“Ves la tempestad y no te hincas”
No hace mucho, los electores estadounidenses tuvieron la preciosa oportunidad de cambiar la historia para bien. Se dieron cuenta a tiempo de la gran cantidad de abusos y, sobre todo, del enfermizo perfil psicológico del que ahora es su presidente.
Pero no lo quisieron ver, les pareció una divertida travesura, su rabia por el estado que guardaban ¿guardan? las cosas, los cegó y llevaron a la Casa Blanca a un peligro global.
Pues bien, creo que en México vivimos un momento similar al que vivieron los estadounidenses cuando supieron de las mañas de Trump para evadir impuestos o la grabación aquella en la que se le escucha decir atrocidades sobre las mujeres y muchas otras cosas.
¿Por qué? Porque esta semana México pudo confirmar lo que ya sabíamos sobre el líder de Morena, López Obrador, y quienes le rodean. Sabemos de su corrupción, no hay duda.
Es el momento en el que durante meses se le ha querido posicionar como el próximo presidente de México y muchos actores de poder en el país han corrido a su lado para rendirle honores desde ahora.
Conocemos del blindaje inexplicable que las autoridades de todos los niveles le brindan. Sabemos de su cinismo. Repetimos de memoria las frases que repetirá en cada video porque es una mecánica engañabobos. No podemos negar que es falso y que miente, miente mucho. Pero, aun así, somos testigos del fanatismo de unos y la desesperación de otros que lo colocan al frente de las preferencias.
Ciertamente el PAN, el PRI y el PRD nos han quedado mucho a deber; sin embargo, estoy convencido que López Obrador y su camarilla no son la solución que México necesita.
A las pruebas me remito.
Twitter: @adejorge
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