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61 personas continúan hospitalizadas por el accidente
Francisco José Garzón, que está en libertad con el cargo de homicidio por imprudencia por la muerte de 79 personas en ese siniestro, acudió hoy ante el juez que investiga el caso para declarar voluntariamente acerca de la llamada que, según la caja negra del tren, recibió en su teléfono de empresa poco antes del accidente.
El reglamento prohíbe la comunicación entre interventor y maquinista a menos que sea una emergencia
La transcripción de la conversación de Garzón parecía dar a entender que el maquinista hablaba con un controlador de la compañía ferroviaria, porque recibía indicaciones del recorrido.
No obstante, hoy declaró que se trata del interventor, que viajaba a bordo, en un vagón de pasajeros y que resultó herido leve en el accidente.
El interventor había declarado previamente como testigo y no había contado su conversación telefónica con el maquinista poco antes del descarrilamiento.
Ante el juez Garzón dijo que no estaba hablando por teléfono en el momento en que el vehículo se salió de la vía, sino que había colgado segundos antes y que la conversación duró en total unos dos minutos.
El conductor relató al magistrado que en este diálogo, efectuado entre teléfonos de empresa, se habló sobre la vía en la que "debía parar" este convoy, que cubría la ruta entre Madrid y Ferrol, al llegar a la estación de Pontedeume.
El tráfico de llamadas, recibido por la policía y entregado al juez, resulta crucial para el juez instructor, Luis Aláez, que ordenó un rastreo al conocer la pérdida del teléfono profesional del conductor.
Según la normativa interna de la compañía el contacto entre interventor y maquinista solo debería haberse hecho en caso de una emergencia, y que la guía de buenas prácticas de Renfe aconseja suprimir las comunicaciones en puntos críticos, salvo que se trate de una incidencia.
Según los datos de las cajas negras, instantes antes del accidente el tren circulaba a 192 kilómetros por hora y tras la activación de un freno por parte del maquinista, se salió de la vía a 163 kilómetros por hora en un lugar en el que el libro de ruta indica que no se puede ir a más de 80.
Por otra parte, 61 pasajeros del tren de Santiago continúan ingresados en los hospitales gallegos, de los que trece permanecen en estado crítico, uno de ellos un niño, según las autoridades locales.
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