Una pareja que vivió casada por 62 años murió de la misma forma en que vivió: juntos.
Su historia se lee como una película de Hollywood, pero su amor fue real.
Es absolutamente hermoso y su historia es hermosa”, afirma Melissa Sloan, nieta de la pareja.
Pero para entender la historia de Don y Maxine Simpson, es necesario ir a sus inicios.
Don nació en Dakota del Norte y estudió ingeniería civil, una carrera que finalmente lo llevó a Baskersfield, California, muy cerca del futuro amor de su vida, Maxine.
Ambos se conocieron en un boliche y se casaron unos años después, tras lo cual iniciaron la vida normal de cada pareja. Ambos formaron parte de varios clubes en la comunidad, lo que los mantuvo muy arraigados al lugar, a sus vecinos y a sus amigos.
Don y Maxine también viajaron por el mundo juntos y adoptaron a dos niños hasta que finalmente regresaron al lugar que vio crecer su amor y desde donde ambos decidieron partir.
Fue hace dos semanas que Don sufrió de una caída en su casa, rompiéndose un hueso. La familia lo llevó al hospital donde su salud se deterioró rápidamente.
Al mismo tiempo, el cáncer que tenía su esposa desde hace varios años, comenzó a avanzar rápidamente.
La familia creyó que era muy probable que ambos fueran a dejar este mundo juntos, por lo que adaptaron una de las habitaciones de la casa con dos camas lado a lado.
La abuela a veces despertaba y lo miraba y se tomaban de la mano, ellos sabían que estaban uno junto al otro”, hasta que llegó lo esperado.
El 21 de julio pasado a las siete en punto, los familiares escucharon que la máquina que vigilaba el pulso de Maxine se detuvo. Había muerto.
La familia sabía que el abuelo también lo haría y así ocurrió. Apenas fue sacado el cuerpo de Maxine de la habitación, Don comenzó a respirar cada vez más lento, hasta que dejó de existir cuatro horas después. terminando con una vida llena de amor tal como empezó: juntos.
Vía: Excélsior.
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