los ochentas del siglo XX. Para llegar de nuevo a ese punto, es necesario iniciar un proceso de desconstrucción institucional, principalmente, todo el entramado que se ha construido en las últimas tres décadas.
Regresar al régimen de la Revolución, implica desmantelar el entramado institucional que sirve de soporte del modelo económico, y desmontará todo el entramado político que hace posible y brinda las condiciones para que se pueda presentar López Obrador como candidato presidencial. Iniciará con la desconstrucción institucional, sencillamente porque representan un obstáculo para la puesta en acción de su proyecto de nación. El regreso al modelo de la Revolución Mexicana es el mejor de los casos, podríamos ir más atrás.
Es una coalición encabezada por al menos dos corrientes reformistas: por un lado, los panistas reformistas encabezados por Ricardo Anaya y los reformistas perredistas encabezados por los “chuchos”. La bandera de esta coalición es terminar con el pacto de impunidad bajo el que se protege buena parte de la clase política (una posición cómoda y conveniente del gobierno cártel) y reformar el régimen político que no es poca cosa. Por lo menos a nivel retórico.
Además de ser un frente de reformistas (PAN y PRD coadyuvaron para hacer posibles las reformas estructurales, en el corto plazo, pueden mejorarlas y darles estabilidad y permanencia), podríamos decir que se trata de la coalición de los rebeldes: El rebelde Anaya que no tuvo empacho en rebelarse como antagonista de los calderonistas y los rebeldes del PRD, no que no se subordinaron a la voluntad del “Peje Máximo” de la izquierda mexicana. Nos puede gustar o no esta coalición, la podemos ver llena de defectos como las otras, pero es único canal que se tiene para reformar el régimen.
Hasta aquí le dejamos por esta ocasión, en la siguiente entrega escribiremos sobre el papel que juegan los independientes en esta contienda política ¿Están por la continuidad, la regresión o la reforma? ¿Tienen posibilidades reales de ganar o juegan para el sistema? Bueno, aquí nos vemos la próxima semana para continuar con el tema. Que tengan un buen fin de semana.
Continuidad del régimen
De conformidad con los marcos de referencia de la entrega anterior, la coalición PRI-PVEM-PANAL, José Antonio Meade, es el candidato del sistema, el aspirante a presidente del gobierno cártel, el candidato de la continuidad del régimen. La coalición que encabeza Meade representa la continuidad en el poder del grupo gobernante; a grandes rasgos, es la persistencia de las mismas reglas en el terreno político que producen gobiernos divididos, la prolongación del mismo modelo económico y la continuidad de la misma política social.
En el plano económico, Meade tendrá como misión principal, la consolidación, guarda y custodia de las reformas estructurales, el legado más importante del peñismo. En el plano político, no se avizoran cambios sustanciales, hasta el momento no ha planteado alguna iniciativa de reforma que pueda mejorar el funcionamiento del régimen político.
Meade puede ser el técnico mejor preparado para gobernar, pero tendrá a su cargo la guarda y custodia del grupo del presidente, a fin de que no sean juzgados por los abusos de poder en que incurrieron durante el gobierno que está por terminar. Con esa guarda y custodia continuará el pacto de impunidad, Meade será el manto protector de los peñistas.
Regresión del régimen
López Obrador es el candidato antisistema, la oposición más persistente al gobierno cártel, el candidato de la regresión. Representa un regreso al viejo modelo de la Revolución Mexicana que estuvo vigente hasta finales de la década de los ochentas del siglo XX. Para llegar de nuevo a ese punto, es necesario iniciar un proceso de desconstrucción institucional, principalmente, todo el entramado que se ha construido en las últimas tres décadas.
Regresar al régimen de la Revolución, implica desmantelar el entramado institucional que sirve de soporte del modelo económico, y desmontará todo el entramado político que hace posible y brinda las condiciones para que se pueda presentar López Obrador como candidato presidencial. Iniciará con la desconstrucción institucional, sencillamente porque representan un obstáculo para la puesta en acción de su proyecto de nación. El regreso al modelo de la Revolución Mexicana es el mejor de los casos, podríamos ir más atrás.
El cambio de régimen
Es una coalición encabezada por al menos dos corrientes reformistas: por un lado, los panistas reformistas encabezados por Ricardo Anaya y los reformistas perredistas encabezados por los “chuchos”. La bandera de esta coalición es terminar con el pacto de impunidad bajo el que se protege buena parte de la clase política (una posición cómoda y conveniente del gobierno cártel) y reformar el régimen político que no es poca cosa. Por lo menos a nivel retórico.
Además de ser un frente de reformistas (PAN y PRD coadyuvaron para hacer posibles las reformas estructurales, en el corto plazo, pueden mejorarlas y darles estabilidad y permanencia), podríamos decir que se trata de la coalición de los rebeldes: El rebelde Anaya que no tuvo empacho en rebelarse como antagonista de los calderonistas y los rebeldes del PRD, no que no se subordinaron a la voluntad del “Peje Máximo” de la izquierda mexicana. Nos puede gustar o no esta coalición, la podemos ver llena de defectos como las otras, pero es único canal que se tiene para reformar el régimen.
Hasta aquí le dejamos por esta ocasión, en la siguiente entrega escribiremos sobre el papel que juegan los independientes en esta contienda política ¿Están por la continuidad, la regresión o la reforma? ¿Tienen posibilidades reales de ganar o juegan para el sistema? Bueno, aquí nos vemos la próxima semana para continuar con el tema. Que tengan un buen fin de semana.
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