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David Amaya creció separado de su madre. Toda su vida creyó que lo había abandonado cuando la realidad fue que su propio padre lo sacó de EEUU para llevarlo a San Luis Potosí. En el estado mexicano fue criado por sus abuelos paternos. David tenía sólo dos años.
Cruzar la frontera sin documentos y ser detenido por la Patrulla Fronteriza fueron dos hechos decisivos que lograron el reencuentro con su madre Kathy Amaya, después de vivir separados por 35 años.
Las autoridades estadounidenses lo creyeron mexicano pero él nació en Estados Unidos.
"Mi papá me dejó con mis abuelos y él se regresó a Chicago. En tres ocasiones fue para San Luis y de vez en cuando me hablaba por teléfono. Me dijeron que era estadounidense pero no sabía nada de mi mamá. No sabía si estaba muerta o viva", contó David al periódico Milenio.
Pero un día David se decidió a buscar su suerte en la nación estadounidense. Soñaba con tener mayores oportunidades, buscaba una vida mejor. El 30 de octubre cruzó la frontera desde Tijuana como si fuera un indocumentado.
Cuando la Patrulla Fronteriza lo detuvo junto a un grupo de inmigrantes, David les contó que era estadounidense pero que no tenía papeles que lo comprobaran. Lo que sí tenía muy en mente era el nombre de su madre y el hospital donde nació.
Un giro inesperado
Para sorpresa de el mismo David, los agentes fronterizos llamaron a Kathy Amaya, su madre, para verificar esta información.
"Me encerraron por dos días. Yo les decía que era ciudadano pero nunca me creyeron. Me investigaron, vieron mis papeles y localizaron a mi mamá", explicó.
Le tomaron sus huellas dactilares y una vez que fue comprobada su historia, el trato fue diferente.
"Cambiaron los papeles, ya eran más amables", contó a la prensa.
Tras liberarlo, le entregaron 25 dólares y lo llevaron a un albergue en San Diego pero David no quiso quedarse en el lugar. El pastor Freddy Rivas, quien lo había visto dando vueltas por la calle, le ofreció asilo y comida.
David seguía sin saber qué había pasado con su madre. Fue cuando el pastor volvió a entrar en acción: se comunicó nuevamente con Kathy y desde ese momento, los ayudó a realizar los trámites necesarios para que pudieran reencontrarse.
Kathy no habla español pero esto no fue un impedimento para acercarse a su hijo perdido, a quien reconoció sin dudar.
"Lo supe de inmediato; tiene sus ojos (los del padre de David) y mi nariz", dijo Kathy al periódico Leader Telegram.
Kathy contó que intentó encontrar a su hijo, pero no tuvo suerte y los funcionarios estadounidenses le dijeron que carecían de la jurisdicción para rastrear al pequeño al sur de la frontera.
"Yo estaba enojada con ellos y con su padre. Estaba enojada con todo el mundo", dijo Kathy. "Sé que (las leyes) son mejores estos días de lo que eran en ese entonces".
David tampoco habla inglés pero la barrera del idioma la han roto con una intérprete y un programa de traducción en el celular de Kathy.
Una vida nueva con una familia diferente
Ahora David planea quedarse con su madre en Wisconsin, por lo menos hasta enero, para que puedan llegar a conocerse. También se reunirá con los otros tres hijos de su madre: dos hombres y una mujer.
"Espero que todos mis hijos lo acepten como yo lo hice", dijo Kathy.
Uno de sus hermanos ya lo conoció. Sergio Amaya, de 30 años, se acercó a David en el aeropuerto, en donde ocurrió el encuentro, y lo abrazó.
"He oído hablar de él, brevemente, mientras crecía", dijo Sergio Amaya. "Es una locura".
Kathy Amaya dijo que se siente muy agradecida de poder pasar su primer Día de Acción de Gracias con David desde 1979. Planea una cena y luego salir compras.
"Nunca ha tenido una cena de Acción de Gracias desde que tenía dos años", dijo.
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