Pocas fechas son tan relevantes como el 15 de Septiembre para el mexicano, el grito de independencia, el día en que todos se sienten orgullosos de ser mexicanos… mexicanos, una palabra llena de vacíos históricos y sociales. Y no, no es por ponerme chaira y decir que no hay nada que celebrar, pues de que lo hay lo hay.
¿Pero por qué digo que “mexicano” es una palabra llena de vacíos? En realidad, debería ser México esa palabra. Pues, aunque este día sea de regocijo nacional, poco tiene de coherencia que lo sea.
Pero empecemos poco a poco, comencemos con el padre de la patria en la madrugada del 15 de septiembre, que no hizo el llamado desde la Alhóndiga con una bandera de tricolor (porque no existía), ni tampoco grito a los cuatro vientos: ¡Viva, México!... No, México tampoco existía, porque si recordamos la historia básica de este país, sabremos que fue hasta septiembre de 1821 que esta República tomó el nombre de Estados Unidos Mexicanos, así es, ni siquiera México, como es más conocido.
Don Miguel Hidalgo y Costilla, tomó un estandarte del máximo símbolo mexicano, sí señores, del máximo símbolo mexicano: La Virgen de Guadalupe. Porque aunque nos pese a muchos de nosotros, no podemos seguir manteniéndonos ciegos ante lo evidente, en la mayoría de casas existe al menos una imagen de la morenita del Tepeyac, ahora les pregunto: ¿En cuántas casas han visto al menos una bandera de México? ¿Verdad que le gana por mucho la virgencita a la bandera? Pero volviendo al tema de Don Miguel Hidalgo, este párroco criollo, convocó al pueblo a una lucha de independencia, aprovechando el poder que tenía la religión sobre la gente.
Bien, dos hermosas mentiras que a los mexicanos nos encanta tomar de pretexto para armar la fiesta y proclamarnos orgullosos de haber nacido en México, total, si los mexicanos somos fiesteros porque lo traemos en la sangre, o al menos eso creen varios extranjeros, y tristemente también varios compatriotas.
15 y 16 de septiembre, días idóneos para sacar las blusas bordadas, los sombreros y los accesorios tricolor. Días en que por todos lados escuchamos ranchera, aunque todo el año nos la pasemos escuchando indie rock. Días en que estamos bien orgullos de nuestros antepasados indígenas, pero que a la mañana siguiente seguiremos llamando indios a los nativos de etnias puras, no como nosotros, mestizos que nos creemos superiores porque ya no estamos tan prietitos y porque nuestra lengua madre es el español y no una lengua autóctona.
México doble moral, México tan lastimado por sus gobernantes y por su crimen organizado, por sus apáticos y sus intensos. El México que sigue siendo manipulado por su religión, porque de nada han servido las clases de civismo, acá rifa más el Marianismo que el patriotismo. Acá tiene más poder el arzobispo que Peña Nieto y aunque nos llamamos “patria independiente”, los españoles supieron hacer bien las cosas, seguimos bajo sus creencias, bajo sus prejuicios y bajo su racismo. ¿México independiente y laico? No pues… ¡Viva México!
deysisnhn@gmail.com
¿Pero por qué digo que “mexicano” es una palabra llena de vacíos? En realidad, debería ser México esa palabra. Pues, aunque este día sea de regocijo nacional, poco tiene de coherencia que lo sea.
Pero empecemos poco a poco, comencemos con el padre de la patria en la madrugada del 15 de septiembre, que no hizo el llamado desde la Alhóndiga con una bandera de tricolor (porque no existía), ni tampoco grito a los cuatro vientos: ¡Viva, México!... No, México tampoco existía, porque si recordamos la historia básica de este país, sabremos que fue hasta septiembre de 1821 que esta República tomó el nombre de Estados Unidos Mexicanos, así es, ni siquiera México, como es más conocido.
Don Miguel Hidalgo y Costilla, tomó un estandarte del máximo símbolo mexicano, sí señores, del máximo símbolo mexicano: La Virgen de Guadalupe. Porque aunque nos pese a muchos de nosotros, no podemos seguir manteniéndonos ciegos ante lo evidente, en la mayoría de casas existe al menos una imagen de la morenita del Tepeyac, ahora les pregunto: ¿En cuántas casas han visto al menos una bandera de México? ¿Verdad que le gana por mucho la virgencita a la bandera? Pero volviendo al tema de Don Miguel Hidalgo, este párroco criollo, convocó al pueblo a una lucha de independencia, aprovechando el poder que tenía la religión sobre la gente.
Bien, dos hermosas mentiras que a los mexicanos nos encanta tomar de pretexto para armar la fiesta y proclamarnos orgullosos de haber nacido en México, total, si los mexicanos somos fiesteros porque lo traemos en la sangre, o al menos eso creen varios extranjeros, y tristemente también varios compatriotas.
15 y 16 de septiembre, días idóneos para sacar las blusas bordadas, los sombreros y los accesorios tricolor. Días en que por todos lados escuchamos ranchera, aunque todo el año nos la pasemos escuchando indie rock. Días en que estamos bien orgullos de nuestros antepasados indígenas, pero que a la mañana siguiente seguiremos llamando indios a los nativos de etnias puras, no como nosotros, mestizos que nos creemos superiores porque ya no estamos tan prietitos y porque nuestra lengua madre es el español y no una lengua autóctona.
México doble moral, México tan lastimado por sus gobernantes y por su crimen organizado, por sus apáticos y sus intensos. El México que sigue siendo manipulado por su religión, porque de nada han servido las clases de civismo, acá rifa más el Marianismo que el patriotismo. Acá tiene más poder el arzobispo que Peña Nieto y aunque nos llamamos “patria independiente”, los españoles supieron hacer bien las cosas, seguimos bajo sus creencias, bajo sus prejuicios y bajo su racismo. ¿México independiente y laico? No pues… ¡Viva México!
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