¿Preocupado por lo qué pasa en México? ¿Insatisfecho con los partidos, con el INE y asociados y con la mayor parte de los candidatos? Armo diagnóstico y presento una posible solución.
Se fundamenta la frase común "todos los partidos son iguales". A cada momento confirman su obsesión con los cargos y los presupuestos, sus limitaciones como gobernantes y funcionarios y su incapacidad para enfrentar a los poderes fácticos que nos explotan y aterrorizan. El saldo neto es un "pacto de impunidad" explícito o tácito que pone cerrojos en las puertas de entrada a la vida pública. Hay por supuesto excepciones. Entre otras, Javier Corral en el PAN, Enrique Alfaro y su corriente en Movimiento Ciudadano, Cuauhtémoc Cárdenas en el gobierno de la CdMx.
Morena es un caso especial. Ha tenido un crecimiento espectacular fundamentándolo en la honestidad personal y la tenacidad de Andrés Manuel López Obrador, quien muy probablemente sea el próximo presidente de México. El partido tiene dos fisuras estructurales. Las dificultades que tiene para transferir el carisma del líder a la institución (un problema nunca atendido o resuelto por el PRD y sus tribus) y la laxitud con la cual están aceptando cuadros políticos curtidos en los modos y costumbres del sistema; están convirtiéndose en el basurero de la transición fallida.
¿Qué pueden hacer quienes no se sienten representados en las opciones existentes? Tengo décadas estudiando el cambio en México y la evidencia reunida me permite asegurar que en las mejores transformaciones ha pesado la sociedad organizada a favor de causas y casos inspirados en el bien común. Lo inverso también es cierto: la ilegalidad y el crimen organizado han ido tejiendo su propio respaldo social. Por esta lectura de la realidad siempre he apoyado a las organizaciones sociales independientes. Aunque es la apuesta más segura para el mediano y largo plazo, son necesarias instancias organizativas que aglutinen y den coherencia a los dispersos y los diversos.
México vive un presente muy difícil por causas que me parece innecesario enumerar. Tenemos que ensayar nuevas soluciones. Por ello, he decidido implicarme en la construcción de la Iniciativa Ahora. Comparto sus planteamientos centrales: enfrentar con métodos democráticos y pacíficos la impunidad y la corrupción, la desigualdad, la pobreza y la exclusión, la inseguridad y la violencia.
Mi respaldo tiene historia. Coincidí con el núcleo dirigente de Ahora en Alianza Cívica, un movimiento ciudadano que tuvo un gran impacto en las elecciones presidenciales de 1994 (año de aparición del EZLN) y en las batallas por la transparencia y la rendición de cuentas. Desde entonces han seguido en la trinchera de las mejores causas ciudadanas y algunos de ellos ocuparon importantes cargos públicos; manejaron con probidad y eficiencia los recursos a su disposición. Su apego a métodos democráticos de toma de decisión viene por convicción y por lo aprendido en las ONG.
Hay bastante de quijotesco en Ahora. Con más entusiasmo que recursos están empeñados en combatir el pacto de impunidad abanderando causas concretas en lugares específicos. Se apoyan en candidaturas independientes a cargos de elección popular (la más conocida es la de Emilio Álvarez Icaza a la presidencia de la república, pero están construyéndose otras).
Uno de los retos más grandes para quienes participen en política mexicana son el cinismo y la corrupción característicos de la vida pública. Es el flanco más frágil de cualquier organización. Por ello, acepté presidir en Ahora el Comité de Ética que se encargará de establecer criterios generales y revisar y dictaminar los incidentes de corrupción. Por tratarse de una instancia independiente y honorífica estaré en libertad de seguir revisando y opinando con independencia de criterio sobre la vida pública y sus actores (entre los cuales está incluido Ahora).
La Iniciativa Ahora puede naufragar en la inclemente y turbulenta política mexicana. Hay que apuntalarla porque es representativa de corrientes reales y legítimas de la sociedad mexicana. Tanto como la candidatura independiente de Marichuy (María de Jesús Patricio Martínez), respaldada por el Consejo Nacional Indígena y el EZLN. Son fuerzas y voces que se merecen un espacio en la vida nacional.
