Muchas veces cuando hablamos de “artistas”, algunas personas relacionan esta palabra con gente que sale en televisión, y sí es cierto que muchas de esas figuras sí lo son, la minoría pueden o tiene el derecho de colgarse un título de tal magnitud, pues aunque estos individuos salgan tras de una pantalla no significa que tenga la preparación, el conocimiento y peor aún, el talento para ser llamados de esta manera.
Sin embargo, esta problemática no se limita a esa área laboral, sino que dentro de todas las disciplinas artísticas ocurren cosas similares, existen personas que presumen de saber escribir, pintar, dibujar, actuar, etc., y aunque no tengan el conocimiento básico de lo que pretenden hacer, o crear, van por el mundo vanagloriándose. Muchas veces porque personas que tampoco tienen un conocimiento amplio del tema les aplaude su trabajo.
Esto inevitablemente, hace que el supuesto artista comience a alimentar su ego, que comience a despegar sus pies del piso y se crea un ser iluminado y adelantado a su tiempo; peor todavía los pseudo-artistas que comienzan a adoptar la personalidad de artistas consagrados, convirtiéndose a ellos mismos en un cliché, en una repetición romántica de escritores como Bukowsky, el favorito de los que creen que ser escritor es ser decadente, mujeriego, misántropo; todos esos “poetas” que adoptan el comportamiento de los grandes, que recurren a la melancolía de que los tiempos anteriores fueron tiempos mejores y que los imitan, que se empeñan a seguir la ideología de los genios de principios del siglo XX y no comprenden que la mayoría de artistas se centran en su momento histórico, que juegan con su neurosis y que eso es lo que los hace diferentes.
Pues aunque lo duden, el verdadero artista es quien se reinventa a sí mismo y crea desde su perspectiva personal, que expone sus ideas lo más diferentes posibles que sus antecesores, que busca dejar una huella en el medio, pero una huella que sea su sello personal, que sea distinto y lo distinga, para que de esta manera pueda trascender.
El ego siempre estará presente en estos seres creativos, y también en los que no tiene nada de creatividad pero se han autoengañado convenciéndose de lo contrario. El ego forma parte del artista, es parte de aquellos que saben tocar almas y sacudir mentes, porque de alguna forma, directa o indirecta, tienen este poder… para los otros que solo son una parodia, para ellos queda el desprecio de los que sí saben hacer arte. Es curioso, y hasta patético, que muchos de los adoradores de Bukowsky que quieren su línea creativa, seguramente serían repudiados por él, si viviera.
deysisnhn@gmail.com
Sin embargo, esta problemática no se limita a esa área laboral, sino que dentro de todas las disciplinas artísticas ocurren cosas similares, existen personas que presumen de saber escribir, pintar, dibujar, actuar, etc., y aunque no tengan el conocimiento básico de lo que pretenden hacer, o crear, van por el mundo vanagloriándose. Muchas veces porque personas que tampoco tienen un conocimiento amplio del tema les aplaude su trabajo.
Esto inevitablemente, hace que el supuesto artista comience a alimentar su ego, que comience a despegar sus pies del piso y se crea un ser iluminado y adelantado a su tiempo; peor todavía los pseudo-artistas que comienzan a adoptar la personalidad de artistas consagrados, convirtiéndose a ellos mismos en un cliché, en una repetición romántica de escritores como Bukowsky, el favorito de los que creen que ser escritor es ser decadente, mujeriego, misántropo; todos esos “poetas” que adoptan el comportamiento de los grandes, que recurren a la melancolía de que los tiempos anteriores fueron tiempos mejores y que los imitan, que se empeñan a seguir la ideología de los genios de principios del siglo XX y no comprenden que la mayoría de artistas se centran en su momento histórico, que juegan con su neurosis y que eso es lo que los hace diferentes.
Pues aunque lo duden, el verdadero artista es quien se reinventa a sí mismo y crea desde su perspectiva personal, que expone sus ideas lo más diferentes posibles que sus antecesores, que busca dejar una huella en el medio, pero una huella que sea su sello personal, que sea distinto y lo distinga, para que de esta manera pueda trascender.
El ego siempre estará presente en estos seres creativos, y también en los que no tiene nada de creatividad pero se han autoengañado convenciéndose de lo contrario. El ego forma parte del artista, es parte de aquellos que saben tocar almas y sacudir mentes, porque de alguna forma, directa o indirecta, tienen este poder… para los otros que solo son una parodia, para ellos queda el desprecio de los que sí saben hacer arte. Es curioso, y hasta patético, que muchos de los adoradores de Bukowsky que quieren su línea creativa, seguramente serían repudiados por él, si viviera.
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