Muy dudosa solidaridad iberoamericana

Muy dudosa solidaridad iberoamericana
Se escuchan algunas voces que piden el apoyo a México de la comunidad iberoamericana de naciones. Se esperaría que esos países hermanos, unidos por una lengua y una cultura común, nos expresaran su solidaridad ahora que enfrentamos las embestidas de The Donald. Eso, en un primer momento, como una suerte de advertencia de que, siendo el muro una suerte de agravio universal para los latinos, la trifulca que se está buscando el nuevo inquilino de la Casa Blanca no sólo la tendrá con su vecino sino con todas las naciones de Hispanoamérica. Ya luego, cuando se materialicen las otras agresiones, los Gobiernos de esta gran colectividad habrían de tomar medidas para expresar de manera más concreta su rechazo al estadounidense pendenciero.

Muy bien, pero, hasta ahora prácticamente ningún mandatario latinoamericano ha lanzado declaraciones de respaldo excepto aquellos que suelen soltar diatribas contra los Estados Unidos de cualquier manera. Son de agradecer, naturalmente, los espaldarazos de un Maduro o de un Evo Morales pero lo que realmente necesitamos es que los menos camorristas sean quienes nos expresen su adhesión.

Eso sí, nos invitan, los suramericanos, a que dirijamos nuestra mirada hacia sus países y que celebremos acuerdos comerciales, que compartamos mercados, que intercambiemos alegremente productos y que constituyamos una gran cofradía económica. Que nos olvidemos de los Estados Unidos, vamos, y que retornemos humildemente a nuestros orígenes en vez de andar traficando bienes con la gran potencia imperial. Y, bueno, el Gobierno de Felipe Calderón ya había firmado, en junio de 2012, el tratado para constituir la Alianza del Pacífico con Chile, Colombia y Perú. Pero, caramba, trata de venderle coches a Brasil o a la Argentina y verás que las prácticas proteccionistas de esas dos naciones son mucho más disuasorias que las que todavía no ha implementado el Gobierno de Trump. O sea, que mucha retórica —o, ni tanta— pero cuando se trata ya de que importen manufacturas mexicanas los sentimientos de hermandad se disuelven en el aire.

Por cierto, ¿recuerdan la pandemia de gripe A (H1N1) que tuvimos en 2009? Los primerísimos en cerrarnos las puertas fueron Perú y la Argentina. Estados Unidos nunca canceló sus vuelos a nuestro país. Claro, gobernaba Obama. ¡Uf!

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Esta columna es publicada con la autorización expresa de su autor. 

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