El telégrafo napoleónico y su uso en el camino militar de Xalapa – Veracruz (1816-1821)

El telégrafo napoleónico

La Revolución Francesa y el posterior ascenso de Napoleón Bonaparte inspiraron una serie de sucesos tanto en Europa como en América, de igual forma que precipitaron algunos otros, entre ellos, el inicio de los procesos indepententistas de las colonias españolas como resultado de la invasión napoleónica a la Península en 1808.

Desde luego no cabría aquí explicar los diferentes factores que en Nueva España propiciaron la gesta independentista, pero es más que conocido el hecho de que tal suceso detonó una guerra que, con sus altibajos, duró más de una década, ocasionando las naturales consecuencias que todo conflicto deja tras de sí.

Y como en toda guerra las comunicaciones son importantísimas y en dicha época no existían los mensajes de texto á la whatsapp, ni las videoconferencias vía Skype, me propongo hablar un poco de la forma en que se trató de hacer más expedita esta enorme y vital necesidad que puede marcar la diferencia entre la derrota y la victoria, no sólo en un batalla, sino de la campaña entera.

Telégrafo mecánico reconstruido.
Telégrafo mecánico reconstruido.

Como decía, la Revolución Francesa nos heredó una inmensa cantidad de legados, el primero de ellos, como ya dije, el inicio de la gesta de independencia en las colonias americanas de la Corona española. El segundo —adivinen— fue el sistema de comunicaciones que al menos hasta mediados del siglo XIX probaría ser el más rápido de cuantos entonces existían: el primer sistema de telegrafía en el mundo, le systeme Chappe.

Dicho sistema (llamado así por su inventor Claude Chappe [1792], y conocido también como “telégrafo de semáforo”, “telégrafo óptico”, “telégrafo napoleónico”, etc.), basaba su funcionamiento en el envío de señales luminosas de un punto distante a otro. Para esto, las estaciones o cabinas telegráficas debían de ser construidas en lugares de altura considerable y estar ubicadas a cierta distancia máxima para que los operadores pudieran distinguir con claridad las señales recibidas y redactar el mensaje o transmitirlo a la estación próxima.

Este sistema consistía de un haz de luz central con al menos dos brazos mecánicos que podían cambiar de posición para dar lugar a 98 combinaciones distintas, las cuales se correspondían con un libro de códigos que contenía una palabra para cada una de las posiciones. La palabra “ejército”, por ejemplo, podía ser la vigésimo cuarta palabra de la página 19, por lo cual el operador enviaría primero una señal para indicar el número 19 de la página en cuestión, y posteriormente la señal del número 24, para indicar la palabra referida. De esta manera, podían enviarse mensajes a lugares distantes en tan sólo unas horas, a los que un correo de posta podría tomarle días en entregar.

Ahora, ¿qué papel jugó este sistema durante la independencia de México? Me centraré en el estado de Veracruz, uno de los cuales, debido por su posición estratégica debido al camino real que conectaba a la ciudad de México con el puerto de Veracruz, fue de gran importancia, y por lo cual debieron de tomarse las providencias necesarias para la correcta defensa de las ciudades más destacadas, así como del camino aludido por su importancia comercial y militar.

Por tal motivo se comisionó en 1816 al brigadier Fernando Miyares y Mancebo para que estableciera un camino militar de la entonces villa de Xalapa al puerto de Veracruz, que considerara algunos emplazamientos importantes, tales como El Encero, Plan del Río, Puente del Rey y La Antigua. Y como un camino militar no sería tal sin la debida vigilancia y prontitud en las comunicaciones, el mencionado señor Miyares ordenó también el establecimiento de cuatro telégrafos para mantener en permanente contacto al cuartel general en Veracruz con el Puente del Rey.[1]

Camino de Xalapa a Veracruz. Ilustración virreinal. Fuente: SOLANO, Francisco, Antonio de Ulloa y la Nueva España.
Camino de Xalapa a Veracruz. Ilustración virreinal. Fuente: SOLANO,
Francisco, Antonio de Ulloa y la Nueva España.

Un mes más tarde (el 18 de febrero) el brigadier mencionó en su correspondencia la construcción de cuatro fuertes que, por su elevación, resultaban ventajosos para la instalación de los telégrafos. Dichos fuertes eran el de El Encero, el de Órdenes Militares (en Plan del Río), el de D. Fernando VII (en el Puente del Rey, hoy Puente Nacional), y el de La Antigua.[2] A estos cuatros aparatos (cuyos diccionarios, tablas y responsabilidad en el manejo correspondían al teniente coronel Manuel Rincón, capitán de zapadores) debían de sumarse la construcción de otros para que quedaran la villa de Xalapa y el puerto de Veracruz comunicados a través de un total seis telégrafos a todo lo largo del camino militar diseñado por Miyares.[3]

Fuerte de órdenes militares (D. Fernando VII) en Plan del Río.
Fuerte de órdenes militares (D. Fernando VII) en Plan del Río.

