Este incremento de flujo sanguíneo es lo que permite que los aparatos de resonancia magnética funcional detecten la actividad cerebral.
Podría pensarse que una persona menos inteligente necesita emplear más calorías cuando intenta resolver un problema, pero un estudio de 1995 de la Universidad de California, en Irvine, concluyó lo contrario.
Cuando un problema mental te parece fácil, es porque tienes más neuronas que pueden ayudar a resolverlo. Tu gasto de energía es más alto, pero tu percepción subjetiva del esfuerzo requerido es menor.
Sin embargo, esta investigación sólo estudió el uso de corto plazo en sujetos que se concentraban en resolver un problema.
El resultado no puede generalizarse para concluir que un cerebro con mayor coeficiente intelectual usa más calorías en un día común y corriente.
Y en cualquier caso, el número de calorías extra que se queman durante el proceso de pensar es muy pequeño comparado con los requerimientos de base del cerebro cuando no está haciendo nada.
Tu cerebro necesita unas 300 calorías al día sólo para mantener sus propios tejidos. Concentrarse en problemas difíciles sólo incrementa esto unas 20 o 50 calorías al día. Es más o menos lo mismo que quemarías si caminas cuatro minutos.
Así que, a menos que estés tratando de resolver sudokus mientras caminas en una correa de ejercicio, la actividad mental de hecho reducirá el número de calorías que quemas en total simplemente porque al detenerte a pensar no estás haciendo actividades más físicas.
Vía: BBC Mundo.
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