La acción sin reflexión, un arma letal

La acción sin reflexión, un arma letal
La famosa frase de Marx que afirma que “los filósofos se han dedicado a entender la realidad, cuando lo que hace falta es transformarla” es tomada por el rockstar de la filosofía post-moderna, Slavoj Zizek, para afirmar que lo que hace falta en la actualidad es comprender el mundo. Sin ahondar en la compleja argumentación, la afirmación resulta pertinente en un momento en el que la sociedad quiere hacer, sin comprender.

Es ya casi una tradición hablar de que México necesita un cambio y terminar la conversación con la frase común de “la clave está en la educación” y la estocada final de “hacen falta los valores en casa”. Este tipo de conversaciones implican la repetición de frases como, “antes las cosas eran diferentes”, “mis padres sí me enseñaron buenos valores”, “a la gente le gusta el dinero fácil” y otras tantas que oscilan entre lo ultraconservador, lo liberal y lo asqueroso. Sin menoscabo del valor que pudieran tener las afirmaciones, es importante destacar que son un síntoma grave de la falta de conocimiento de la complejidad de las estructuras sociales. Pero el problema más allá del desconocimiento de ello, es lo arraigado que está el discurso del “hacer” sin el pensamiento. Un peligroso pragmatismo amorfo.

No se trata de “hacer” algo por la sociedad, sino de pensar en lo que se debe hacer para la sociedad. Asumir la responsabilidad social debe ser una acción orientada por la reflexión. Esa falaz pregunta de “qué vas a hacer por la sociedad como individuo” conlleva el peligro de terminar pensando en acciones asistenciales que si bien son urgentes y necesarias, no contribuyen al desarrollo social y si no se contribuye al desarrollo social, en realidad, se está participando de la decadencia −social−.

En la época de la dictadura de los emporios de la comunicación, la opinión está sobrevaluada y las personas creen que basta con una opinión para validar sus conclusiones y basta ver “Tercer Grado” para emitir juicios verdaderos sobre la realidad actual. Sin embargo, lo cierto es que hoy más que nunca, se necesita de formación, de lectura, de comprensión de los fenómenos que convergen en la constitución de nuestro momento histórico. Hay que fundamentar, hay que argumentar, hay que pensar e ir descartando cada vez más los nefastos discursos de moda y políticamente correctos. Cuando la acción se efectúa en el marco de la irracionalidad, se puede llegar a cometer los peores crímenes. Ser partícipe del cambio, requiere la reflexión previa a la acción.
 

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