Sudán del Sur convulsiona ante un conflicto interminable

Sudán del Sur convulsiona ante un conflicto interminable
El territorio oriental de África no logra encontrarse con la paz, desde finales del siglo pasado específicamente la región que comprendía a Sudán se ha visto inmersa en una dinámica de conflicto y crisis que le han llevado a sostener una situación de abusos y vulnerabilidad que difícilmente tiene fecha para expirar. Hoy día, dicha región dividida territorialmente únicamente comparte el odio entre facciones y la lucha por el poder. Sudán se ha partido, fue en enero de 2005 cuando la guerra civil técnicamente debió de detenerse al reconocer la autonomía de una gran porción del país que adoptaría el nombre Sudán del Sur pero que difícilmente podría romper los lazos de abusos, violencia y crimen que comparte con su hermano del norte.

Sudán del Sur es el estado soberano más joven del mundo, pues los resultados oficiales de su independencia y constitución se reconocieron apenas en el año 2011. Dicho país reportó en su último censo -2013- una población estimada de 10 millones de personas; a pesar de ello su economía es una de las menos dinámicas del planeta y su desarrollo humano está catalogado como bajo. Las grandes expectativas de crecimiento que se le atribuyeron después de lograr su reconocimiento como nación hoy son insostenibles; apenas dos años después de su nacimiento se inició en dicho país un conflicto político y étnico de carácter nacional que mantiene sumido en la violencia al país oriental.

La organización internacional con presencia en más de 90 países Oxfam estimó que a partir del año 2013, una de cada cinco personas habitantes de Sudán del Sur se han visto desplazadas debido a la brutalidad del conflicto y el brote de violencia, que principalmente afecta a mujer y niños. Casi un millón de personas más se han visto en la necesidad de solicitar refugio en los países vecinos como Etiopía, Kenia y Uganda. Las estadísticas del conflicto muestran que casi 5 millones de personas sufren una crisis alimentaria, la desnutrición infantil ya supera el millón de personas, menos de la mitad del país tiene acceso al agua potable y para empeorar la situación aún más en este año ha surgido un nuevo brote de cólera.

Apenas hace unos días el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) emitió un comunicado de prensa en el cual advierte de los nuevos peligros a los que se enfrentan los niños y mujeres de Sudán del Sur con el resurgimiento del conflicto armado que una vez más había prometido terminar en 2015. Los problemas más críticos son el reclutamiento de niños para engrosar las filas de los combatientes rebeldes y la violencia sexual contra mujeres y niñas perpetrada por los grupos armados.

A través de dicho comunicado de prensa, UNICEF estimó que en lo que va del año 650 niños han sido reclutados por grupos armados, es decir, casi tres niños han sido arrebatados de sus familias cada día para ser parte de un conflicto que les es completamente ajeno y en el que se han visto involucrados desde 2013 más de 16,000 infantes.

Es por ello que la Organización de las Naciones Unidas y decenas de organizaciones internacionales sin fines de lucro, urgen a una solución definitiva en este conflicto, la prioridad para poder hacer frente a esta crisis es poner fin a la violencia, de tal forma que se conforme una estrategia política duradera y sobretodo efectiva. Aunque este conflicto nos pueda parecer ajeno dada la lejanía de la región, no olvidemos a las millones de personas que a diario sufren los abusos de una guerra de la que difícilmente se podrán recuperar. 
 

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