Cuando Donald Trump se exaltó al hablar de su temperamento y de su orgullo por ese ‘su temperamento’, Hillary Clinton no pudo contener la risa y comentar que, bueno, pues qué más, “ahí está”. Y es que, precisamente, ese ‘temperamento’ es la esencia de la animadversión que el empresario puesto en político ha conseguido no sólo en su país, sino en todo el mundo.
Ella, por su parte, estuvo contenida y con datos duros y respuestas concretas a las agresiones y cuestionamientos del republicano; él divagaba e indignado mostraba su carácter fuerte y argumentos dañinos pero puestos en charola para sus electores.
El primer debate –de tres– entre los dos candidatos a la Presidencia de los Estados Unidos de América, la demócrata Hillary Clinton, y el republicano Donald Trump ocurrió la noche del 26 de septiembre de 2016 y fue todo un espectáculo político. El cálculo es que, en el mundo, por lo menos más de cien millones de televidentes vieron el ‘cara a cara’ entre ambos contendientes…
Y no es para menos. El interés y la preocupación que ha despertado esta campaña presidencial en el mundo no son para menos:
En primer lugar porque por primera vez contiende por la Presidencia de uno de los países más poderosos del mundo una mujer, lo que hace la novedad primera; ella ha sido Primera Dama de Estados Unidos de América por dos periodos presidenciales con su marido Bill Clinton, ha sido una muy influyente secretaria de Estado y ha vivido en la política activa de su país por casi treinta años…
…La sola posibilidad de una mujer presidenta, exactamente después de que termine la gestión de Barack Obama, el primer presidente negro de esta nación hacen la novedad y muestran un sentido práctico y democrático de ese país.
Pero también llama la atención de todo el mundo porque el candidato republicano, Donald Trump, ha recorrido toda la escala de agravios, agresiones, presiones, indisposiciones y contradicciones en unos cuantos meses desde junio de 2015.
Su racismo y xenofobia, animadversiones y odios los tiene a flor de piel y los exalta: esto le ha acumulado simpatizantes en un país en donde –dentro de sus libertades- están también las del racismo y la xenofobia. El sentido de raza superior se ha inflamado en los meses recientes entre muchos ahí, sobre todo mayores de edad, conservadores y ultra conservadores.
Digamos que Trump es un candidato con carácter ofuscado y dice lo que piensa, aunque lo que piensa no es lo políticamente correcto ni lo correcto a secas, y esto, de forma sorprendente, le ha llevado a escalar hasta un punto inimaginable hace meses: la candidatura de su partido.
Aun así, para muchos en Estados Unidos y en el mundo, la sola idea de que esté a su disposición el famoso ‘botón rojo’ que haría estallar una confrontación mundial resulta escalofriante por su voluble carácter y por sus odios a la vista de todos y por todo. O que tenga en su mano la posibilidad de decidir ‘vidas’ o ‘muertes’, en el mundo causa terror-pánico.
En México esa misma noche estuvimos con el ¡Jesús! en la boca. Un poco porque tenemos indignación, coraje, enojo y ojeriza en contra del candidato republicano a la presidencia de EUA, Donald Trump, y por todo lo que ha dicho de México y los mexicanos –acá o en EUA-, a lo largo de un año y tres meses que van de su campaña. Es evidente que nos tiene odio y sin duda tendremos problemas serios con su gobierno si llega a ser presidente de su país.
Y tan frágil es nuestra posición que –según el gobierno mexicano- la sola idea de que pudiera ser presidente ha hecho que el tipo de cambio del peso mexicano con relación al dólar vaya de picada. Todavía el lunes 26 de septiembre, por la mañana, el dólar se cotizaba a más de 20 pesos.
Pero nada, que Hillary, a quienes algunos suponíamos demasiado pasiva frente al permanente tono agresivo de Trump, ganó este primer debate. La encuesta inmediata de CNN atribuyó 62% de votos a favor en contra de 27% de Trump. Se sabrá más los días siguientes.
Fue evidente que ella se preparó meticulosamente para el debate; él no: él confió en su discurso y en su ‘temperamento’, pero no le alcanzó para mostrar a un hombre de Estado; a un presidente en forma; a un mandatario que no cause problemas a su país… Ella, en respuesta a Trump dijo que sí, que se preparó, como se prepara para ser presidenta de su país.
Así que el mundo estuvo atento a este debate. Y por un momento descansó. Y es que lo que ocurra ahí tiene impacto en todo el planeta; quien resulte presidente del país del norte de América será la piedra de toque durante los próximos cuatro años al término de este.
A los mexicanos nos preocupa aunque hagamos escarnio y mofa de Trump. Se dice que de ganar Hillary o Trump, a los mexicanos nos iría igual, como siempre: México bajo presión. Sí, pero la diferencia estriba en que ella hará la defensa de su país y él escriturara en nuestra frontera y con nuestros paisanos en Estados Unidos A su odio, su racismo, su xenofobia y sus interminables amenazas, incluso, de intervención militar en México. Si: Trump está chiflis, pero tiene seguidores en EUA.
