México de cargos y abonos

México de cargos y abonos
Lo que son los contrastes de la vida o, como se dice, aquí cada quien ve lo que le conviene y lanza su cuarto a espadas para defender lo que le es propio, “de lo demás que se encarguen los demás”. Lo cual es una forma de decir que “cada chango en su mecate”.

De pronto, los señores empresarios de México se sienten satisfechos porque, según el señor Gerardo Gutiérrez Candini, quien es el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, dijo el 24 de diciembre que “su sector está satisfecho con los avances de su agenda económica durante 2014” y que “en 2015 pugnará por la implementación de las reformas estructurales y la modernización institucional del país”…

Y se muestra orgulloso de su asociación con el gobierno porque dice que “el sector privado colocó en la agenda gubernamental y legislativa más de 52% de sus líneas estratégicas, ya que de las 65 líneas generales de acción ya fueron aprobadas 35 en el Congreso de la Unión”.

Es así que los empresarios mexicanos hicieron predominar en el estado económico del país sus propuestas, para lo que requerían el apoyo del gobierno federal, ergo, del gobierno del señor Enrique Peña Nieto, quien ha dicho que sus reformas estructurales tienen que ver con el factor social.

Así que, sigue el señor Candini: “la gran mayoría de las propuestas fueron escuchadas e integradas en las reformas y leyes secundarias”… lo que es decir: el Consejo Coordinador Empresarial actuó como legislativo y procuró las leyes que regirán a la economía mexicana en adelante.

Esto no deja bien parado ni al presidente de México, ni los legisladores que se supone que habrían de procesar reformas provenientes del resultado de la situación real del país en su esencia social, de los foros de consulta pública y de la condición económica de los de a pie, para priorizarlas y entenderse con los mexicanos a través de ellas, no sólo con los empresarios del país que, ya se sabe, son los grandes beneficiarios del actual régimen.

Y luego: “Los empresarios contribuirán a potenciarlas [las Reformas Estructurales de Peña Nieto] para generar los niveles de empleo, inversión y crecimiento que el país necesita…”

Bueno: pues esto, decíamos, contrasta con lo que nos anuncia el mismo 24 de diciembre la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) que los mexicanos no sólo han enfrentado una merma en su poder de compra, también han tenido que asumir la reducción de porciones en productos alimenticios, bebidas y otros artículos de consumo diario pero al mismo costo, lo que es un ‘aumento disfrazado’ que los empresarios hacen a los precios.

Esto lo hacen porque supuestamente no aumentan el precio de los productos básicos, pero si entregan menor cantidad debido a que no quieren salirse de competencia empresarial. Y esto, a su vez, conecta con que de 1976 a 2014 el poder adquisitivo del mexicano acumula una caída de 72%, según el Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM.

Y a su vez, todo esto, conecta con que este año se anunció un aumento al salario mínimo del 4.2%, con lo que no alcanza siquiera para comprar un boleto de metro y, por su fuera poco, los precios al consumidor registraron un aumento de 0.41% en tan sólo la primera quincena de diciembre, lo que se acumuló a una inflación anual de 4.19%.

Así que las cuentas alegres del gobierno federal, y las exclamaciones de júbilo de los empresarios en México no encuentran equilibrio entre sus ganancias, su impacto político y su desarrollo supra económico, con la situación que vive el mexicano al grito de guerra: el que tiene trabajo, digamos, porque el que no lo tiene habrá de vivir con el “¡Jesús!” en la boca y con las ganas de salirse del huacal.

En términos nominales el aumento al salario mínimo significa 2.81 pesos, que alcanza para comprar una pieza de pan o diez tortillas o un huevo. Claro, con esto no viviría ningún miembro del muy noble y leal Consejo Coordinador Empresarial mexicano.

Los presagios económicos son dramáticos…

Como es que en sus cuentas alegres el gobierno federal y los legisladores, estimaron presupuestar para el año siguiente el precio del petróleo mexicano en 70 dólares barril, pero ya en la realidad mundial la mezcla nacional se cotiza en el mercado internacional en 49.02 dólares por barril, de acuerdo con Bursamétrica… ¡Chin!

Y que por las mismas fechas, o sea el 24 de diciembre, la cotización del dólar y la Bolsa Mexicana de Valores cerraron operaciones con ajustes a la baja: el dólar en ventanilla bancaria se ubicó en 15.04 pesos a la compra. El índice de Precios y Cotizaciones de la BMV cerró con un abaja marginal de 0.28%… Y así las cuentas claras y el chocolate amargo.

El gobierno federal se niega a reconocer que las cosas están ‘más peorsísimo’ que antes y que los presagios son terribles para el año que viene. Aun así canta victorias que no son victorias, como victorias cantan los empresarios que sí, en efecto, para ellos las crisis son ganancias.

Cuando la falta de recursos, cuando la falta de posibilidades y la falta de dinero toca la panza de los niños mexicanos y de quienes ven mermado su estatus de vida, entonces el país debe temblar.

Mientras tanto sigamos escuchando el canto victorioso de quienes dicen que ellos diseñaron las reformas estructurales que el presidente mexicano hizo suyas y que los legisladores mexicanos aprobaron. Al final todos ellos, absolutamente todos, serán responsables de la tragedia nacional.
 

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