A pesar de los esfuerzo de Miyares, la instalación de los telégrafos aún no había podido lograrse en toda la extensión del camino militar para finales de 1816, debido a que las mochilas, cajas y equipajes en los que eran transportados (desde La Habana) los materiales necesarios para la construcción de los telégrafos restantes, no habían podido ser enviados debido a la falta de acémilas.[4] Por este motivo, quedó convenido que las señales para la comunicación serían cierto número de cañonazos en diferentes horas y días.

"Ínterin no se establecen los telégrafos, servirán las señales siguientes para entenderse entre sí los puntos, en la forma que abajo se expresa. Los lunes, miércoles y viernes empezará El Encero la señal para que corra a los demás puntos hacia Veracruz, y será en estos días un cañonazo a las doce del día en punto; es de advertir que en este paraje siempre se dispararán sus dos cañones a un tiempo por su corto calibre. Los martes, jueves y sábados empezará en La Antigua hacia al Encero, y se tirará un cañonazo al ponerse el Sol.= El domingo, disparará un cañonazo el Puente del Rey al salir el Sol, y correrá hacia Veracruz y hacia El Encero. Estos avisos asegurarán a los puntos que en sus colaterales no hay novedad. Cualquiera punto que necesite pronto auxilio, disparará dos cañonazos precipitados, y sus colaterales marcharán a dárselo con la fuerza que puedan sin desamparar su punto.[5]"

Aunque parece que el telégrafo pudo instalarse sólo durante una etapa del camino militar, todo indica que a pesar del tiempo transcurrido (para 1821 todavía se habla de la construcción de telégrafos)[6] y de la evidente utilidad de un sistema de comunicaciones tan novedoso y rápido para aquella época, no se hicieron grandes esfuerzos por terminar de instalarlo no obstante los esfuerzos del brigadier Miyares.

Otros factores, como la especialización técnica de los operadores, el costo de instalación y mantenimiento y su inutilidad en días muy nublados o de noches muy cerradas, pudieron haber influenciado para que no se terminara el proyecto. Tal vez podríamos cuestionarnos: ¿la efectividad del ejército realista habría sido mayor de haber contado con tales artefactos? ¿Habría cambiado el rumbo de la guerra (al menos en Veracruz) de haber sido usados como se pretendió desde el principio?

Para darnos una idea de la trayectoria que en ambos sentidos debían de recorrer los mensajes en el camino militar Xalapa – Veracruz, abajo dejo una imagen de la ubicación aproximada de los fuertes en los que supuestamente debieron de ser colocados los telégrafos, y que habrían supuesto un gran avance en la conducción de la guerra y de las operaciones militares debido al aumento en la rapidez de las comunicaciones.

Camino militar Xalapa-Veracruz
Ubicación aproximada en donde debieron de ser colocados los telégrafos.

Como se nota, se tomó en cuenta el correcto distanciamiento que debía de existir entre cada uno de los fuertes pues, si debían de mantener comunicación entre ellos por medio del telégrafo, resultaba indispensable que no se encontraran muy lejos los unos de los otros, con el fin de que los operadores pudieran distinguir claramente las señales luminosas y, por ende, fueran capaces de transmitir los mensajes sin error alguno.

Para finalizar, un par de videos en los que se explica con mayor profundidad el funcionamiento del telégrafo mecánico usado por primera vez durante las guerras napoleónicas:





[1] Fernando Miyares y Mancebo a Francisco Xavier Abadía, inspector general de Indias, Veracruz, 10 de enero de 1816, en ORTIZ Escamilla, Juan, Veracruz en armas: La guerra civil de 1810-1820. Antología de documentos, Comisión Estatal del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana, Xalapa, Veracruz, 2006, pp. 334-340.

[2] Fernando Miyares y Mancebo al virrey de Nueva España, Veracruz, 18 de febrero de 1816, en ORTIZ Escamilla, Juan, Veracruz en armas: La guerra civil de 1810-1820. Antología de documentos, Comisión Estatal del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana, Xalapa, Veracruz, 2006, pp. 350-353.

[3] Fernando Miyares y Mancebo a José Dávila, Veracruz, 8 de abril de 1816, en ORTIZ Escamilla, Juan, Veracruz en armas: La guerra civil de 1810-1820. Antología de documentos, Comisión Estatal del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana, Xalapa, Veracruz, 2006, pp. 360-371.

[4] Juan Ruiz de Apodaca al Marqués de Campo Sagrado, ministro de la Guerra, Xalapa, 1 de septiembre de 1816, en ORTIZ Escamilla, Juan, Veracruz en armas: La guerra civil de 1810-1820. Antología de documentos, Comisión Estatal del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana, Xalapa, Veracruz, 2006, pp. 387-388.

[5] Instrucciones del virrey Juan Ruiz de Apodaca, Xalapa, 31 de Agosto de 1816, en ORTIZ Escamilla, Juan, Veracruz en armas: La guerra civil de 1810-1820. Antología de documentos, Comisión Estatal del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana, Xalapa, Veracruz, 2006, pp. 387-388.

[6] Antonio López de Santa Anna a Agustín de Iturbide, Xalapa, 5 de junio de 1821, en ORTIZ ESCAMILLA, Juan, La guerra por la independencia de México, 1821-1825, Antología de documentos, Comisión Estatal del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana, Xalapa, Veracruz, 2006, pp. 46-48. 

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