Esta cifra representa 42.5% del total de desempleados que hay en el país, la proporción más alta desde que se tiene registro (2005), lapso en que dicha tasa ha aumentado 10.2 puntos porcentuales.
Más egresados, menos plazas
Enrique Hernández Laos, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, campus Iztapalapa, explicó que este fenómeno puede deberse a una conjunción de dos factores.
“El primero es que cada vez hay más egresados de las universidades, y el segundo es que el crecimiento del empleo ha sido más lento, y la razón es porque la economía mexicana se expande por debajo de lo que se requiere para las necesidades de empleo”.
Por lo anterior, el académico sostuvo que esta situación “habla de que las universidades hacen su trabajo en formar a cada vez más personas, pero la poca oferta de plazas hace que se tengan que quedar en el desempleo, ocuparse en la informalidad o aceptar un trabajo con bajo ingreso por la alta competencia que existe”, agregó Hernández Laos.
Jonathan Heath, vicepresidente de estudios económicos del IMEF, argumentó que el mayor desempleo en los más educados se debe en gran parte a que son personas que tienen más aspiraciones profesionales.
“La explicación la veo como que una persona cuando se educa más, tiende a tener mayores aspiraciones profesionales, lo que los lleva a no aceptar cualquier trabajo, sino a querer seguir buscando empleo hasta que encuentre uno con el que se identifica, por eso no debe sorprender que la tasa de desempleo sea más alta entre los de mayor educación”, explicó Heath.
Por lo anterior, el experto señaló que la tasa de desempleo es mayor en zonas urbanas (donde hay más personas educadas) que en zonas rurales. “En las urbes el mercado laboral es más organizado, por lo que el fenómeno que vemos es algo estructural de la economía mexicana. Por eso no se puede hablar necesariamente de un fracaso de las políticas en materia de empleo”, comentó.
Educados dentro de los ocupados
Los datos del Inegi también permiten establecer cómo se encuentra la población de alto nivel educativo al interior de los que trabajan.
En este sentido, 33.8% de los 51.5 millones de ocupados posee un grado de media superior y superior al cierre de 2015. Esta proporción ha crecido en los últimos once años en 12.8 puntos porcentuales.
De los que laboran en la formalidad (21.6 millones), 52.5% tiene un grado de escolaridad alto; los que trabajan en la informalidad (30 millones), 20.4% tienen niveles educativos más altos.
Ambos porcentajes representaron incrementos de 10.9 puntos porcentuales para el caso de los formales y de 6.6 puntos porcentuales en los informales en los últimos once años, lo que muestra que la participación de las personas más educadas gana terreno en ambos tipos de ocupación.
Disponibles para trabajar
El Inegi también mide un segmento de personas denominado no económicamente activos disponibles para trabajar, es decir aquellos que si bien reportaron no estar buscando trabajo en el momento de la encuesta (por eso no se les clasificó como desocupados), también manifestó que sí estarían dispuestos a laboral en caso que les ofreciesen un empleo. A estas personas también se les ha llegado a llamar “desempleados encubiertos”.
En 2015, hubo cinco millones 920 mil personas en esta condición, de las cuales un millón 316 mil tienen grado de media superior o superior, lo cual representó 22.2%, la proporción más alta en 11 años.
Esto implica que al igual que en el desempleo abierto y de la ocupación formal e informal, la participación de las personas de alto nivel educativo en el total de los “desempleados encubiertos” ha aumentado.
Vía: Dinero.
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