Para nadie es novedad que la violencia de género es el pan de cada día para la mayoría de mujeres, y no me refiero específicamente a golpes u hostigamiento sexual, pues dentro de la violencia que sufrimos las mujeres existen diferentes categorías: psicológica, económica, acoso, discriminación, etc.
México es un país que a pesar de estar abierto a nuevas posibilidades y que ha crecido en diferentes áreas, contamos con un rezago socio-cultural e histórico que venimos arrastrando por generaciones. En México aún resulta utópico que una mujer pueda aspirar a puestos de gran importancia dentro del área laboral, política y, lo que es peor, dentro de la jerarquía familiar, pues la mayoría de sitios de poder siguen siendo ocupados por hombres.
Pero lo que resulta aún más alarmante en que las estadísticas cada vez sean más desfavorables para las féminas, pues los diferentes tipos de violencia siguen aumentando y es todavía más desgarrador que la mayoría de estos actos sean por parte de conocidos, padres, hermanos, pareja, incluso entre otras mujeres.
Según cifras arrojadas por el INEGI, hasta el 2016, la violencia hacia las mujeres poblanas aumentó a un 64.3 por ciento a comparación de otros años, como el 2011 que arrojó el 62.8 por ciento de casos de violencia. Lo que es peor todavía es que el 44.5 de los casos de violencia del 2016 haya sido ejercida por las parejas de las violentadas, ocupando así Puebla el décimo lugar en este tipo de violencia.
Pero esto no quiere decir que la mujer sólo esté insegura dentro de su casa, lo cual ya es por sí mismo bastante perturbador, sino que existe un 50.5 por ciento de violencia sexual fuera de una relación amorosa, este tipo problemática casi siempre es ejercida por desconocidos; desde del acoso callejero, los “inofensivos” piropos, los arrimones en el transporte público hasta las violaciones, forman parte de esta estadística. Sin olvidar que también se considera violación cuando la pareja obliga a la mujer a tener relaciones sexuales en contra de su voluntad.
Otra cifra que da mucho qué pensar en la de 18.9 por cierto, que pertenece a todas esas mujeres que son golpeadas por sus esposos o novios. Y sin mencionar los casos alarmantes de feminicidios que cada día se vuelven más comunes dentro de esta entidad.
Sin duda, éstas son las estadísticas que dan más para pensar, pero no olvidemos que no son las únicas, pues existen las más pequeñas que pertenecen a la discriminación laboral, a todas esas mujeres que se les ha quitado el derecho de opinar y se les silencia por medio de amenazas, aun peor cuando desde pequeñas se les mentalizó para no cuestionar y obedecer ciegamente.
Queda mucho trabajo que realizar, y no sólo en Puebla, pues es un problema que está en cada rincón del país, del continente, incluso en países de primer mundo. Es momento de que todos entendamos poco a poco que somos una gran sociedad que debe de ser equitativa sin importar el género o condición de cada individuo. Hay mucho que hacer, ojalá quedara claro para todos aquellos que son líderes de opinión y representes políticos.
deysisnhn@gmail.com
México es un país que a pesar de estar abierto a nuevas posibilidades y que ha crecido en diferentes áreas, contamos con un rezago socio-cultural e histórico que venimos arrastrando por generaciones. En México aún resulta utópico que una mujer pueda aspirar a puestos de gran importancia dentro del área laboral, política y, lo que es peor, dentro de la jerarquía familiar, pues la mayoría de sitios de poder siguen siendo ocupados por hombres.
Pero lo que resulta aún más alarmante en que las estadísticas cada vez sean más desfavorables para las féminas, pues los diferentes tipos de violencia siguen aumentando y es todavía más desgarrador que la mayoría de estos actos sean por parte de conocidos, padres, hermanos, pareja, incluso entre otras mujeres.
Según cifras arrojadas por el INEGI, hasta el 2016, la violencia hacia las mujeres poblanas aumentó a un 64.3 por ciento a comparación de otros años, como el 2011 que arrojó el 62.8 por ciento de casos de violencia. Lo que es peor todavía es que el 44.5 de los casos de violencia del 2016 haya sido ejercida por las parejas de las violentadas, ocupando así Puebla el décimo lugar en este tipo de violencia.
Pero esto no quiere decir que la mujer sólo esté insegura dentro de su casa, lo cual ya es por sí mismo bastante perturbador, sino que existe un 50.5 por ciento de violencia sexual fuera de una relación amorosa, este tipo problemática casi siempre es ejercida por desconocidos; desde del acoso callejero, los “inofensivos” piropos, los arrimones en el transporte público hasta las violaciones, forman parte de esta estadística. Sin olvidar que también se considera violación cuando la pareja obliga a la mujer a tener relaciones sexuales en contra de su voluntad.
Otra cifra que da mucho qué pensar en la de 18.9 por cierto, que pertenece a todas esas mujeres que son golpeadas por sus esposos o novios. Y sin mencionar los casos alarmantes de feminicidios que cada día se vuelven más comunes dentro de esta entidad.
Sin duda, éstas son las estadísticas que dan más para pensar, pero no olvidemos que no son las únicas, pues existen las más pequeñas que pertenecen a la discriminación laboral, a todas esas mujeres que se les ha quitado el derecho de opinar y se les silencia por medio de amenazas, aun peor cuando desde pequeñas se les mentalizó para no cuestionar y obedecer ciegamente.
Queda mucho trabajo que realizar, y no sólo en Puebla, pues es un problema que está en cada rincón del país, del continente, incluso en países de primer mundo. Es momento de que todos entendamos poco a poco que somos una gran sociedad que debe de ser equitativa sin importar el género o condición de cada individuo. Hay mucho que hacer, ojalá quedara claro para todos aquellos que son líderes de opinión y representes políticos.
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