Los profesores en México dedican apenas 50 por ciento del tiempo en el aula para la instrucción, que aunado a su baja calidad profesional, impide el avance educativo en el país, advirtió un estudio del Banco Mundial.
La investigación denominada "Profesores excelentes. Cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe" destacó que en la región, y particularmente en México, los docentes tienen un pobre manejo de los contenidos académicos, además de prácticas ineficaces en el aula, lo que repercute en el aprendizaje de los cerca de 26 millones de estudiantes de educación básica.
El estudio que se realizó con la observación a más de 15 mil maestros de siete países de América Latina y el Caribe (el estudio en el aula más grande en la historia), detalló que el tiempo perdido en el aula, es igual a perder un día de clase a la semana, lo que contribuye al bajo aprendizaje de los alumnos mexicanos, que en la prueba PISA 2012 obtuvieron calificaciones inferiores al promedio, lo que representa una disparidad en conocimientos equivalente a más de dos años completos de enseñanza de matemáticas.
La mayor parte del tiempo de instrucción perdido por los malos maestros, se destina a pasar lista, borrar el pizarrón, corregir la tarea o repartir papeles, actividades a las que destinan el 39 por ciento del tiempo de la clase. Además de que un 9 por ciento del tiempo se desperdicia en tareas ajenas a la clase, como "socializar" en la puerta del salón o simplemente no interactúan con los estudiantes.
"El 10 por ciento del tiempo total de instrucción dedicado a tareas ajenas equivale a 20 días perdidos en un año escolar de 200 días. La mitad de los días perdidos se deben a que los profesores están físicamente ausentes del aula, llegan tarde a la clase, se van temprano o realizan otras actividades escolares durante la clase".
En ese sentido, el informe indicó que los datos extraídos de las pruebas a estudiantes, permiten establecer una correlación entre el uso del tiempo de los profesores con los resultados del aprendizaje en las escuelas.
Además, el estudio indicó que los profesores tienen serias dificultades para mantener la atención y participación de los alumnos en el aprendizaje, durante más de un 25 por ciento del tiempo en el salón.
En promedio, una quinta parte de los estudiantes se encuentran "desconectados", lo que regularmente altera la atención de los demás.
"Los observadores vieron aulas visiblemente fuera de control, aun con el profesor en el aula y consciente de que se lo estaba observando".
De tal forma, el informa del Banco Mundial concluyó que los resultados insatisfactorios en el aprendizaje de los estudiantes se vinculan directamente con el fracaso de los profesores en lo que respecta a mantener a los alumnos involucrados en la clase.
Además, el resumen ejecutivo del estudio "Profesores excelentes" reveló que pese a que se han hecho esfuerzos por dotar a las escuelas de tecnologías de la información y en algunas entidades del país se han repartido laptops o tabletas electrónicas, los docentes hacen un uso limitado de éstas, así como de los materiales didácticos disponibles, aferrándose al uso excesivo del pizarrón.
Así, el estudio resaltó que si bien el contexto familiar del alumno, como la educación de sus padres, la situación socioeconómica y condiciones dentro del hogar son el principal factor de los resultados del aprendizaje, las observaciones realizadas al magisterio, evidencian que "una vez que los niños ingresan a las escuela, ningún otro actor es tan importante como la calidad de los profesores".
En ese sentido, el estudio "Profesores excelentes" destacó que ni en México ni en América Latina, "ningún cuerpo docente de la región (con la posible excepción de Cuba) puede considerarse de alta calidad en comparación con los parámetros mundiales".
El Banco Mundial recomienda que para formar cuerpos docentes de alta calidad se deben reclutar, desarrollar y motivar mejores profesores. No obstante, reconoce que el desafío más serio a la hora de elevar la calidad de los profesores no es fiscal, ni técnico, sino político, ya que el sindicato constituye un actor políticamente activo.
Vía: Milenio.
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