Himno para una causa perdida

Himno para una causa perdida
Tal vez este texto debería de llevar como título “el recuento de los daños” o “los restos del naufragio”; pues aunque no es novedad que el mundo esté pasando por una crisis natural, ecológica, bélica y existencial, no podemos negar que las últimas semanas parecerían eternas, al menos en el continente americano. Desde revueltas que pretender derrocar dictaduras, la guerra contra los diferentes sectores de crimen organizado, hasta los fenómenos naturales que han dejado sin hogar a muchas familia y ha acarreado la muerte de muchos por todas las razones anteriores.

El mundo está en crisis, aunque es doloroso que éste no sea un problema reciente, parecerían que los problemas actuales cada vez son peores y más preocupantes. Y, sin embargo, muchos de nosotros parecemos no preocuparnos por todo lo que está pasando, como si estuviéramos resignados al peor de los destinos. Total, no se puede hacer nada… No, estamos cayendo en una gran equivocación, pues el verdadero mal del mundo es la apatía.

Con los problemas que han surgido en estos últimos días, me he percatado que son pocos los que se sienten conmovidos y peor aún, son menos los que hacen algo por ayudar a su prójimo, o su entorno. Cada día nos volvemos más ensimismados, más egoístas. Incluso existen personas que a pesar de la desgracia ajena solo busca el beneficio propio.

El pasado 7 de septiembre México sufrió un sismo de 8.2, con epicentro en Pijijiapan, Chiapas; pero el estado más golpeado y con mayor número de daños y muertos fue Juchitán, Oaxaca. No podemos negar que muchas instituciones y ciudadanos comunes se unieron para brindar apoyo y mandar provisiones, los cuales merecen el reconocimiento de todos nosotros, aunque esto no es suficiente, porque en estas situaciones también existen personas que en lugar de ayudar perjudican. Como el caso del tráiler que llevaba apoyo a esas personas que están pasando por un momento muy difícil, y que al sufrir un accidente, personas corrieron para robar todo lo que podían, gente que no está en una situación extrema se aprovechó de un accidente, ¡vulgares rateros!

Es por eso, que por este medio, invito a cada uno de ustedes que me lee a que aporte con un granito de arena, o mejor con una lata de atún o un paquete de papel higiénico, o con lo que esté dentro de sus posibilidades. No debemos olvidar que nadie está exento de sufrir una desgracia de este tipo. Por eso seamos empáticos, ayudemos a los que hoy están padeciendo, pongámonos en sus zapatos y no olvidemos ese dicho: “Hoy por ti, mañana por mí”.

Accionemos, pues solo de esa forma podremos seguir adelante como sociedad y como país, así que acércate al centro de acopio más cercano y dona con todo tu amor, pues aunque suene cursi, el amor es lo único que puede ayudar a sanar a este mundo tan fracturado.

deysisnhn@gmail.com


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