El análisis frío de las cifras muestra que Javier Hernández lleva en el Bayer Leverkusen un promedio de goles por encima de los que ha marcado en otros clubes, solo comparable con su última etapa en las Chivas antes de ser vendido a Inglaterra.
En pocas palabras, solo le ha dejado buenas cosas a todos los involucrados. En especial, porque se dice que los 28 años son la flor de la vida de un futbolista y cualquiera podría pensar que estos números se explican, en parte, por la madurez de Javier como jugador.
Bueno, cualquiera menos él. El goleador mexicano tiene clara la razón de sus números, que él recuerda mejor que nadie en ese Wikipedia que tiene en el cerebro, con las cifras exactas de sus partidos jugados y tantos anotados.
EL CONVINCENTE VOTO DE CONFIANZA
Hernández sabe que la causa principal de su rendimiento es la confianza y la continuidad que le ha dado el Bayer Leverkusen que no tenía desde la última temporada en las Chivas. Continuidad equivale a goles para el mexicano y él lo sabe mejor que nadie.
Este era su gran problema en 2015, cuando deambulaba entre Madrid y Manchester, buscando abrirse camino. Jonas Boldt, un alemán que habla perfecto español y que se encarga de buscar talentos para el Bayer, tuvo una idea que hoy vemos que, a todas luces, fue genial. En palabras del propio Rudi Völler, director deportivo del Leverkusen, así ocurrieron los hechos:
“Estaba en mi oficina cuando entró Jonas con dos tazas de café. Sin perder tiempo, me miró y me dijo: podemos traer a Chicharito al Bayer...”.
El propio Völler, con muchos años de experiencia, no se lo creyó: "¿Por qué iba a querer el goleador mexicano jugar para un equipo como el Leverkusen?"
La respuesta la tenía Boldt: “Nosotros le vamos a dar continuidad, y le armaremos un equipo para que él brille”.
Boldt ha sido en enlace principal entre el club y los jugadores que vienen del continente americano, su madre es chilena y tiene la sangre latina en sus venas, esa misma que ayuda a que los jugadores de habla hispana sean más receptivos a su llegada. Por eso, Jonas fue clave para que Chicharito se sintiera como en casa.
"Uno habla el mismo idioma y compartimos sus emociones. Leverkusen se ha convertido en un club que habla español, que entiende su cultura y la forma de ser de toda latinoamérica".
LA PROMESA DE UN EQUIPO A SU MEDIDA
Rudi Völler, viejo zorro del área, tenía claro que Javier no puede jugar solo. Lo define como "uno de los mejores del mundo en los últimos 7 metros, finalizando jugadas". El compromiso era crear un estilo de juego que le pusiera la pelota al mexicano en esos tramos finales para que solo tuviera que definir.
Del resto se encargó Jonas, que llamó a Javier y le contó su propuesta. Cuando uno le pregunta al mexicano qué sintió, qué fue lo primero que se le vino a la cabeza cuando lo llamaron, no tarda ni un segundo en responderlo fuerte y claro: “oportunidad”. Para Chicharito, un jugador inteligente dentro y fuera de la cancha, esta era la puerta que ni Manchester ni Madrid le habían abierto.
El resto de la historia es conocido: Javier respondió marcando más de un gol cada dos partidos y se transformó en una marca que llevó las banderas del Leverkusen más allá de Alemania y más allá de Europa, inclusive.
Todas las historias de éxito tienen su origen en una gran idea y en esta se juntaron tres personas que la hicieron posible. Jonas Boldt sirvió el café y pensó todo, Rudi Völler armó la estrategia para que Chicharito brillara y el mexicano se encargó de aceptar inmediatamente y, no menos importante, marcar 38 goles y dar 8 asistencias en apenas 67 partidos.
Hoy es real, pero alguna vez fue un sueño de Boldt, que ni Völler pensó que podría concretarse.
Vía: Mediotiempo.
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