El feminismo ha sido satanizado desde que surgió a principios del siglo pasado, esto probablemente se deba a la revolución ideológica que representó desde su surgimiento, y como toda revolución representó cambios significativos para la sociedad en general. Este movimiento como todos los que han sido trascendentes representa una amenaza a los cánones establecidos por tantos años, incluso siglos.
Sin embargo, algo que no podemos negar, es que el feminismo es un proceso necesario para la evolución de cualquier cultura y sociedad, pues la inclusión de las mujeres en todos los ámbitos creó una solidez que es benéfica para cualquier nación, y no es que un sistema patriarcal por completo tengo carencias, aunque en cuestiones humanitarias sí las tenga, pero en la laborales, políticas y demás al incluir a las mujeres les ha dado mayor fortaleza ideológica, pues aunque por mucho tiempo fueron relegadas, han aportado sustancialmente en todos los campos de trabajo y conocimiento.
Es verdad que muchas personas piensan que la sociedad funcionaba mejor cuando la mujer estaba al frente del hogar, pues las familias eran más unidas, pero algo que no se puede pasar por alto son todos los adelantos tecnológicos, culturales y científicos han sido aportados por mujeres. La mujer tiene un papel importante que no debemos menospreciar.
De esta misma forma, también habría que visibilizar todas los pros y contras de este movimiento, pues así como la vida de la mayor parte de las mujeres ha mejorado considerablemente, también hay aspectos que están lastimado al objetivo principal. Y es el feminismo radical, ese que consta de mujeres que han perdido el hilo fundamental del feminismo, ese que busca la igualdad, equidad e inclusión de género, que no pretende ver a nadie más o menos. Al contrario, las radicales han empañado esta idea, pues de forma lamentable, muchas mujeres sufren de resentimiento contra el sexo masculino, deshumanizan a los hombres, viéndolos como los culpables de todos los problemas que venimos arrastrando, viéndolos como el enemigo.
Y sí, es verdad que muchos varones aún conservan la ideología de la superioridad masculina, muchos que todavía creen que el lugar de la mujer es en la casa, haciendo tareas domésticas y cuidando a los niños, aparte del servilismo que creen que la mujer debe de tener hacia ellos por el simple hecho de ser hombres. Misóginos por herencia y excelencia.
Esto conocido como machismo es el cáncer que ha impedido el crecimiento de la sociedad, pero, de esta misma forma el feminismo radical también está afectando la evolución, pues estos dos extremos afectan de igual manera. Y es reflejado principalmente en el lenguaje, cuando a ellos se les ha montado motes como “marichulo” o “machirrín”, mientras que a ellas se les llama “feminazis”, términos que tiene un sentido peyorativo. Pero lo peor, es que se ha llegado a la generalización, ahora se vive una lucha de géneros gracias a estos dos extremos, muchas mujeres descargan su odio contra los hombres, evitan el contacto y se refieren de manera despectiva hacia ellos, mientras que cuando algunos hombres, incluso mujeres, escuchan la palabra “feminismo” enseguida la relacionan con mujeres que no buscan la igualdad, sino la superioridad.
En fin, esta batalla entre géneros parece que en lugar de ceder y unirnos, nos está separando cada vez más. Ojalá en algún momento estos dos sectores extremistas entiendan que todo depende del equilibrio, y que cuando la balanza se inclina para un lado nada puede estar bien.
deysisnhn@gmail.com
Sin embargo, algo que no podemos negar, es que el feminismo es un proceso necesario para la evolución de cualquier cultura y sociedad, pues la inclusión de las mujeres en todos los ámbitos creó una solidez que es benéfica para cualquier nación, y no es que un sistema patriarcal por completo tengo carencias, aunque en cuestiones humanitarias sí las tenga, pero en la laborales, políticas y demás al incluir a las mujeres les ha dado mayor fortaleza ideológica, pues aunque por mucho tiempo fueron relegadas, han aportado sustancialmente en todos los campos de trabajo y conocimiento.
Es verdad que muchas personas piensan que la sociedad funcionaba mejor cuando la mujer estaba al frente del hogar, pues las familias eran más unidas, pero algo que no se puede pasar por alto son todos los adelantos tecnológicos, culturales y científicos han sido aportados por mujeres. La mujer tiene un papel importante que no debemos menospreciar.
De esta misma forma, también habría que visibilizar todas los pros y contras de este movimiento, pues así como la vida de la mayor parte de las mujeres ha mejorado considerablemente, también hay aspectos que están lastimado al objetivo principal. Y es el feminismo radical, ese que consta de mujeres que han perdido el hilo fundamental del feminismo, ese que busca la igualdad, equidad e inclusión de género, que no pretende ver a nadie más o menos. Al contrario, las radicales han empañado esta idea, pues de forma lamentable, muchas mujeres sufren de resentimiento contra el sexo masculino, deshumanizan a los hombres, viéndolos como los culpables de todos los problemas que venimos arrastrando, viéndolos como el enemigo.
Y sí, es verdad que muchos varones aún conservan la ideología de la superioridad masculina, muchos que todavía creen que el lugar de la mujer es en la casa, haciendo tareas domésticas y cuidando a los niños, aparte del servilismo que creen que la mujer debe de tener hacia ellos por el simple hecho de ser hombres. Misóginos por herencia y excelencia.
Esto conocido como machismo es el cáncer que ha impedido el crecimiento de la sociedad, pero, de esta misma forma el feminismo radical también está afectando la evolución, pues estos dos extremos afectan de igual manera. Y es reflejado principalmente en el lenguaje, cuando a ellos se les ha montado motes como “marichulo” o “machirrín”, mientras que a ellas se les llama “feminazis”, términos que tiene un sentido peyorativo. Pero lo peor, es que se ha llegado a la generalización, ahora se vive una lucha de géneros gracias a estos dos extremos, muchas mujeres descargan su odio contra los hombres, evitan el contacto y se refieren de manera despectiva hacia ellos, mientras que cuando algunos hombres, incluso mujeres, escuchan la palabra “feminismo” enseguida la relacionan con mujeres que no buscan la igualdad, sino la superioridad.
En fin, esta batalla entre géneros parece que en lugar de ceder y unirnos, nos está separando cada vez más. Ojalá en algún momento estos dos sectores extremistas entiendan que todo depende del equilibrio, y que cuando la balanza se inclina para un lado nada puede estar bien.
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