El maltrato animal

El maltrato animal
A temprana edad un importante indicio de patologías mentales, en la adultez posibles criminales en potencia.

En la actualidad, gracias a la gran exposición de información diversa en la que vivimos, resulta ya casi hasta normal como en muchas otras cosas el notar que tal o cual especie animal se encuentra en condiciones de maltrato, abandono, en peligro de extinción, etc. Sin importar qué tan delicada sea la situación es un hecho que simplemente se pasa por alto por la gran mayoría de las personas, para quienes su mejor y habitual respuesta es un “ ¡ah tan sólo es un animal, qué importa!”.  Esto sinceramente me indigna, no veo porqué una vida vale menos que la otra.  No entiendo porqué la vida de un humano es superior a la de cualquier animal que habite en la tierra.  Es el propio humano quien alberga un confín de deseos de superioridad, que en su afán por evitar el exilio que la naturaleza le debe, decide encimarse a ella, dañándola de una y mil formas. ¿Pero porqué los animalitos deben de pagar por las fallas del hombre?

¿Qué es lo que pasa con estas personas que han perdido la conciencia, la sensibilidad ante el sufrimiento de otros?, ¿ o es que simplemente están reflejando lo que hay en su interior?.  Y sí, lo cierto es que sí.

Cuando eres niño, debes comportarte como tal, es decir tienes el derecho de jugar y divertirte, pero  este hecho no aplica que la diversión sea a costa de lastimar a otros.

En muchos casos, durante la infancia y adolescencia se perpetran actos crueles hacia los animales,  tales como: quemarlos con cigarrillos, mutilarlos, patearlos, prenderles fuego, golpearlos, etc.  Lo más curioso es que este tipo de conductas son fácilmente detectables pero increíblemente ignoradas por los padres o adultos cercanos al niño en cuestión. ¿Pero qué padre querría aceptar que algo no está bien con su infante?, lo cierto es que ese particular patrón de comportamiento podría indicar verdades incómodas, entonces simplemente se minimizan los hechos, se sobrellevan o se olvidan. En algunos otros casos son los padres quienes deterioran la vida de los animales y personas alrededor, incluida la familia, y los niños, como niños que son, por observación, imitan estas conductas.

Ningún comportamiento como éstos debería ser reducido a la creencia de que “sólo son niños”, pues debes saber que cualquier patología que no se atiende, ¡evoluciona!, y si las consecuencias son mucho peores, sépase que muchos de los grandes delincuentes del mundo comenzaron sus fechorías haciendo un severo daño a sus mascotas y a muy temprana edad. Estas conductas asociales se convierten con el pasar de los años en un trastorno de personalidad antisocial y manifiestan comportamientos aberrantes y delictivos.

¿Pero qué hacer entonces? Bien, se me ocurren dos cosas, la detección y corrección temprana de conductas disociales por parte de  los padres, apoyada de un fomento de cultura de respeto hacia la vida misma, donde la existencia animal es parte de un todo. Una intervención psicológica es posible y rendirá mejores frutos si se realiza de manera pronta y oportuna. Trabajar con la ira,  ansiedad, dolor, es más sencillo cuando el paciente es un niño.


Una vez escrito todo esto, varias preguntas vienen a mi mente, y espero a la tuya también…
¿Te has preguntado porqué las sanciones para quienes maltratan a los animales no son lo adecuado?, ¿porqué no existen mecanismos que apoyen a difundir este tipo de información?, ¿si vieras que alguien cercano a tí maltrata con acción u omisión a un animal, podrías mirarlo igual?, ¿qué harías al respecto?, ¿porqué la sociedad no se escandaliza ante situaciones como ésta?, ¿porqué no hay tantos programas de rehabilitación para esta problemática?, ¿porqué se sigue minimizando la violencia hacia los animales?, ¿porqué eres tan indiferente ante esta injusticia?.

No todos los niños con estas conductas se vuelven psicópatas, pero sí la gran mayoría de ellos. ¿Y si ese niño fuera tu niño, sobrino, primo, hijo de tu amigo?

Lo cierto y verdaderamente destacable es que la convivencia con los animalitos aportan un sinfín de bondades a los niños cuando ésta es bien administrada por los adultos, gracias a ésta se enseñan valores a quienes se educan en una cultura de amor y respeto. Enseña a los niños a convivir, a compartir, la importancia de tender lazos genuinos con otros y a respetar sus necesidades. Muestra la primera y quizá mas pura relación de amistad a base de las más genuina fidelidad.

Finalmente te diré que si piensas que este tema es tan ajeno a tí porque no lastimas a ninguno de estos animales, estás muy equivocado, porque tan dañina es la acción como la omisión.
 Ayudemos a quienes no tienen voz, que de esta manera construiremos una sociedad más saludable mental y emocionalmente.

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