Iguala: las terribles implicaciones de la decadencia del Estado mexicano

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Además de los problemas de la visibilidad y la credibilidad que se originan en la opacidad de la transición mexicana, otros factores “estructurales” mantienen aparentemente viva la idea de que el país sigue empantanado en su transición hacia la democracia”
ANDREAS SCHEDLER.

 
Iguala: las Terribles Implicaciones de la Decadencia del Estado MexicanoEl caso de Iguala es la síntesis de la decadencia del estado mexicano. Pero no es novedoso, ni en contexto, ni en magnitud; tan sólo en el sexenio de @FelipeCalderón según algunas fuentes hubo 100 mil asesinatos, 30 mil desapariciones y más de 250 mil desplazados. Pero la tierra que cubrió los cadáveres no logra acallar los gritos de dolor de una sociedad lastimada gravemente por los cientos de crímenes ni el llanto de madres buscando esperanzas entre los muertos y la tierra agrietada de agravios.

El problema de Iguala es más complejo de lo que se puede sospechar. El caso de eco internacional ha lastimado fuertemente la imagen del presidente Peña Nieto en medios de alto impacto como The New York Times, The Economist, The Guardian y El País, no obstante, éste hecho no ha sido suficiente para que Abarca exalcalde de Iguala esté detenido ni que la situación de Ángel Aguirre respecto su responsabilidad quedara definida en los primeros días del mes de octubre, lo cual es muy grave, en especial porque las señales de la presidencia de la república han sido orientadas durante el sexenio a blanquear la imagen del presidente y legitimar su mandato.

Si el equipo presidencial no ha aprehendido a Abarca ni persuadió oportunamente a Aguirre a que dejase la gubernatura para que México y el presidente recobren algo de credibilidad a nivel internacional podría tener varias líneas de interpretación:

A. El gobernador Aguirre y el exalcalde Abarca tienen aún la oportunidad de negociar con el gobierno federal su libertad –e impunidad–. Vale en este caso la pregunta sobre qué es eso que los capacita para negociar ¿redes de complicidad, negocios, injerencia en las decisiones del estado mexicano?

B. El aparato del estado y los millones de dólares invertidos en tecnologías destinadas a la seguridad son insuficientes para aprehender a un exalcalde que está desmadrando la investidura presidencial y coaccionar al gobernador para que se retire del juego y así legitimar al gobierno del presidente Peña Nieto. ¿Es tan débil el poder ejecutivo en México?

C. El empoderamiento del crimen organizado ha superado la estructura del estado desde fuera o desde las entrañas mismas del gobierno en México.

Todos los escenarios son graves en especial porque la realidad de Iguala no es ajena a la de otros estados. Las desapariciones son una vieja tradición documentada al menos desde 1968 y se potencializó con la estúpida guerra de Calderón. Entre tanto la (denominada) izquierda en México está capitalizando el tema (en el juego de la política todo es posible) y está explotando al máximo cada oportunidad que tiene para generar aversión por el presidente y su partido. El problema es que la izquierda de las cúpulas del PRD con el Pacto por México, firmó su carta de renuncia a la credibilidad de la oposición estableciendo una alianza contranatura con el PRI y la izquierda de Obrador está asociada con los grupos que llevaron a Abarca y a Aguirre al poder. Ambas izquierdas en este momento son irresponsables porque no están planteando escenarios concretos que lleven al país a un nuevo rumbo, sino que se han centrado en la política barata del desprestigio y la demagogia. Por su parte el PAN también ha intentado aprovechar la catástrofe para proponer la desaparición de poderes que técnica, jurídica, constitucional e incluso políticamente es un absurdo, pero que los introduce de forma activa en el show mediático. Mientras que otros funcionarios han optado por el silencio y su preparación estratégica para las próximas elecciones en un acto de “prudencia homicida”. Pero queda lacerante la pregunta ¿Qué sigue después de Iguala?

A esta hora de terribles convulsiones sociales, entre el ardor de la indignación pública y la hirviente lava de la indiferencia de una amplia porción poblacional del México actual, es importante tener en cuenta lo siguiente:

1. Sin duda el gobierno llevará al máximo su estrategia de esperar con paciencia a que las expresiones de descontento social alcancen su cresta máxima y luego disminuyan, difuminándose en la cotidianeidad. El gobierno apostará por el desgaste de las explosiones sociales y deconstruirá a los grupos más poderosos.

2. Es bueno que existan manifestaciones a nivel internacional porque evidencian el deterioro del estado mexicano y ponen de relieve la simulación de la democracia en México, la oligarquía, la corrupción institucional y el poder de los cárteles en México, pero difícilmente impactarán de forma directa en la dinámica organizacional del país. La presión de los organismos internacionales no bastará para reconfigurar el gobierno.

3. Es muy importante comprender que éste problema es histórico en el sentido que la corrosión del sistema político en México y el empoderamiento del Crimen Organizado y de grupos empresariales corruptos ha generado una tierra fértil para éste tipo de crímenes. Los principales actores del problema no son freelance, sino que pertenecen a un sistema político con una dinámica de dudosa reputación.

4. El discurso de las izquierdas en México es muy tentador a ésta hora trágica, pero es importante tomar en consideración las graves faltas e irresponsabilidades de éstos en el caso. El uso mediático del tema para el desprestigio, la bestial carencia de soluciones serias y la abominable colusión delincuencial son focos de alerta que debemos tomar en cuenta.

5. Es necesario asumir como indispensable que la organización y fortalecimiento de grupos ciudadanos democráticos y participativos socialmente, son los únicos medios que pueden garantizar la permanencia de grupos de presión que en un momento determinado alcancen grados importantes de injerencia en las políticas públicas.

6. Dada la complejidad del tema debemos comprender también que el problema se solucionará en un proceso de décadas en el mejor de los casos siempre y cuando los ciudadanos asuman su carácter de cuerpo social asociado.

Murillo Karam no lo hará y mucho menos el presidente de la república a pesar de que los intelectuales firmen mil cartas, pero si lo hicieran ¿Qué seguiría? La tendencia del discurso masivo alcanza grados obscenos de irracionalidad. Es importante atender al problema desde su complejidad y establecer núcleos sólidos de reflexión y colaboración asociados que faculten a los grupos sociales para completar las funciones que el estado no puede (o no quiere) cumplir. Lo peor que puede pasar ahora es que el grito desesperado que demanda justicia se pierda en el grito estéril de las masas integradas por una sociedad fragmentada y efímera.

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