Se fundamenta la frase común "todos los partidos son iguales". A cada momento confirman su obsesión con los cargos y los presupuestos, sus limitaciones como gobernantes y funcionarios y su incapacidad para enfrentar a los poderes fácticos que nos explotan y aterrorizan. El saldo neto es un "pacto de impunidad" explícito o tácito que pone cerrojos en las puertas de entrada a la vida pública. Hay por supuesto excepciones. Entre otras, Javier Corral en el PAN, Enrique Alfaro y su corriente en Movimiento Ciudadano, Cuauhtémoc Cárdenas en el gobierno de la CdMx.
Morena es un caso especial. Ha tenido un crecimiento espectacular fundamentándolo en la honestidad personal y la tenacidad de Andrés Manuel López Obrador, quien muy probablemente sea el próximo presidente de México. El partido tiene dos fisuras estructurales. Las dificultades que tiene para transferir el carisma del líder a la institución (un problema nunca atendido o resuelto por el PRD y sus tribus) y la laxitud con la cual están aceptando cuadros políticos curtidos en los modos y costumbres del sistema; están convirtiéndose en el basurero de la transición fallida.
¿Qué pueden hacer quienes no se sienten representados en las opciones existentes? Tengo décadas estudiando el cambio en México y la evidencia reunida me permite asegurar que en las mejores transformaciones ha pesado la sociedad organizada a favor de causas y casos inspirados en el bien común. Lo inverso también es cierto: la ilegalidad y el crimen organizado han ido tejiendo su propio respaldo social. Por esta lectura de la realidad siempre he apoyado a las organizaciones sociales independientes. Aunque es la apuesta más segura para el mediano y largo plazo, son necesarias instancias organizativas que aglutinen y den coherencia a los dispersos y los diversos.
México vive un presente muy difícil por causas que me parece innecesario enumerar. Tenemos que ensayar nuevas soluciones. Por ello, he decidido implicarme en la construcción de la Iniciativa Ahora. Comparto sus planteamientos centrales: enfrentar con métodos democráticos y pacíficos la impunidad y la corrupción, la desigualdad, la pobreza y la exclusión, la inseguridad y la violencia.
Mi respaldo tiene historia. Coincidí con el núcleo dirigente de Ahora en Alianza Cívica, un movimiento ciudadano que tuvo un gran impacto en las elecciones presidenciales de 1994 (año de aparición del EZLN) y en las batallas por la transparencia y la rendición de cuentas. Desde entonces han seguido en la trinchera de las mejores causas ciudadanas y algunos de ellos ocuparon importantes cargos públicos; manejaron con probidad y eficiencia los recursos a su disposición. Su apego a métodos democráticos de toma de decisión viene por convicción y por lo aprendido en las ONG.
Hay bastante de quijotesco en Ahora. Con más entusiasmo que recursos están empeñados en combatir el pacto de impunidad abanderando causas concretas en lugares específicos. Se apoyan en candidaturas independientes a cargos de elección popular (la más conocida es la de Emilio Álvarez Icaza a la presidencia de la república, pero están construyéndose otras).
Uno de los retos más grandes para quienes participen en política mexicana son el cinismo y la corrupción característicos de la vida pública. Es el flanco más frágil de cualquier organización. Por ello, acepté presidir en Ahora el Comité de Ética que se encargará de establecer criterios generales y revisar y dictaminar los incidentes de corrupción. Por tratarse de una instancia independiente y honorífica estaré en libertad de seguir revisando y opinando con independencia de criterio sobre la vida pública y sus actores (entre los cuales está incluido Ahora).
La Iniciativa Ahora puede naufragar en la inclemente y turbulenta política mexicana. Hay que apuntalarla porque es representativa de corrientes reales y legítimas de la sociedad mexicana. Tanto como la candidatura independiente de Marichuy (María de Jesús Patricio Martínez), respaldada por el Consejo Nacional Indígena y el EZLN. Son fuerzas y voces que se merecen un espacio en la vida nacional.
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