¿A quién beneficia un eventual triunfo de Donald Trump?

¿A quién beneficia un eventual triunfo de Donald Trump?
México es de los pocos países en el mundo donde la opinión sobre nuestros vecinos del norte está dividida; mientras unos son irracionalmente anti-norteamericanos, otros son irracionalmente pro-norteamericanos. Seguramente con la nueva campaña anti-mexicana llevada a cabo por el magnate (¿y comediante?) Donald Trump, las cifras que durante años han sido estables en cuanto a odio/simpatía que los mexicanos profesan a los norteamericanos, haya variado algo.

Pero quizá lo importante no sea eso, más bien preocupa avivar el sentimiento racista, tradicional en ese país, el que más deba mover a los ciudadanos de los Estados Unidos a reflexionar en serio sobre ese personaje que han dejado crecer.

Si por alguna razón la mayoría de los votantes encuentra atractivo el discurso del señor Trump y lo hace presidente, quizá sea muy probable que quien la pase peor no sean los mexicanos de este y de aquel lado de la frontera; no, más bien quienes podrían pasarla mal serían los Estados Unidos.

Fuera de México y otras excepciones, la mayoría de los países (Europa incluida) tiene un sentimiento anti-norteamericano muy arraigado y mucho más generalizado entre sus ciudadanos que en el nuestro. El apoyo, aunque en silencio, contra cualquier acción en contra del imperio (no necesariamente militar) es generalizado.

Por el otro lado están los enemigos económicos, militares y políticos que están pensando en todo momento cómo asestarle un golpe mortal, o bien, cómo hacerse de un pedazo de ese país.

Ahora bien, imagine a un Oligofrénico, egocéntrico, racista, hablador e intransigente sentado en la oficina de la Casa Blanca. Sólo ha probado tener éxito en algunos negocios, aunque no sabemos bajo que estrategias, pero jamás ha demostrado capacidad para gobernar y mucho menos para tomar decisiones que pudieran poner en riesgo millones de vidas y con una simple rabieta podría terminar con el poderío económico (bastante mermado) de nuestros vecinos.

¿Haría caso de sus asesores de política interior y exterior, a los militares y a los estrategas económicos? La respuesta es no. Él es producto de la falsa idea que tienen algunos de los constructores del ‘American Dream’: la de creer que son todopoderosos. Y pues no.

¿Reaccionaría a cualquier provocación que lo quiera poner a prueba por parte de los enemigos de ese país? La respuesta es sí, y con torpeza.

¿Imagina a Putin en un escenario como ese? El norteamericano Trump le serviría de desayuno, acabaría con él en un tris.

Imagine a la cada vez más temible legión de árabes dispuestos a acabar con todo lo que sepa a Norteamérica. En fin que hipótesis habría muchas, lo importante es que los votantes de allá reflexionen todas las posibles catástrofes que se les vendrían encima por dejarse llevar por el discurso de odio (camuflado hasta con humor) por parte de un chiflado.

Los verdaderos beneficiarios de un eventual triunfo de Donald Trump, son los enemigos de la Unión Americana.

Por lo pronto y sin la necesidad de tener una bola de cristal, le aseguro que el señor ese que parece una mezcla entre Elvis y Homero Simpson, no tendrá uno sólo de los votos hispanos ¿o sí? Porque de que los hay, los hay.

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