Con esto de la propuesta de terminar de tajo con el financiamiento y prerrogativas de los partidos políticos, aparecen varios personajes que se adjudican la paternidad de la idea o iniciativa. Reclaman derechos de autor como si eso realmente importara ante la tragedia y el clamor popular, clamor que tiene años, décadas. A lo anterior, se suma la bendita propuesta de eliminar todos los plurinominales, bienvenida.
A muchos vividores de todos los institutos políticos deben estarle temblando las piernas, qué bueno. Pero lo que es cierto, es que esto ya no tiene marcha atrás. Que no se diga que únicamente los jóvenes están empujando para que esto se haga una realidad, la exigencia y hartazgo vienen de tiempos en los que no habían nacido.
Pero el punto es que ante esta amenaza contra todas las máquinas de succionar dinero público que son los partidos, empezarán a correr ‘sesudos’ argumentos para no soltar la lana.
Pues ahí es donde quisiera que nos detuviéramos. No se trata de razonamientos para complacer al graderío, no se trata de pretextos como la amenaza de la inyección de dinero del narcotráfico (que ya ocurre), no se trata del populista argumento de ‘privatizar’ las elecciones (existen mecanismos para que esto no ocurra y el INE es central para tales propósitos). Ni de deudas, rentas o nómina, que en muchos países existen fórmulas para que esto sea sobrellevado sin hacer daño a los dineros públicos. El adelgazamiento de la plantilla de empleados sin quehacer, asesores y queridas, es deseable.
Entonces, es cuestión de observar algo muy sencillo: quién renuncia al dinero del pueblo y quién no lo quiere soltar. Ahí está la clave de todo. Haga la paja a un lado, no escuche choros mareadores de políticos colmilludos que se dicen salvadores de la patria, aléjese de los activistas vestidos de periodistas, ONG’s, #YoSoy132 y usuarios espontáneos de las redes sociales (quienes realmente están contratados en call centers por los partidos políticos para crear ‘percepción’).
Nada mes vea quién suelta el dinero y quién se aferra a él.
Esa será la mejor pista para saber qué decidir en 2018, sin contar con la evaluación del acompañamiento y solidaridad real de autoridades de los tres niveles de gobierno y de los distintos personajes de la vida pública en nuestro país. Quién está haciendo su trabajo y quién está utilizando la desgracia con fines políticos, quién está posando para la foto y quién, desde lo más perverso de su ser, está polarizando a este noble pueblo en tiempos en los que se requiere unidad.
Pero esa es otra historia, digna de textos futuros.
Twitter: @adejorge
A muchos vividores de todos los institutos políticos deben estarle temblando las piernas, qué bueno. Pero lo que es cierto, es que esto ya no tiene marcha atrás. Que no se diga que únicamente los jóvenes están empujando para que esto se haga una realidad, la exigencia y hartazgo vienen de tiempos en los que no habían nacido.
Pero el punto es que ante esta amenaza contra todas las máquinas de succionar dinero público que son los partidos, empezarán a correr ‘sesudos’ argumentos para no soltar la lana.
Pues ahí es donde quisiera que nos detuviéramos. No se trata de razonamientos para complacer al graderío, no se trata de pretextos como la amenaza de la inyección de dinero del narcotráfico (que ya ocurre), no se trata del populista argumento de ‘privatizar’ las elecciones (existen mecanismos para que esto no ocurra y el INE es central para tales propósitos). Ni de deudas, rentas o nómina, que en muchos países existen fórmulas para que esto sea sobrellevado sin hacer daño a los dineros públicos. El adelgazamiento de la plantilla de empleados sin quehacer, asesores y queridas, es deseable.
Entonces, es cuestión de observar algo muy sencillo: quién renuncia al dinero del pueblo y quién no lo quiere soltar. Ahí está la clave de todo. Haga la paja a un lado, no escuche choros mareadores de políticos colmilludos que se dicen salvadores de la patria, aléjese de los activistas vestidos de periodistas, ONG’s, #YoSoy132 y usuarios espontáneos de las redes sociales (quienes realmente están contratados en call centers por los partidos políticos para crear ‘percepción’).
Nada mes vea quién suelta el dinero y quién se aferra a él.
Esa será la mejor pista para saber qué decidir en 2018, sin contar con la evaluación del acompañamiento y solidaridad real de autoridades de los tres niveles de gobierno y de los distintos personajes de la vida pública en nuestro país. Quién está haciendo su trabajo y quién está utilizando la desgracia con fines políticos, quién está posando para la foto y quién, desde lo más perverso de su ser, está polarizando a este noble pueblo en tiempos en los que se requiere unidad.
Pero esa es otra historia, digna de textos futuros.
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