Tras analizar la radiación ultravioleta emitida desde el centro de esta galaxia, los astrofísicos descubrieron propiedades extremas y sorprendentes. Profundizando en ella, que además es la galaxia más cercana a la Tierra en poseer un cuásar, hallaron la presencia de no solo uno, sino de dos agujeros negros supermasivos girando frenéticamente entre sí (orbitando entre ellos), generando una energía tal que hace que el núcleo de la galaxia anfitriona eclipse el brillo de las miles de millones de estrellas que alberga.
De los dos agujeros negros, uno de ellos orbita en el borde exterior del disco de acrecimiento (la estructura en forma de disco alrededor de un objeto central masivo); el segundo, algo más pequeño, en el borde interior del disco, poseyendo además su propio disco, aunque más nimio, con resplandor ultravioleta.
Este particular objeto cósmico es probablemente producto de una fusión de dos galaxias donde además, la materia gaseosa que lo rodea, gira también muy rápidamente, alcanzando temperaturas elevadas debido a fenómenos de fricción y turbulencias; de ahí la radiación tan intensa que emiten los cuásares.
“Estamos muy entusiasmados con este hallazgo, ya que no sólo muestra la existencia de un estrecho agujero negro binario en Markarian 231, sino también abre una nueva forma de buscar sistemáticamente agujeros negros binarios a través de la naturaleza de su emisión de luz ultravioleta”, explica Youjun Lu, coautora del estudio que recoge la revista The Astrophysical Journal.
Crédito imagen: Space Telescope Science Institute, Baltimore, Maryland.
Vía: Muy Interesante.