Jorge Diaz. Las especulaciones vuelan, los festejos de muchos mexicanos que se sienten agraviados por los abusos; en nuestro país, por parte de los líderes sindicales (y otros tantos poderosos) por tanto tiempo, suenan allende nuestras fronteras. Se brinda hasta con vasos de agua en los noticieros, casas, oficinas, supermercados y hasta puestos de tamales con la consabida frase: “ora sí”.
Lamento aguar la fiesta. Sin quitarle la importancia; la detención de la poderosa corrupta, Elba Esther Gordillo, lideresa vitalicia del SNTE, no significa su encarcelamiento por default. Faltan muchas horas de litigio para verla pagar una condena tras las rejas.
Sus defensores ya perfilan los argumentos en dirección de alegar si los recursos gastados por la Gordillo –aunque fueran ominosos y ofensivos– podrían ser legales; y por otro lado, serán muy quisquillosos al revisar con lupa, si la detención fue apegada al debido proceso (para lo que sirvió el fallo de la SCJN en el caso Cassez)
Pero eso no es todo. En realidad lo que tenemos que preguntarle al gobierno de Peña Nieto, es si esto es la señal de cambio y búsqueda de justicia (caiga quien caiga) tan exigida por nosotros, o sólo es un ajuste de cuentas entre su grupo y el de la que no se cansó de amagar con tronar la reforma educativa.
La verdad sobre la voluntad del nuevo gobierno de poner orden entre los poderosos (sindicales, políticos e iniciativa privada), vendrá en los próximos meses o años. Puede ser sólo una llamarada de petate mediático para mandar la señal de quién manda aquí, lo que significaría el fin del anhelo de justicia para los de a pie; puesto que, enviado el mensaje, la larga fila de corruptos se alinearía a la nueva figura de poder en torno al presidente y todos, sin decir “pío”, cederían una parte de lo que se les reclama y, fin de la historia, lamentable pero posible.
Lo que podría ser el principio de un gran comienzo de esta administración podría terminar como muchas otras historias de los anteriores presidentes; por tanto, recomiendo detener el aplauso y las alabanzas hacia Peña Nieto y seguir de cerca la pista de muchos otros, que como Elba Esther, se han enriquecido y han cometido crímenes a la sombra del poder por décadas.
Es un momento precioso para que la ciudadanía dé un paso adelante y no permita al mandatario y las autoridades, caer en la tentación de pensar que con un poco de circo nos mantendrán contentos. Por lo pronto, reconozco el valor que se tuvo para detenerla y ponerla bajo investigación, pero… espero, esto apenas sea el comienzo, y por mucho que se diga en los medios de comunicación y otros círculos, no conocemos el fin.
email: jorgediaz@live.co.uk
Twitter: @adejorge
Facebook: http://www.facebook.com/JorgeDiazElizondo
Google+: http://gplus.to/JorgeDiazElizondo
Lamento aguar la fiesta. Sin quitarle la importancia; la detención de la poderosa corrupta, Elba Esther Gordillo, lideresa vitalicia del SNTE, no significa su encarcelamiento por default. Faltan muchas horas de litigio para verla pagar una condena tras las rejas.
Sus defensores ya perfilan los argumentos en dirección de alegar si los recursos gastados por la Gordillo –aunque fueran ominosos y ofensivos– podrían ser legales; y por otro lado, serán muy quisquillosos al revisar con lupa, si la detención fue apegada al debido proceso (para lo que sirvió el fallo de la SCJN en el caso Cassez)
Pero eso no es todo. En realidad lo que tenemos que preguntarle al gobierno de Peña Nieto, es si esto es la señal de cambio y búsqueda de justicia (caiga quien caiga) tan exigida por nosotros, o sólo es un ajuste de cuentas entre su grupo y el de la que no se cansó de amagar con tronar la reforma educativa.
La verdad sobre la voluntad del nuevo gobierno de poner orden entre los poderosos (sindicales, políticos e iniciativa privada), vendrá en los próximos meses o años. Puede ser sólo una llamarada de petate mediático para mandar la señal de quién manda aquí, lo que significaría el fin del anhelo de justicia para los de a pie; puesto que, enviado el mensaje, la larga fila de corruptos se alinearía a la nueva figura de poder en torno al presidente y todos, sin decir “pío”, cederían una parte de lo que se les reclama y, fin de la historia, lamentable pero posible.
Lo que podría ser el principio de un gran comienzo de esta administración podría terminar como muchas otras historias de los anteriores presidentes; por tanto, recomiendo detener el aplauso y las alabanzas hacia Peña Nieto y seguir de cerca la pista de muchos otros, que como Elba Esther, se han enriquecido y han cometido crímenes a la sombra del poder por décadas.
Es un momento precioso para que la ciudadanía dé un paso adelante y no permita al mandatario y las autoridades, caer en la tentación de pensar que con un poco de circo nos mantendrán contentos. Por lo pronto, reconozco el valor que se tuvo para detenerla y ponerla bajo investigación, pero… espero, esto apenas sea el comienzo, y por mucho que se diga en los medios de comunicación y otros círculos, no conocemos el fin.
email: jorgediaz@live.co.uk
Twitter: @adejorge
Facebook: http://www.facebook.com/JorgeDiazElizondo
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pareciera que toddos desean que esta señora salga libre de verdad que somos un pueblo incongruente queremos justicia pero tambien queremos que el gobierno haga el ridiculo para decir que son unos pen......... si darnos cuenta que si el gobirno de mexico fracasa o hace el ridiculo todos los mexicanos haremos el ridiculo
ResponderBorrara veces pareciera que los esnayistas y periodistas mas bien parecen reporteros de segunda de un periodico de rancho (tal caso de quien escribe paren el aplauso) no informan solo chismean no son veraces tal parece que desean que las cosas sigan como estan se de ensayistas y periodistas y reporteros que venden su pluma espero y espero que el Señor del aplauso no sea el caso mexico es un gran pais y necesita cambiar como cualquier ente vivo debe sumar y ya es la hora de hacerlo.
ResponderBorrarayudadedios@yahoo.com