Dos escándalos domésticos han ocupado nuestra atención recientemente, no son los primeros y quizá no serán los últimos: Los abusos del apodado en las redes sociales como #LordFerrari y los infames juniors de Veracruz, los ‘porkys’.
Ejemplos del clasismo que ha imperado por siglos en México y de la impunidad que a una buena parte de la población está a punto de hacerla explotar contra los 3 niveles de gobierno, los políticos encargados de hacer las leyes y las autoridades responsables de impartir justicia.
En los dos casos sale a relucir el ‘influyentismo’, el sentirse superiores porque se tiene mucho dinero, porque se es hijo de algún personaje ‘importante’, porque se tienen conexiones y amistades al más alto nivel, porque el dinero todo lo puede comprar.
Escenarios de una golpiza y una violación, aberrantes argumentos de defensa y una sociedad cada vez más agraviada y menos dispuesta a aguantarse.
La autoridad tiene un gran reto enfrente: o imparte justicia verdadera sin dejarse ir por los caminos leguleyos de los defensores para que los ‘señores’ no pisen la cárcel, o terminar de una vez por todas con la paciencia de los ciudadanos.
Si las cosas terminan como siempre, estaríamos jodidos.
El mensaje para nosotros sería: ‘pinche prole pendeja, a poco creen que algún día serán como nosotros y podrán acceder a la justicia’.
El tiempo dirá.
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