Un estudio del investigador Luis Felipe Munguía muestra lo contrario: mientras la productividad ha crecido en la mayoría de las industrias del país, los salarios han caído, con lo que las ganancias se quedan en las empresas.
En sus artículos "Salario mínimo, utilidades máximas y sindicalismo charro" y "¿Realmente los salarios se determinan por la productividad del trabajo?", Munguía, quien es maestro en economía por el Colegio de México y fue investigador de Banxico, utiliza datos del Inegi y del Banco de México.
Munguía demostró que de 2009 a 2014, en toda la industria manufacturera la productividad laboral creció 14.9 por ciento, mientras que las remuneraciones cayeron 2.1 por ciento.
Así lo demuestró en esta gráfica:
El sector patronal, en cambio, insiste en que el aumento de la productividad no necesariamente se debe a sus trabajadores.
Octavio Carvajal Bustamante, representante del sector patronal ante la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, explicó a MILENIO que "si queremos vincular la productividad con salarios, tenemos que ver cómo vamos a definir la productividad: a nivel de país o a nivel de la empresa, para poder encontrar un mecanismo que realmente permita que el crecimiento del salario tenga un soporte lógico".
Carvajal Bustamante propone que la productividad "se mida a nivel de empresa para que la remuneración tenga un crecimiento lógico de acuerdo con el crecimiento de las empresas".
En el reporte del Banco de México del segundo trimestre de 2014 se informa que "los incrementos que se registraron durante el segundo trimestre de 2014 en los principales indicadores salariales continuaron siendo moderados" y los costos unitarios permanecieron "en niveles significativamente bajos".
El costo unitario de la mano de obra es un indicador complementario al índice de productividad laboral, que se obtiene comparando el trabajo por persona ocupada o por hora trabajada con la productividad laboral, dando como resultado el costo laboral necesario para la producción de un producto.
En el reporte del Banco de México se evidencia que mientras la productividad laboral se ha elevado en los últimos años, el costo unitario ha caído, es decir, cada vez se gasta menos en la producción de un bien.
El reporte "Índices de productividad laboral y del costo unitario de la mano de obra", publicado por el INEGI en 2013, explica que cuando el costo unitario de la mano de obra baja y la productividad aumenta, la rentabilidad mejora, generándose un margen para poder otorgar aumentos salariales y nuevas contrataciones. Sin embargo, esos aumentos salariales no se han dado.
Munguía dice que hay industrias, como la automotriz, en las que el crecimiento de la productividad es evidente, mientras que los salarios han caído.
"La industria automotriz es la que más ha subido su productividad. Las exportaciones de automóviles representan más del 20 por ciento de las exportaciones totales de México. Sin embargo, el salario es bajísimo, ha bajado mucho. Pagan bien si eres ingeniero en esa industria, pero todos los salarios en esa industria son los que más han caído. La mano de obra de la industria automotriz mexicana ya se volvió más barata que en China, además los costos de exportación son menores porque México está al lado de Estados Unidos, lo cual representa ventajas para la industria automotriz", explicó.
Munguía celebra que se esté discutiendo la posibilidad de aumentar los salarios mínimos. Está estudiando el efecto inflacionario que podría tener el aumento en los salarios mínimos, detectando hasta el momento que no sería ninguno.
"Utilicé cifras de 2012 cuando se cambió el salario mínimo de tres regiones a dos. Ese cambio hizo que el salario mínimo cambiara de un día para otro en muchas zonas del país. Medí la inflación en donde se dio el aumento y la comparé con las zonas en las que el incremento fue mínimo, no hubo ningún cambio".
Sobre la afectación que las empresas podrían tener en sus ganancias ante un aumento gradual de los salarios mínimos, Munguía reconoció que para la mayoría no significará que dejen de ser eficientes y que sean buenos sus negocios, pero en las pequeñas empresas sí habría afectaciones importantes que se deben evaluar antes de decretar un aumento salarial.
"Puede haber empresas muy pequeñas que sí pueden verse afectadas, que estén operando muy en el margen como un restaurante que apenas saca para los servicios y le queda poco para él", explicó.
Vía: Milenio.
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