Como parte del más significativo avance diplomático entre Estados Unidos y Cuba en más de 50 años, hubo un intercambio de prisioneros. Para cumplir con su parte del acuerdo, Estados Unidos liberó a tres espías cubanos, entre ellos Gerardo Hernández, el cabecilla de la red de espionaje conocida como la Red Avispa.
El miércoles pasado, Hernández tenía una sonrisa de oreja a oreja, cuando llegó al Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana. La televisión estatal mostró a Hernández mientras era saludado por el presidente Raúl Castro, y luego abrazó y besó a su esposa, Adriana Pérez.
Los cubanos que veían la cobertura continua del intercambio de prisioneros se impresionaron cuando las cámaras apuntaron directamente a Hernández mientras abrazaba a Pérez. Era evidente que ella se encontraba en los últimos meses de un embarazo que no tenía una explicación sencilla.
No solo Hernández había estado cumpliendo una doble cadena perpetua, sino que su esposa también trabajaba para los servicios de inteligencia cubanos, y los funcionarios estadounidenses le tenían prohibido visitar a su esposo en prisión, según el gobierno de Cuba.
Rumores en La Habana
El asunto inmediatamente se convirtió en un tema candente en La Habana, donde rápidamente surgieron rumores acerca de la paternidad del bebé y acerca de si el gobierno cubano podría haber organizado de alguna forma una visita conyugal bajo las narices de las autoridades estadounidenses.
La pareja se presentó en otro evento el sábado junto a los otros espías que fueron puestos en libertad, donde les llovieron los aplausos de Castro y los principales funcionarios políticos y militares de la isla comunista.
Un radiante Hernández se mantuvo junto a Pérez, cuyo estómago redondo era claramente visible para los espectadores de la transmisión en vivo.
Mientras la pareja salía de la celebración, Hernández hizo referencia al secreto en torno al embarazo.
"Todos están preguntando, y nos divierten mucho los comentarios y las especulaciones. La realidad es que tuvimos que mantenerlo en secreto", le dijo Hernández al canal de televisión dirigido por el gobierno. "No podemos dar muchos detalles, porque no queremos lastimar a las personas que tuvieron buenas intenciones".
Él dijo que el embarazo de su esposa era un resultado directo de las pláticas de alto nivel.
"Una de las primeras cosas que se logró en este proceso fue esta", dijo Hernández, señalando al estómago de su esposa. "Tuve que hacerlo por 'control remoto', pero todo salió bien".
Dos fuentes involucradas en las pláticas diplomáticas revelaron el misterio cuando fueron interrogadas por CNN: durante las negociaciones, tomaron el esperma de Hernández y lo enviaron a Cuba, donde Pérez fue sometida a un proceso de inseminación artificial.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos confirmó la historia, sin entrar en detalles.
"Podemos confirmar que Estados Unidos facilitó la solicitud de la señora Hernández, de tener un bebé con su esposo", dijo Brian Fallon.
Lo que EU habría ganado
¿Por qué haría esto el gobierno de Estados Unidos? La inseminación artificial se llevó a cabo a cambio de mejores condiciones para Alan Gross, un contratista estadounidense encarcelado en Cuba. Gross fue liberado esta semana como parte del intercambio de prisioneros.
"Debido a las dos cadenas perpetuas del señor Hernández", dijo Fallon, "la solicitud fue hecha por el senador Patrick Leahy, quien buscaba mejorar las condiciones del señor Gross durante su encarcelamiento en Cuba".
La discreción de ambas partes tiene sentido.
Durante 18 meses, los funcionarios de ambos países se negaron a admitir que siquiera estaban llevando a cabo pláticas de alto nivel.
Los funcionarios se comunicaban por medio de canales clandestinos, ya que sabían que cualquier filtración acerca de las pláticas las condenaría.
Lograr el embarazo de Pérez involucró saltarse los trámites burocráticos en varias agencias gubernamentales de Estados Unidos.
Cuando a Pérez se le empezó a notar el embarazo, los funcionarios de ambos países se inquietaron por cómo lo explicarían y qué harían si el bebé nacía antes de que las pláticas tuvieran éxito.
Condena en 2001
Hernández fue condenado en 2001 de conspiración para cometer asesinato por su papel en el derribo de aviones de Hermanos al Rescate, el cual causó la muerte de cuatro cubanos-americanos luego de que aviones MIG de la Fuerza Aérea Cubana derribaran a los dos aviones civiles mientras volaban hacia La Habana para repartir panfletos en contra del gobierno. Fue condenado a dos cadenas perpetuas.
Las autoridades cubanas dijeron que Hernández y los otros operativos estaban tratando de impedir que se dieran ataques terroristas en su país natal, por parte de violentos exiliados en Miami.
El hecho de que Estados Unidos ayudara a un hombre condenado de planificar el asesinato de cuatro cubanos-americanos y espiar a la comunidad exiliada en Miami probablemente herirá a muchos de los mismos cubanos-americanos que ya estaban furiosos ante la noticia de que Washington restablecerá las relaciones diplomáticas con La Habana.
Sin embargo, Tim Rieser, un asesor de Leahy que trabajó para negociar el histórico acuerdo con Cuba, dijo que ayudar a Hernández a que concibiera un hijo llevó a que Gross recibiera un mejor trato por parte de las autoridades cubanas, y que fue una concesión importante para ayudar a llegar al histórico acuerdo.
"La expectativa era que este hombre iba a morir en prisión. Esta era su única oportunidad de tener un hijo", le dijo Rieser a CNN.
Gerardo Hernández dijo que él y su esposa esperan que su hija nazca en dos semanas y la llamarán Gema.
Evan Pérez de CNN contribuyó con este reportaje
Vía: CNN.
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