Ella, por su parte, estuvo contenida y con datos duros y respuestas concretas a las agresiones y cuestionamientos del republicano; él divagaba e indignado mostraba su carácter fuerte y argumentos dañinos pero puestos en charola para sus electores.
El primer debate –de tres– entre los dos candidatos a la Presidencia de los Estados Unidos de América, la demócrata Hillary Clinton, y el republicano Donald Trump ocurrió la noche del 26 de septiembre de 2016 y fue todo un espectáculo político. El cálculo es que, en el mundo, por lo menos más de cien millones de televidentes vieron el ‘cara a cara’ entre ambos contendientes…
Y no es para menos. El interés y la preocupación que ha despertado esta campaña presidencial en el mundo no son para menos:
En primer lugar porque por primera vez contiende por la Presidencia de uno de los países más poderosos del mundo una mujer, lo que hace la novedad primera; ella ha sido Primera Dama de Estados Unidos de América por dos periodos presidenciales con su marido Bill Clinton, ha sido una muy influyente secretaria de Estado y ha vivido en la política activa de su país por casi treinta años…
…La sola posibilidad de una mujer presidenta, exactamente después de que termine la gestión de Barack Obama, el primer presidente negro de esta nación hacen la novedad y muestran un sentido práctico y democrático de ese país.
Pero también llama la atención de todo el mundo porque el candidato republicano, Donald Trump, ha recorrido toda la escala de agravios, agresiones, presiones, indisposiciones y contradicciones en unos cuantos meses desde junio de 2015.
Su racismo y xenofobia, animadversiones y odios los tiene a flor de piel y los exalta: esto le ha acumulado simpatizantes en un país en donde –dentro de sus libertades- están también las del racismo y la xenofobia. El sentido de raza superior se ha inflamado en los meses recientes entre muchos ahí, sobre todo mayores de edad, conservadores y ultra conservadores.
Digamos que Trump es un candidato con carácter ofuscado y dice lo que piensa, aunque lo que piensa no es lo políticamente correcto ni lo correcto a secas, y esto, de forma sorprendente, le ha llevado a escalar hasta un punto inimaginable hace meses: la candidatura de su partido.
Aun así, para muchos en Estados Unidos y en el mundo, la sola idea de que esté a su disposición el famoso ‘botón rojo’ que haría estallar una confrontación mundial resulta escalofriante por su voluble carácter y por sus odios a la vista de todos y por todo. O que tenga en su mano la posibilidad de decidir ‘vidas’ o ‘muertes’, en el mundo causa terror-pánico.
En México esa misma noche estuvimos con el ¡Jesús! en la boca. Un poco porque tenemos indignación, coraje, enojo y ojeriza en contra del candidato republicano a la presidencia de EUA, Donald Trump, y por todo lo que ha dicho de México y los mexicanos –acá o en EUA-, a lo largo de un año y tres meses que van de su campaña. Es evidente que nos tiene odio y sin duda tendremos problemas serios con su gobierno si llega a ser presidente de su país.
Y tan frágil es nuestra posición que –según el gobierno mexicano- la sola idea de que pudiera ser presidente ha hecho que el tipo de cambio del peso mexicano con relación al dólar vaya de picada. Todavía el lunes 26 de septiembre, por la mañana, el dólar se cotizaba a más de 20 pesos.
Pero nada, que Hillary, a quienes algunos suponíamos demasiado pasiva frente al permanente tono agresivo de Trump, ganó este primer debate. La encuesta inmediata de CNN atribuyó 62% de votos a favor en contra de 27% de Trump. Se sabrá más los días siguientes.
Fue evidente que ella se preparó meticulosamente para el debate; él no: él confió en su discurso y en su ‘temperamento’, pero no le alcanzó para mostrar a un hombre de Estado; a un presidente en forma; a un mandatario que no cause problemas a su país… Ella, en respuesta a Trump dijo que sí, que se preparó, como se prepara para ser presidenta de su país.
Así que el mundo estuvo atento a este debate. Y por un momento descansó. Y es que lo que ocurra ahí tiene impacto en todo el planeta; quien resulte presidente del país del norte de América será la piedra de toque durante los próximos cuatro años al término de este.
A los mexicanos nos preocupa aunque hagamos escarnio y mofa de Trump. Se dice que de ganar Hillary o Trump, a los mexicanos nos iría igual, como siempre: México bajo presión. Sí, pero la diferencia estriba en que ella hará la defensa de su país y él escriturara en nuestra frontera y con nuestros paisanos en Estados Unidos A su odio, su racismo, su xenofobia y sus interminables amenazas, incluso, de intervención militar en México. Si: Trump está chiflis, pero tiene seguidores en EUA.
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