Niños violentados le escriben a Santa

Niños violentados le escriben a Santa

No todos los pequeños que están en el Centro de Estancia Transitoria para Niños y Niñas (CET) de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) creen en la Navidad, pero tienen algo en común:  están relacionados con una averiguación previa por diversos delitos como lesiones, abuso sexual, violación, trata de personas, tráfico u omisión de cuidados.

Al CET también llega la Navidad y con ella las cartas a Santaclós.

Daniela tiene diez años e ingresó al CET en julio pasado. Ha sido víctima de violencia familiar por parte de su padrastro.

Una tablet y una bicicleta, me gusta jugar con la tablet, me gusta un juego de un gato que se mueve y le das de comer y me gusta plantas contra zombies. En mi casa nunca he tenido una bicicleta pero con mi madrina sí, ella también me prestaba su tablet”, dice Daniela.

Andar en bicicleta es lo que más me gusta, se siente rico, se sienten cosquillas en la panza cuando pasas por una bajada; quiero aprender a andar en moto”, explica a Excélsior.

Daniela (no es su verdadero nombre) tiene diez años de edad. Una mujer, a quien ella llama su madrina, la ayudó al ver que era maltratada por su padrastro. La encontró en un mercado público y le ha regalado ropa y otros enseres.


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Un día la niña le pidió auxilio ya que su padrastro la había tuzado y golpeado. Ese día la mujer decidió llevarla ante el Ministerio Público y entonces ingresó al CET.

Voy en cuarto de primaria, en la escuela cerca de la Estancia y tengo varias amigas; de repente quisiera estudiar sicología o hay veces que quiero cuidar a los niños como hacen aquí (en la Estancia), ser doctora también”, explicó Daniela.

Tiene cuatro hermanos, una de 13 años, otra de siete, uno de seis y una de tres años. Todos, incluída su madre, son víctimas de violencia familiar pero sólo ella fue presentada ante la autoridad.

Daniela llora por momentos: “A veces pienso que quiero irme a mi casa, una vez soñé que estaba con mi mamá jugando en el parque con mis hermanos y yo llegaba de trabajar cuando estaba grande”.

Santiago no cree en la magia. “No me gusta la Navidad porque descubrí que no existe Santaclós, porque según dicen que tiene magia, pero no existe la magia y los papás traen los regalitos”.

No obstante, como los demás niños de la Estancia Transitoria, Santiago hizo su carta. “Le pedí un  monopolio, una chamarra y unos tenis. La chamarra que sea de Ben 10 y los tenis de fut que prendan luz”.

A Santiago lo golpeaban su padrastro y su madre. Un día vecinos de su colonia llamaron a la patrulla al escuchar los gritos del niño. Es hiperactivo y tiene problemas con los límites debido a que su entorno lo hizo retador.

Yo no creo en Santa ni en Los Reyes Magos, pero sí me gusta cuando hacen posada con muchos dulces, comer de todo y los regalitos; a mí no me gusta estar en este lugar (el CET), sólo su comida y sus computadoras, aquí regañan feo, todos me regañan”.

Santiago estudia el tercer año de primaria y tiene ocho años. Su programa televisivo favorito es La Teoría del Big Bang y quiere ser futbolista, presidente, policía, arqueólogo o bombero.

Chantal tiene 11 años de edad y cursa el sexto año de primaria. Ella vivía con su abuela pero un pleito legal por la guarda custodia de la pequeña la llevó al Centro de Estancia Transitoria. Aunque es una de las “niñas grandes” sigue creyendo en Santaclós.

Le pedí una sudadera, unos tenis y una tableta y si no se puede, un juego de mesa”.

Chantal se entusiasma con la Navidad, con los regalos y las posadas. Aún se desconoce cuándo terminará el juicio entre su abuela y su madre y de demorarse sería trasladada a una estancia permanente.

Mientras ella sueña con estudiar en la UNAM y ser abogada como su tía porque no quiere ser cajera en un bar como su mamá.

Vía: Excélsior.

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