Tarjetas Premia Platino y los abusos del Verde Ecologista

Tarjetas Premia Platino y los abusos del Verde Ecologista
Parece que el caso de las tarjetas Premia Platino se han convertido en el caso “premio castigo” para Arturo Escobar. Luego de que parecía que se había consolidado en la estructura más alta del gobierno federal, ahora es uno de los chivos expiatorios de las estrategias electorales del Partido Verde y todos sus antecedentes polémicos.

Y es que por fin la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade), decidió castigar el uso indebido de más de 10 mil tarjetas Premia Platino que el PVEM entregó en el pasado proceso electoral en momentos donde esto ya era un delito electoral, por lo que ahora existen órdenes de aprensión en contra de los responsables de estos actos.

Además de Arturo Escobar, que en ese momento era el representante del Verde Ecologista, también se señalan como culpables a los representantes de las empresas Proyectos Juveniles y Multiservicios, que fueron las encargadas de la elaboración y distribución de estas tarjetas.

Este caso es importante por dos cosas. La primera porque sentará un precedente en los procesos electorales para el uso de estas tarjetas, que en muchos casos son solamente un gancho a través del cual se hace creer a las personas que tendrán alguna remuneración económica si votan por el partido o la coalición que las reparte.

Y es que en el caso de las Premia Platino, eran solamente tarjetas para acceder a descuentos en ciertas cadenas comerciales. Sin embrago, hay que recordar el caso de los monederos electrónicos Monex, repartidos por la coalición del PRI-PVEM durante las pasadas elecciones presidenciales, en donde a pesar de las evidencias mostradas, la Fepade y el Tribunal Electoral dejaron pasar sin mayores consecuencias.

La segunda, es que políticamente es un golpe muy duro para el Partido Verde, que pese a su alianza para “ayudar” a Peña Nieto a llegar a Los Pinos, en realidad consiguió pocos espacios de verdadera importancia en el gabinete y uno de ellos fue este, que apenas el pasado 9 de septiembre fue designado a Escobar como subsecretario en la Segob.

Esto a pesar de los antecedentes de escándalos y posibles actos de corrupción que pesan sobre Arturo Escobar, el cual ha protagonizado hechos como el del 2009, cuando siendo senador del Verde, fue detenido en el aeropuerto de Chiapas con más de un millón de pesos en efectivo sin que pudiera demostrar su procedencia.

Es decir, el hecho de que la Fepade haya decidido ir más allá para solicitar a un juez la detención de los acusados, es algo que hasta hace poco era algo casi inimaginable y esto rompe con la tendencias de castigar solo a los partidos políticos con multas, que a pesar de ser millonarias, poco escarmiento producen al interior de estos grupos.

Y el mejor ejemplo fue el mismo Partido Verde, que fue multado por INE por una cifra escandalosa de 3.9 millones de pesos en las pasadas elecciones, en donde Escobar fue uno de los estrategas y principales operadores.

Sin duda es buen inicio que la Fepade haya ido por este camino, que en cierto sentido es una forma de mandar un mensaje a los otros operadores políticos con respecto al uso de los recursos en las campañas políticas y sobre todo, ya puso un límite –pequeño, si se quiere, pero límite al fin- a los planes electorales en la ruta de las campañas presidenciales del 2018.

Con esto, puede ser que caiga un político menor en todo el entramado de las estructuras que implican los partidos políticos, pero en cierta forma, ya era necesario ponerle un alto al Partido Verde, que se ha encaramado en el poder gracias solamente a sus manejos y acuerdos por detrás de bambalinas para hacerse de algunos escaños y seguir disfrutando de los beneficios del presupuesto oficial.

Porque propuestas son pocas y vagas. Cualquiera puede hacer campañas pidiendo “pena de muerte a secuestradores”, “vales de medicinas” o hacer que los políticos cumplan con su responsabilidad, sin embrago, es mucho más productivo ser aliados de los poderosos y garantizar así a sus líderes “nadar de muertito” en medio de un océano en donde lo importante no son sus logros sino sus apellidos. 

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